Séptimo libro de la saga protagonizada por Harry Hole, el peculiar detective de la policía de Oslo, huraño, alcohólico intermitente, con dificultades para relacionarse con los demás y muy involucrado con su trabajo del que es incapaz de deslindar su vida privada.
La historia transcurre en 2004, aunque hay un pequeño capítulo introductorio de unos hechos ocurridos veinte años atrás, que el lector verá relacionados con la trama principal, casi al final del libro.
Jonas, un niño, descubre una mañana que el muñeco de nieve que alguien ajeno a la familia ha modelado con la nieve de su jardín, lleva puesta la bufanda preferida de su madre, que ha desparecido sin dejar rastro. Harry Hole y su equipo se harán cargo de la investigación tras descubrir que un número anormalmente significativo de esposas y madres ha desaparecido en los últimos años en parecidas circunstancias a las de la madre de Jonas. Hay detalles que relacionan todos los casos, como que no existen motivos aparentes para las desapariciones, que está bastante claro que no han sido fugas planeadas, puesto que no se han llevado pertenencias y tampoco han dado señales de vida posteriores, aunque solo sea para tranquilizar a la familia diciéndoles que no van a volver pero que están bien. Todo parece indicar que las desapariciones están relacionados, pero no aparece ningún cadáver. Poco después desaparece una segunda mujer y las peores sospechas de Harry parecen confirmarse: se enfrenta a un asesino en serie que opera en su ciudad.
Con muchas referencias a la música, el cine o la cultura, la historia recuerda, en muchos momentos, a los relatos americanos del género, con un final espectacular que parecía estar pidiendo a gritos una adaptación cinematográfica, algo que al final se ha producido, en una película que se estrenará este año en España.
Jo Nesbø va introduciendo diferentes subtramas en las que están involucrados toda una panoplia de personajes que se nos presentan bien como sospechosos o bien como víctimas potenciales o reales del que ya parece claro es un asesino en serie, entre ellos la propia esposa del protagonista —Rakel—, su hijo adoptivo —Oleg, con el que Harry mantiene una estrecha relación— o su nueva compañera de trabajo, Katrine Bratt, una joven que en muchos aspectos parece una versión femenina del propio inspector.
Al final todo va encajando hasta desembocar en un final quizá diferido en exceso y para llegar al cual, a mí me ha parecido que el autor abusa un poco del recurso del falso culpable, pues hasta en dos ocasiones creemos que ha sido desenmascarado, para a continuación ir estirando el enredo.
De cualquier modo estamos ante una novela con un inteligente argumento y que nos depara entretenimiento constante con algunos diálogos muy sabrosos.
No la he leído pero sí otras muchas del autor sobre el personaje de Harry Hole. Y siempre me he entretenido mucho con esas tramas, aunque el ritmo es el habitual en los novelistas nórdicos : lento.
ResponderEliminarAl menos Nesbø merece la pena, porque desde el éxito de Millenium, nos han colado a algunos autores nórdicos que, la verdad, dejan qué desear.
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