martes, 31 de enero de 2017

HEMINGWAY Y DOS PASSOS, UNA AMISTAD ENTERRADA POR UNA TRAGEDIA

La tragedia de un hombre, acabó con la amistad de estos dos literatos norteamericanos, un suceso que tuvo como telón de fondo la Guerra Civil Española y un nombre propio: José Robles Pazos, un intelectual español, profesor de lengua española en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.
Robles, un hombre educado en la Institución Libre de Enseñanza, solía pasar las vacaciones estivales en España, junto a su familia, su esposa, Márgara Villegas y sus pequeños hijos Francisco y Margarita.
En el verano de 1936, le sorprende el estallido de la Guerra Civil y solicita permiso a su Universidad para quedarse en España. Se quedó en Madrid para echar una mano a la república y, como conocía el inglés y el francés a la perfección y tenía nociones de ruso, le asignaron, como intérprete al general Vladimir Gorev.
En noviembre del 36, viaja a Valencia para trabajar como traductor en la embajada rusa del hotel Metropol, pero allí, inexplicablemente, fue arrestado por hombres de PCE y de los servicios secretos rusos, acusado de espionaje y traición. Su esposa sólo pudo verle dos veces en la cárcel de extranjeros. Después desapareció.
Al parecer, el crimen de José era que sabía demasiado y conocía la confrontación política que se avecinaba en el gobierno republicano y sobre los aterradores procesos de Moscú y los planes de Stalin para trasladar aquella represión a Barcelona contra los anarquistas y los seguidores de Andreu Nin.
John Dos Passos, amigo personal de Robles, que había traducido al castellano su Manhattan Transfer, visitó España y removió despachos y cloacas conmovido por la desaparición de su amigo, para averiguar, al menos, lo que había ocurrido.
Dos Passos, después de aquello, nunca volvió a ser aquel izquierdista radical e ilusionado que denunciaba las miserias de su país y que había querido cambiar el mundo empezando por España. Cuando llegó a Estados Unidos, declaró que el Kremlin había envenenado la causa española por la libertad con su maldita maquinaria política, sus secretos métodos jesuíticos y la caza de brujas contra los trotskistas.
Ernest Hemingway, también presente en España en la misma época, burlándose de los escrúpulos de Dos Passos, justificó la muerte de Robles y, con otras palabras, dio a entender aquello tan socorrido de que algo habría hecho, para que los soviéticos que tanto habían ayudado a la causa republicana, acabaran con él.
Aquello supuso la ruptura de la amistad que hasta entonces hubo entre los dos escritores estadounidenses.



lunes, 30 de enero de 2017

LA CELESTINA

Calisto (Juan Diego Botto), un joven hacendado, de carácter impulsivo y buena presencia, perteneciente a la nobleza, se enamora perdidamente de Melibea (Penélope Cruz), una adolescente hija de un rico comerciante.
Los padres de Melibea proyectan para ella un matrimonio que consideren conveniente, pero en sus planes no entra Calisto, así que este, llevado por la pasión que le mantiene en un estado de permanente agitación, se deja llevar por el consejo de su criado Sempronio (Nancho Novo), que le pone en contacto con Celestina (Terele Pávez), una alcahueta con fama de hechicera, para conseguir el amor de Melibea.
Otro criado de Calisto, Pármeno (Jordi Mollà), sospecha de la vieja, porque conoce sus trucos y su siniestra reputación, ya que sirvió en su casa siendo niño.
Celestina logra convencer a Melibea del amor que siente por ella Calisto y concierta una cita entre ambos y para pagar sus servicios, Calisto entrega a la vieja una costosa cadena de oro que desata las disputas entre Celestina y los dos criados de Calisto, que pretenden cobrarse su parte en el enredo.
Una dramática sucesión de acontecimientos se produce y todo el asunto se escapa del control de sus protagonistas para devenir en tragedia.


Adaptación de la famosa novela de Fernando de Rojas, una de las cumbres de la literatura castellana.
El guión corrió a cargo de Rafael Azcona.


La película está bien ambientada y con adecuadas localizaciones en exteriores. Si algo tenemos en abundancia en este país, son lugares que se adecuen a este tipo de películas.
La música, elegida por el propio realizados, Gerado Vera, entre piezas clásicas del renacimiento, no siempre queda muy acorde con la acción y además, en algunos pasajes, suena estridente y un tanto repetitiva.
En algunas secuencias se repiten diálogos enteros extraídos del libro.


Las actuaciones están a tono con la mediocridad de la adaptación, sobre todo las de los dos protagonistas que son sencillamente malas. Quizá podamos salvar a Terele Pávez en su papel de Celestina y un poco a Maribel Verdú. Los dos criados de Calisto, interpretados por Mollá y Novo, se zampan a este literalmente en las escenas que comparten.




viernes, 27 de enero de 2017

EL ÚLTIMO VIAJE DE ROBERT RYLANDS

Juan Noguera (Gary Piquer) es un joven profesor de español que se muda una temporada a Oxford para impartir un curso de literatura española en su prestigiosa universidad. Juan se hospeda en la casa de la hermana de su gran amigo Alfred Cromer (Ben Cross), que vive con su pequeña hija. Su llegada al campus coincide con el retorno a la ciudad tras diez años fuera del también profesor Robert Rylands (William Franklyn), un hombre polémico del que la familia de Cromer no guarda buenos recuerdos. Muchas cosas van a cambiar en el entorno de Juan... Y muchos secretos del pasado van a salir a la luz.
El guión adapta libremente la novela de Javier Marías "Todas las almas", adaptación que sentó tan mal al autor que presentó una demanda en los tribunales, consiguiendo que su nombre y el de su novela desapareciera de los títulos de crédito tras diez años de litigio.
Se trata de la segunda película de Gracia Querejeta y está estéticamente muy cuidada. La fotografía es una delicia y tanto los interiores como los exteriores del Oxford que retrata son espléndidos, así como el melancólico y romántico uso de la luz.


