jueves, 21 de junio de 2018

12 HOMBRES SIN PIEDAD

Tras seis días de proceso en que se juzga a un joven por homicidio en primer grado, el juez señala a los miembros del jurado que ha llegado el momento de las deliberaciones, haciéndoles ver que un hombre murió y está en juego la vida de otro, pidiéndoles que si albergan algún tipo de duda razonable deberán declarar la inocencia, ya que si el veredicto es de culpabilidad conllevará necesariamente su condena a muerte, debiendo ser, en todo caso, un veredicto unánime.
En manos de los doce miembros del jurado está la vida de un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto.
En medio de un ambiente caluroso, con el ventilador que no funciona y encerrados bajo llave en la sala donde deben deliberar, se establece un debate entre todos los miembros del jurado en el que cada cual expone sus tesis y suposiciones que van desde las relaciones que tenían padre e hijo, hasta el arma con el que presuntamente se cometió el crimen, una navaja peculiar, con un mago tallado, que varias personas, entre ellas sus amigos, vieron en poder del chico, un muchacho cuya infancia, por otra parte, no fue en absoluto feliz y que que solo ha recibido patadas de la vida, pues vivió en un orfanato tras la muerte de su madre cuando tenía solo 9 años, mientras su padre estaba encarcelado por falsificar dinero.


El guión, de Reginald Rose, está basado en una idea de él mismo que, antes había escrito para un programa de televisión.
Es el primer largometraje de Sidney Lumet, que tenía ya experiencia en la pequeña pantalla, motivo por el cual, Henry Fonda, que además de protagonista, era productor de la película, le pidió personalmente que se hiciera cargo de la realización del proyecto.


Cuántas veces hemos visto películas de acción, o con bellas imágenes, o magníficamente interpretadas, que nos han dejado fríos e incluso nos han llegado a aburrir.
Aquí tenemos un film de hora y media que, salvo tres minutos, está rodado en una habitación, con doce personajes encerrados en ella y donde todo se desarrolla a base de conversaciones y de gestos de los actores, que consigue concitar nuestro interés, sin que en ningún instante nos aceche la sensación de tedio.
¿Qué tiene para hacer posible esto? Pues una historia interesante, con unos planteamientos certeros a los que se añaden variantes no menos acertadas y en los momentos precisos que elevan de nuevo el interés del relato. Además unos diálogos brillantes y unas interpretaciones muy acertadas de actores bien elegidos para cada uno de los papeles.
Se crea un ambiente aún más claustrofóbico y agobiante de lo que ya de por sí aporta un escenario relativamente reducido, por medio de la sensación de calor que palpamos, no sólo por que lo dicen los intérpretes, sino porque lo vemos en el sudor de sus ropas y queda remarcado a través de detalles como el ventilador, que no funciona, o las ventanas que se atascan al abrirlas.
Si se mira con lupa, hay cosas en el guión que son interesadas, como esas "novedades" que se van introduciendo y cuyos detalles pasaron desapercibidos en el juicio y que, en opinión de los expertos, no hubieran sido aceptadas por un juez para que el jurado las tuviera en cuenta, porque ha de juzgar hechos probados en la vista y no apreciaciones posteriores que sean señaladas por un miembro del jurado.


Pero todo eso, da un poco igual, porque lo que el film pretende es otra cosa, no es tanto una representación del sistema judicial norteamericano, como un retrato de caracteres, tan bien definidos en cada uno de los personajes y, sobre todo, uno de los alegatos más efectivos que se hayan podido hacer contra la pena de muerte, en el que queda patente el peligro real de una decisión precipitada, que produce un daño irreparable y a la que algunas veces se llega por prejuicios previos en los que se valora la extracción social o la raza del acusado, por ejemplo, antes que los hechos probados (en el relato original se nos dice que el acusado es de origen hispano, algo que en el film queda obviado).
Una gran película y, para muchos, el mejor drama judicial de la historia del cine. Desde luego, si no lo es, está entre los mejores.




4 comentarios:

  1. Una gran película sin duda alguna, además creo que se han hecho otras versiones, tanto en teatro como en televisión, pero como esta ninguna.

    Salud Trecce.

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    1. TVE puso en pantalla un programa del mítico "Estudio 1" en 1973, que ha pasado a la historia del teatro televisivo en España.

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  2. Muy acertado tu análisis de una película estupenda, un clásico. La versión española de tv es otro hito.

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    1. No he mencionado el mítico "Estudio 1" de TVE, para no extenderme demasiado, porque podría escribir sobre aquel programa y no acabar, pero a los que ya tenemos cierta edad, la lista de actores de aquel programa, nos invita a hacer una reverencia de noventa grados..

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