Nos hallamos ante un film peculiar, de esos que algunas veces se califican de intelectuales, con todas las connotaciones que esto conlleva. No es extraño que para algunos espectadores haya resultado una película incomprensible y aburrida. Incomprensible no porque no se entienda lo que dice, sino porque puede parecer absurdo su planteamiento y aburrida, porque su discurrir es lento, en la pretendida pretensión de darle un cierto tono poético y reflexivo que yo no estoy muy seguro que consiga, como otras de las cosas que seguramente buscaba Gracia con esta polémica y libre adaptación.
Pienso que en algunos momentos, sobre todo al principio, pierde interés y despista al espectador y, aunque en el tramo central se vuelve más interesante, corre el peligro de haber perdido definitivamente ese interés de quien la está viendo.
Yo me he debatido entre cierta fascinación, sobre todo por algunas composiciones y movimientos de cámara y un cierto desasosiego porque me daba la impresión de que se debilita periódicamente el pulso de la narración.
Me han resultado muy agradables e interesantes las secuencias en que interviene la niña (Perdita Weeks), en una interpretación absolutamente encantadora, y el tratamiento que da a algunos personajes, seres perdidos que aparentan fortaleza e independencia, pero en el fondo están asustados y deseando la compañía y el amparo de otros, sin atreverse a pedirlo por un mal entendido orgullo o por miedo al rechazo, pero incluso en este aspecto, pasa de momentos interesantes a otros de indefinición al retratar los caracteres.
La película está llena de sugerencias, algo que hace que no guste a quienes esperan que todo se les de masticado, entre esas sugerencias está la probable relación homosexual que dos de los protagonistas tuvieron en el pasado.
El film está interpretado por actores británicos, y aquí incluímos también al español de padre escocés Gary Piquer, ya que es totalmente bilingüe y de hecho su carrera se ha desarrollado indistintamente en España, EE.UU. y Reino Unido.




jueves, 26 de enero de 2017

NOVIO A LA VISTA

En la España de 1918, Enrique García Hurtado (Jorge Vico) y Loli (Josette Arno) son dos adolescentes enamorados que, una vez concluido el curso académico, se disponen a pasar el verano junto a sus acomodadas familias en un agradable lugar de recreo a orillas del mar. Una vez allí, los jóvenes viven entregados a los juegos de pandilla y, en el caso de Enrique, al repaso de las asignaturas que le quedaron pendientes. Por su parte, la madre de Loli ha puesto sus ojos en Federico Villanueva (José María Rodero), un joven ingeniero perteneciente a una familia de clase alta que goza de una gran popularidad en el lugar, pues representa un buen partido para su hija, cuyos atributos de mujer ya han comenzado a despuntar. Desde ese instante, la madre, hace todo lo posible por formalizar dicha relación, obligando a su hija a pasar largos ratos en compañía de tan preciado personaje.
Pero los amigos y amigas de Loli, incluido el propio Enrique, no se resignan a sufrir una baja en el grupo y deciden rebelarse contra los adultos, raptando, con su consentimiento, a la muchacha. Tras instalarse en una loma próxima, reciben el embate de sus familias, organizadas a modo de columna militar, y se libra una ingenua batalla a base de piñas y artefactos pirotécnicos. Cuando el verano acaba, todo parece solucionado. Sin embargo, las cosas ya no vuelven a ser como antes y Loli, secretamente halagada por el ingeniero, se decanta definitivamente por este relamido pretendiente mientras Enrique es suspendido de nuevo por su ignorancia en materia del imperio austro-húngaro.


De algún modo, el éxito de Bienvenido, Mister Marshall eclipsó el siguiente largometraje de Berlanga, del que, por cierto, éste no quiso volver a saber nada durante años y años, hasta que, en un homenaje que se le tributó, se proyectó la película y, tras verla de nueva, aseguró que estaba orgulloso de ella, porque le pareció que tenía buena factura y resultaba divertida, a pesar de que algunas secuencias se habían quedado un poco ñoñas, pero algunos gags seguían (y siguen, en mi opinión) siendo modernos y actuales. La película fue tratada con cierto desdén por la prensa en general y algunos críticos en particular que llegaron a acusarla de ser un plagio de "Las vacaciones de Mr. Hulot", de Jacques Tati, algo que Berlanga siempre negó.


Basada en un texto de Edgar Neville, que participó en la elaboración del guión, junto al propio Berlanga, José Luis Colina y Juan Antonio Bardem y cuya acción transcurría en la sierra madrileña, pero Berlanga trasladó a sus amadas playas levantinas, es una película que nos habla del abandono de la infancia para pasar a ser adulto y del mundo de ingenuidad en que viven los niños y adolescentes que ellos se niegan a abandonar porque saben que la vida que les espera es mucho más aburrida. Todo esto les lleva a enfrentarse con los adultos, alguno de los cuales, llegará a hacer causa común con ellos.
El film, una película coral, como tantas del autor, nos permite también, ver a una amplísima panoplia de secundarios españoles de la época, algunos de ellos aún jovencitos y no está exenta de una cierta crítica a un determinado tipo de sociedad. Incluso Berlanga logra colar alguna cosilla que se le pasaron a la censura (Es el momento de que la sociedad civil asuma el mando, dice uno de los personajes).
Es una película que resulta divertida a pesar del tono de ingenuidad en el que transcurren algunas de sus escenas.
Una anécdota: Se trata de una coproducción hispano-francesa y al parecer, para el papel de Loli, la protagonista, se barajaban dos nombres, el de Josette Arno, que fue la elegida y que al final, este fue el papel más destacado de su carrera y otra jovencita desconocida que quedó descartada, se llamaba Brigitte Bardot.




miércoles, 25 de enero de 2017

EL PERRO DEL HORTELANO

Diana, condesa de Belflor (Emma Suárez), es una joven atractiva, imaginativa, perspicaz, impulsiva y voluble que se siente atraída por su secretario Teodoro (Carmelo Gómez). Una atracción que ella convierte en amor al enterarse de que se ha prometido con Marcela (Ana Duato), dama que también está a su servicio. Llena de envidia y celos al conocer las relaciones amorosas de sus subordinados, comunica su pasión a Teodoro y éste, que tampoco es indiferente a Diana y a su título, rompe con Marcela. A los pocos días Diana recibe a dos pretendientes pertenecientes a la nobleza entre los que escogerá a su futuro esposo. Al verse rechazado Teodoro trata de reconciliarse con Marcela, pero al verlos de nuevo juntos, Diana le da a entender a Teodoro que le sigue queriendo. Teodoro, ayudado por su lacayo Tristán (Fernando Conde) trama un plan para poner en su sitio a Diana que como reconoce Teodoro no quiere que sea suyo ni de nadie, como el perro del hortelano, que ni come las berzas, ni las deja comer.
El film es una adaptación cinematográfica de la famosa obra de Lope de Vega, escrita en 1613, sobre una historia de amor y celos ambientada en el Nápoles renacentista. De hecho, la realizadora, con motivo de su estreno, declaró que no se trataba de una adaptación libre, sino que adaptaba, tal cual, la obra teatral al cine, respetando incluso el verso y el habla de la época.
Pilar Miró se preguntaba: "No sé por qué no se ha hecho antes. Unimos el Siglo de Oro a un ‘tocho’; tenemos muchos prejuicios, sobre todo con la nuestro. El problema es un absoluto desconocimiento, el desprecio que nosotros tenemos a nuestra cultura popular".


La película es un proyecto muy personal de Pilar Miró que tenía el guión acabado desde un año antes de iniciar el rodaje, pero pasó por dificultades sin cuento para encontrar financiación para su film.
Pilar estaba encabezonada (en el mejor sentido del término) con su película que a punto estuvo de no terminarse nunca, hasta que una especie de comité salvación, encabezado por Enrique Cerezo, puso el dinero para acabarla tras muchos meses parada a mitad de rodaje.
Se rodó en Portugal, en varias localizaciones, entre ellas el palacio lisboeta de Fronteira, con sus románticos jardines donde abundan los azulejos, las fuentes, las esculturas y deliciosos rincones semi-ocultos, de los que la película sabe sacar partido.


El film fue un proyecto arriesgado que, no obstante, no tuvo malos rendimientos de taquilla, con buenas actuaciones, de las que yo me quedo con las de los secundarios, sobre todo Fernando Conde, cuyo dominio de la expresión y del verso le hace muy adecuado para el papel de criado del protagonista.
Un film entretenido, con una llamativa y colorista puesta en escena que hace un intento de rescate de nuestros clásicos, muy digna, por cuya iniciativa ya merece nuestro aplauso.




martes, 24 de enero de 2017

FALCÓ

A estas alturas, son muchos los que han visto en el protagonista de esta nueva novela del prolífico académico de la Real, un Alatriste redivivo, puesto al día, más cercano a los tiempos actuales, pero en la línea del capitán de los tercios, el personaje más conocido de Don Arturo hasta el momento.
Falcó es una novela de acción, que mezcla los típicos argumentos de la literatura de espías con un toque de noir y todo ello envuelto en unos hechos históricos que, como se advierte previamente al lector, no son respetados de manera literal, sino que el autor novela sobre esa base de personajes y hechos reales, modificando situaciones o dando por buenas otras que no se sabe si fueron así o no, hasta dar con el relato que pretende.
Pérez-Reverte se desenvuelve bien en este panorama, con un protagonista que tiene ese aire canalla que es lo que le aleja de algunos de los prototipos del género (el más conocido, James Bond) y le acerca a otros que pueblan algunas novelas que no son de espías, sino policiacas, como algunos de los relatos más conocidos de las series negras norteamericanas.
Lorenzo Falcó es un buscavidas que se mete en líos pero que tiene suerte para salir de ellos, en parte gracias a su instinto y en parte porque cae bien a cierto tipo de gente, a su jefe, que le sacó de una situación comprometida y le reclutó para los servicios de inteligencia de los golpistas que derribaron la República. Falcó también tiene éxito entre las mujeres, quizá esta parte de mujeriego, casi chuloputas, es la que menos me ha convencido por el abuso que, a mi juicio, hace de esta faceta el autor, parece que Falcó se va acostando con la primera que se pone a tiro y que hay una abundancia de este tipo de mujeres que a mí me pareció un poco exagerado.
A diferencia de Alatriste, que está amargado porque ha visto sus ideales traicionados, Falcó no tiene ideales, es un oportunista que, como mucho, obedece a cierto tipo de lealtades, esas que se dan entre quienes no las tienen (hampones, mafiosos, asesinos, trileros...), es decir que, como mucho, es leal a quien le ayuda, todo dentro de unos límites, pero no le importa dejar tirado a cualquiera cuando se lo ordenan o cuando hay que elegir entre su pellejo y el de otros.
La novela del autor cartagenero se desarrolla en los primeros meses de la Guerra Civil, cuando el cuartel general de Franco está establecido en Salamanca y por presiones de sus partidarios, desde los servicios secretos se organiza el rescate del líder de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, encarcelado por el gobierno legítimo en la prisión provincial de Alicante.
Falcó es enviado hasta allí, atravesando las líneas del frente, para coordinar el operativo en el que intervendrán tres falangistas de Cartagena, los hermanos Montero (Ginés y Caridad) y Eva Rengel. Cuando todo esté preparado y en día y hora convenidos, un pequeño grupo de falangistas, será desembarcado desde un submarino alemán y se unirá a los de tierra, reforzados por unos pocos más falangistas que serán los encargados de llevar los medios de transporte.
Pérez-Reverte, como queda dicho, mezcla realidad y ficción, se basa en los intentos reales que existieron de liberar a José Antonio, quizá el más conocido el protagonizado por los falangistas de la Vega Baja del Segura que, procedentes de los pueblos de Rafal, Orihuela, Callosa del Segura y Huerta de Orihuela, fracasaron y fueron detenidos o lograron escapar para ir cayendo la mayoría de ellos gracias a las listas de afiliados requisadas por el Frente Popular.
También hay otra cosa real que aparece en la novela, el comentario del poco interés de Franco por rescatar a José Antonio y es que entonces (y después de acabada la guerra), en ciertos sectores de Falange, se comentaba sotto voce, que al Caudillo le convenía más que José Antonio fuera fusilado.
Pérez-Reverte deja ver en la novela su preferencia, tantas veces demostrada en sus artículos periodísticos, por ese tipo de hombre bragado e idealista que se mueve por principios y no por intereses, en las páginas del libro, una vez y otra, se ensalza a los falangistas que están en el frente y se denigra a los emboscados de Salamanca que se dedican a conspiraciones de salón; a"limpiar" de elementos afectos afectos a la República, la nueva España que pretenden construír; y a lucir uniformes, camisas azules de encargo y botas bien lustradas en las reuniones sociales. Y lo mismo hace con los del otro lado, por un lado los que se la están jugando en el frente defendiendo los valores de una democracia que ven amenazada y, por otro, la sarta de aprovechados que se han quedado a 300 kilómetros de la línea de fuego, ajustando cuentas personales, saqueando o pavoneándose con el mauser en bandolera, como lo que son, matones de barrio disfrazados de anarquista, comunista o lo que convenga.
Buenas descripciones, como nos tiene acostumbrados el autor, acción trepidante y alguna sorpresa final (que no lo es tanto), para una novela entretenida en la línea de lo que nos tiene acostumbrados Pérez-Reverte.



lunes, 23 de enero de 2017

EL PACIENTE INGLÉS

Finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Un hombre herido viaja en un convoy sanitario por una carretera italiana, pero su estado es tan grave que tiene que quedarse en un monasterio deshabitado y semiderruido, donde se encarga de cuidarlo Hana (Juliette Binoche), una enfermera canadiense. Aunque su cuerpo está totalmente quemado a consecuencia de un accidente sufrido en África, tiene todavía ánimo para contarle a Hana la trágica historia de su vida.
Hasta allí llegarán también un canadiense pintoresco llamado David Caravaggio (Willem Dafoe) -amigo del padre de Hana, ladrón y espía- y un joven sij, voluntario en el ejército inglés, especializado en la espeluznante tarea de desactivar minas y bombas que no han estallado.
La narración va arrojando luces sobre el pasado de sus personajes. Son débiles y sumarias en cuanto respecta a Hana, a Caravaggio y a "Kip" (Naveen Andrews), apodo con que se conoce al muchacho; son más ricas en lo tocante al inglés . Del teniente sij, lo principal es el aprendizaje de su arriesgada y heroica tarea; del inglés, en cambio, se averigua su pasado de explorador y de científico, de miembro de una especie de fraternidad que en los años veinte y treinta se dedicaba a explorar los desiertos del norte de África y a seguir la búsqueda de los lugares mencionados en su Historia por Herodoto. Pero -la duda la plantea, con su mentalidad de espía, Caravaggio- ¿es inglés el "inglés"? ¿No será acaso un viajero húngaro que se educó en Inglaterra y hablaba el inglés a la perfección, pero que en la guerra se había puesto del lado de los alemanes y le había servido de guía al propio mariscal Rommel?


El guión adapta la novela del mismo título del canadiense de origen cingalés, Michael Ondaatje, publicada en 1992. El propio realizador, Anthony Minghella, pasó dos años elaborándolo.


La banda sonora de Gabriel Yared, trata de ilustrar la complejidad de la trama, con la guerra de por medio, pero también historias de amor y una variedad absoluta de personajes y el origen de los mismos (ingleses, norteamericanos, un húngaro, un indio, canadienses...), incluye melodías húngaras, cantadas por Márta Sébestyén; algunos solos de piano como el aria de las “Variaciones Goldberg” de J.S.Bach, que vemos interpretar en una inolvidable escena a Juliette Binoche (en realidad la interpretaba la pianista Julie Steinberg); las dos versiones de “Cheek to cheek” (la de Fred Astaire y la de Ella Fitzgerald), o las “Wang Wang Blues” y “One o’clock jump” de Benny Goodman, pequeñas joyas del momento, que hacían olvidar por unos minutos el terror que se vivía en esos años de guerra.


La bellísima fotografía de John Seale, con espectaculares imágenes del desierto, remarca los dos ambientes distintos que se viven en la película, el de los recuerdos en Egipto, con colores cálidos, y el del presente en el monasterio italiano, con colores más fríos.
El elenco interpretativo es casi perfecto, no hay ninguno que desentone, consiguiendo cada cual una brillante interpretación. Ralph Fiennes es Laszlo de Almásy, el paciente desfigurado en fase terminal que rememora su historia de amor. El actor inglés está perfecto como el personaje, creando un galán en su memoria para luego pasar a ser un ser torturado por la perdida de su amada. La bella Juliette Binoche consigue conquistarnos con su Hana, la enfermera. Kristin Scott Thomas es Katherine, la amada del protagonista, una mujer casada que vive un adulterio. Scott Thomas consigue crear un personaje algo frió, ideal para conseguir cierta dualidad con el de Hana y conquistar al inconquistable Almásy. El gran Willem Dafoe es Caravaggio, el espía marcado por la tortura física y psicológica a la que le sometieron los alemanes que le obliga tomar drogas para soportar el dolor y que llega al convento en busca de venganza. Colin Firth es Geoffrey Clifton, el esposo de Katherine, un hombre que sirve a Inglaterra fielmente y que ama a su mujer, en quien descubre la marca de la traición. Naveen Andrews es Kip, el zapador que vive con Hana un breve romance.


La película acabó siendo un éxito y arrasó en los Oscars de 1996 al llevarse nueve estatuillas (Mejor Película, Dirección, Actriz Secundaria -Binoche- Música, Fotografía, Dirección Artística, Montaje, Vestuario y Sonido), aunque a algunos les pareció excesivo y es que este film no es calibrado igual por todos, para algunos es aburrido lo que para otros es el lento discurrir de la película, como si fuera poesía en imágenes que nos acerca a estas vidas ruinosas de amores trágicos.
Hay en sus imágenes una poesía viva, un lirismo cinematográfico inolvidable. Es innegable que Anthony Minghella creó con este film una verdadera obra de arte.




viernes, 20 de enero de 2017

BWANA

Antonio (Andrés Pajares) es un hombre sencillo que se gana la vida como taxista. Para salir de la rutina, decide marcharse a una playa de Almería con su mujer, Dori (María Barranco), y sus dos hijos. Su intención es pasar un día agradable y recoger coquinas. Sin embargo, en su tranquilo paseo irrumpe un personaje muy distinto a ellos. Se llama Ombasi (Emilio Buale) y es africano. Como tantos otros, ha cruzado el Estrecho en patera huyendo de la miseria de su país, pero en el difícil trayecto el amigo que le acompañaba ha perdido la vida. Cuando el matrimonio descubre el cuerpo sin vida del joven se alarma y, aunque los dos tienen muchos prejuicios raciales, las circunstancias les impulsan a ayudar al indefenso inmigrante, que ni siquiera habla español. Las cosas no pueden ir peor: el coche de la pareja no arranca, pues Antonio ha perdido la bujía que le quitó para que no se lo robaran, así que no les queda más remedio que pasar la noche junto a Ombasi que, mucho más experimentado que ellos en la supervivencia, ha logrado encender un fuego que les preserva del frío nocturno. A la mañana siguiente, el encuentro con una banda de skinheads y unos contrabandistas darán un vuelco a la vida del grupo.
El guión adapta la obra teatral "La Mirada del Hombre Oscuro" de Ignacio del Moral.


Es una lástima que una buena idea esté absolutamente mal desarrollada y peor presentada.
Nadie con un mínimo de conciencia solidaria va a poner en duda el drama de esta gente, seres humanos como nosotros, que recorre kilómetros y kilómetros en su África natal y acaba cruzando el estrecho en patera, bien muriendo en el intento, bien llegando a unas costas donde van a ser recibidos con recelo.
Pero ya lo hemos indicado al comentar algún otro film, no vale hablar de estas cosas, por muy trascendentales que sean, a cualquier precio bajo el argumento de que hay que concienciar al personal y difundir estas trágicas historias. Hay que ser un poco serios y aquí nos presentan a unos españoles de un nivel cultural, no ya bajo, sino inexistente. No creo que haya nadie por ahí que piense que un negro africano recién llegado, no sabe hablar español porque los africanos son muy brutos, y algo así es lo que dice María Barranco en una de las escenas.
Es solo un ejemplo de las tonterías que va enlazando la película, una tras otra, con diálogos pésimos y situaciones delirantes por lo mal traídas que están, todo ello para llegar a un final que es un compendio de torpezas. Esta escena última, es de lo peor que he visto en la pantalla.




jueves, 19 de enero de 2017

EL GOLPE

Dos estafadores, uno joven y otro experimentado, trazan un plan para vengar a un amigo común asesinado por un capo mafioso. Un numeroso grupo de amigos del difunto, les ayudarán a conseguir su objetivo.
David S. Ward se inspiró para escribir el guión, en las hazañas reales de los hermanos Charley y Fred Gondorf, cuyas experiencias culminaron en una estafa similar a la que se muestra en la película. Marvin Hamlisch recibió el encargo de adaptar la música de Scott Joplin para la banda sonora de la película. Al principio, Hamlisch se mostró reticente, se consideraba un creador y nunca había hecho adaptaciones, pero enseguida se dio cuenta del potencial que encerraban las melodías de Joplin y aceptó.
A lo largo del film, se muestran una especie de tarjetas que anuncian los cambios de escena, estas tarjetas, con delicados dibujos, fueron creadas por Jaroslav Gebr y recordaban a las viejas ilustraciones del Saturday Evening Post, una publicación muy popular en los años 30.
La película, en general, está muy cuidada en cuanto a la ambientación y también en los detalles, Robert Surtees, el director de fotografía se inclinó por dar a los fotogramas tonos sepias y marrones para tratar de revivir el entorno de los 30.
El vestuario fue diseñado por Edith Head que, cuando recogió el último de los ocho Oscar de su carrera, ganado por este film, dijo: Imagínense lo que supone vestir a los dos hombres más guapos del mundo y que encima te den un premio.


El golpe siempre ha sido una de mis películas preferidas, podría estar viéndola cada poco, sin cansarme y es que es uno de esos pocos films que resultan perfectos, con un guión redondo, un ritmo sin demasiados altibajos que se ve animado por un par de persecuciones muy bien rodadas, un director que lleva la batuta con mano maestra, un final espléndido, una música de esas que recuerdas y un elenco de actores maravilloso, secundarios incluídos, pues muchos de ellos tienen su pequeño (o gran) momento en la película y lo hacen estupendamente.
George Roy Hill, volvió a reunir a Newman y Redford que lograron dos de sus mejores actuaciones y es que lo tenían todo, buenos intérpretes y además guapos.
Una película de esas que no se olvidan y que siempre vuelves a ver con agrado.




miércoles, 18 de enero de 2017

LA LA LAND

Mia (Emma Stone) es una aspirante a actriz que trabaja como camarera en Los Ángeles a donde ha ido a vivir con el objetivo de abrirse camino en su sueño profesional.
Sebastian (Ryan Gosling), es un músico de jazz que sobrevive gracias a actuaciones en cócteles y bares de poca categoría.
Para ella, el sueño de Hollywood, convertirse en una estrella de cine. Para él, el jazz más puro, mantener vivo un género agonizante. Ella es pizpireta, optimista y con un gran sentido del humor. Él es introvertido, quisquilloso, extremadamente talentoso pero también egocéntrico y engreído.
Ambos trabajan duro para conseguir esos objetivos, pero se ven obligados a tomar decisiones que amenazan con rasgar la frágil tela de su amor, y la ambición de ambos por llegar a la cima, supondrá un obstáculo para el futuro de su relación, ya que además, piensan que para llegar a la excelencia hay que volcarse plenamente, aunque suponga dejar de lado otros afectos y otros aspectos de la vida.
Todo ello aderezado con desencuentros y malentendidos tan típicos de este tipo de comedias románticas en el más puro estilo de los clásicos.


El género que deslumbró en el Hollywood de los 50, renace de sus cenizas y no es con una adaptación de un éxito de Broadway como había ocurrido en algunas ocasiones, sino un producto creado específicamente para el cine.
Damien Chazelle no es un recién llegado, ni un realizador que pretenda demostrar que sabe tocar todos los palos cinematográficos y para ello saque adelante este musical, sino que tiene una exitosa carrera previa (Guy and Madelaine on a park bench y Whiplash) y en esta ocasión vuelve a colaborar con Justin Hurwitz para acercarnos una historia sencilla, pero muy emotiva y bien trabajada, con unos protagonistas espléndidos en su trabajo, que transmiten emoción al espectador. El conjunto es un maravilloso trabajo que ha encandilado a público y crítica y que se postula a ser considerado como un clásico del género a tan poco tiempo de su estreno.


La película es una combinación de aciertos, por un lado la sensacional interpretación de los dos protagonistas, por otro las melodías y la conseguida coreografía, con momentos realmente brillantes, como el espectacular arranque o las románticas escenas del observatorio y, para rematar el compendio de logros brillantes, la sabia mezcla del sabor clásico con el aire fresco que destila.
Plagada de homenajes cinéfilos a algunos de los clásicos del género, en los que se inspira sin tratar de ocultarlo, sino todo lo contrario. Los músicales de Rogers y Astaire, Kelly o Charisse, con número de claqué (o tap) incluído, están presentes en el film, pero también los hechos fuera de Hollywood, porque Chazelle es un enamorado de la música y le da igual dónde se haga, de hecho, queda patente esa fascinación que siente por la película de Demy Les parapluies de Cherbourg, no sólo por el colorido, sino por la propia historia en sí.
Y para acabar de rematar la brillantez de la película, ese final desgarrador, pero emocionante y romántico donde los haya, con uno de los más logrados planos finales que he visto en los últimos tiempos.




martes, 17 de enero de 2017

CONVERSACIONES CON FERNANDO FERNÁN GÓMEZ

Enrique Brasó sigue el esquema que marcó Truffaut en su famosa entrevista a Alfred Hitchcock, que se convirtió en libro.
Fernán Gómez habla de su dilatada experiencia como actor, director, escritor y guionista y, aunque también lo fue de teatro, aquí se centra en su carrera cinematográfica. Es claro que el protagonista de la entrevista es historia del género en España y este recorrido personal, se convierte en una panorámica del cine español de la segunda mitad del siglo pasado, prácticamente desde el final de la Guerra Civil.
Fernán Gómez hace gala de sinceridad y no se marca tantos a los que tan proclives resultan otros intelectuales de la época, que parece que siempre mantuvieron una lucha abierta con el sistema y enfrentados con el Régimen político y, desde luego, no le importa reconocer con naturalidad los fracasos que jalonaron su carrera y que se alternan con películas que obtuvieron el reconocimiento del público y la crítica y que todos recordamos.
Un libro magníficamente editado por Espasa, con muchas fotografías y en el que el aficionado ve desfilar a gran parte quienes fueron protagonistas de nuestro cine en esos años, en las diversas facetas del mismo.



lunes, 16 de enero de 2017

CACHITO

Una chiquilla vive con su abuela, perdidas en la sierra. Al morir la anciana, la cría emprende viaje en busca de su madre con la pista de una dirección en una añeja carta, que corresponde (esto lo descubre al llegar) a un club de alterne. La madre ya no está allí, pero el chulo propietario del garito, ve en la chica una mina de oro y quiere sacar provecho de su cara bonita, su cuerpo serrano y su virginidad, para disfrute propio y ajeno.
Irrumpe de nuevo en escena el camionero que la llevó hasta allí, como una suerte de príncipe azul que tratará de ayudar a la chica de sus sueños y arrancarla de las manos del malvado villano.
El film se basa en un relato de Arturo Pérez-Reverte ("Un asunto de honor") escrito pensando en el cine, aunque se publicó en forma de libro poco antes del estreno de la película.
Estamos ante una historia de buenos y malos en toda regla, incluso me atrevo a decir que, algunos buenos son ingenuos y los malos, bastante patéticos. Una historia que resulta increíble, a pesar de que todos sabemos que puede ocurrir perfectamente, pero es que el tratamiento que recibe, hace que la sintamos como irreal.
Los actores tampoco es que contribuyan mucho a elevar el nivel, algunos sobreactuando y otros, como en el caso de la protagonista, como pasmados de verse allí.
Las gracias o las escenas que pretenden tener algún toque de humor, dan pena y apenas hacen gracia, quizá el único que consigue dar con lo que requiere el papel es Luis Cuenca, en su breve intervención y algunos momentos muy contados de Jorge Perugorría.


La verdad es que da un poco de pena, porque la historia no es mala, Pérez-Reverte dice que la concibió como una especie de cuento de hadas con final feliz, pero aquí parece un relato de serie B o C.
Podría haberse convertido, al menos, en un testimonio con ciertos toques dramáticos e irónicos sobre lo que es el mundo de los clubs de carretera y en algunos momentos parece que lo va a conseguir, pero todo se queda en el intento.




viernes, 13 de enero de 2017

PERSUASIÓN

Anne Elliott (Amanda Root) tiene 29 años, una edad en la que las mujeres de la época eran consideradas mayores para casarse, por lo que tiene ante ella, un futuro de solterona, con todo lo que ello conllevaba entonces. Tuvo hace años su momento de fresca y juvenil belleza, se enamoró de un joven marino, Frederick Wentworth (Ciarán Hinds). Jóvenes, atractivos, animosos, y de buenas cualidades, perfectos el uno para el otro. Sin embargo, el padre de Anne, y Lady Russell (Susan Fleetwood), amiga de la familia, impidieron ese matrimonio, por el simple hecho de que Wentworth no venía recomendado por nadie, ni tenía fortuna. Anne se convenció de que, por el bien de los dos, debía romper el compromiso.
El joven se va por esos mares de Dios, en busca de fortuna y regresa ocho años después, habiendo alcanzado fama y posición económica, además de conservar su atractivo.
En cambio, la pobre Anne, ha languidecido y se siente avergonzada de no tener que ofrecer nada más que su propia persona, pues la fortuna de la familia ha venido a menos por la mala cabeza de su padre.
El film adapta la novela homónima de Jane Austen, su última novela antes de fallecer y fue concebido para ser emitido en televisión por la BBC, aunque a continuación se estrenó en los cines de todo el mundo.


Con la elegancia que caracteriza muchos de estos productos británicos, el film sabe aprovechar con un sólido guión el magnífico texto de Jane Austen y consigue con un presupuesto modesto sacar mucho partido a la historia a base de una cuidada ambientación y de unas localizaciones bien seleccionadas.
Los actores ejecutan pulcras interpretaciones y me ha llamado la atención que lejos de la belleza espectacular que observamos en muchas ocasiones, al punto de que llegamos a pensar aquello de que este tipo de mujeres y hombres tan guapos no se encuentran en la vida real, aquí se han elegido intérpretes con rostros que podríamos calificar como vulgares (en el mejor sentido del término), con lo que la cercanía de los tipos retratados es mayor.
Como en otros films apoyados en los textos de Austen, está muy presente la crítica cargada de ironía hacia la sociedad acomodada de la Inglaterra del XIX, en que las formas de cortesía rayan en lo pedante y las conveniencias se imponen en ocasiones al sentido común.
Prácticamente todas las escenas diurnas se rodaron con luz natural y destaco, dentro del vestuario (muy logrado también), los tocados, sobre todo de las damas, que me han resultado muy originales y llamativos.
La banda sonora incluye piezas clásicas de Chopin (Prelude in B, Nocturne in B y Prelude in G) y Bach (Sarabande in D -French suite- y Sarabande in B -French suite-), que hacen aún más agradable de ver esta romántica historia.




jueves, 12 de enero de 2017

LOS CAÑONES DEL ATARDECER

Tercer volumen, que completa la Trilogía de la Liberación, que narra la participación estadounidense en Europa durante la II Guerra Mundial, junto a los dos primeros (Un ejército al amanecer -Premio Pulitzer de Historia- y El día de la batalla). El volumen comienza el Día D, en junio de 1944, concluyendo con la rendición formal de Alemania en Reims 11 meses después y retrata la guerra vista desde los puntos de vista diversos de sus heterogéneos protagonistas, desde los mariscales y generales, hasta los soldados rasos, periodistas o simples civiles que se vieron envueltos de algún modo en el esfuerzo y el torbellino bélico.
La narración pasa de un frente a otro o de un ejército al contrario, en un deliberado maremagnun que, bajo la apariencia de confusión y enredo, nos hace ver lo que es realmente la guerra, nítida cuando se ve en retrospectiva, pero desconcertante y caótica para los que están atrapados en ella, mezclando sabiamente los grandes acontecimientos con los pequeños detalles; los testimonios de los protagonistas más destacados, con los de los anónimos y olvidados participantes en la misma. Así fue esta guerra, gigantesca por una parte (EE.UU., en 1945, fabricaba la mitad de los productos manufacturados del planeta) y con los aparentemente pequeños detalles que afectaban a las personas individuales (al principio de la intervención estadounidense en la contienda, un combatiente tenía que tener al menos 12 de sus 32 dientes originales. En 1944 se le podía enviar a pelear sin dientes, con un solo ojo o sordo de un oído. Ni siquiera tenía que tener el dedo índice para apretar el gatillo).
Por aquí desfilan muchos de ellos y no sólo para cantar sus gestas, sino también para contarnos las decisiones desacertadas, cuando no calamitosas que algunas veces tomaron. Para este colosal trabajo, Atkinson maneja con soltura, pero a conciencia, un ingente volumen de material que, como en los volúmenes precedentes, va desde los autores clásicos sobre el tema o los archivos oficiales, a los testimonios de supervivientes y de familiares de quienes reposan bajo tierra e incluso lo que estos últimos dejaron escritos o en la memoria de quienes les conocieron, antes de abandonarnos.
Un libro denso y largo, pero apasionante y dinámico, en buena parte por la habilidad con que su autor sabe salpicar la Historia con mayúsculas con las pequeñas anécdotas.



miércoles, 11 de enero de 2017

MALENA ES UN NOMBRE DE TANGO

Madgalena Montero Fernández de Alcántara "Malena" (Ariadna Gil) no se puede definir a sí misma sin hablar de su hermana Reina (Marta Belaustegui), esa hermana que desde que nació ya le quitó hasta el nombre y que siempre quiere todo lo que le pertenece.
Malena se siente más cercana a su tía Magda (Isabel Otero) y en cierto momento a su abuelo Pedro (Miguel Palenzuela), sobre todo desde que este le regala una esmeralda que debe de guardar porque en algún momento le puede salvar la vida.
Durante unas vacaciones en la finca familiar de Almansilla, conoce a Fernando (Carlos López) con el que descubre su sexualidad. Fernando la abandona y ella se queda desesperada, repitiendo su nombre por el puro placer de oírlo. Malena compara a todos sus hombres con el idealizado Fernando, pero a pesar de todo, seguirá adelante teniendo amantes e incluso en determinado momento pasa por el aro casándose con un chico comme il faut.
Pero sobre todas las relaciones destaca la que tiene con su hermana que la intenta dominar hasta el último momento.
La película se basa en una novela del mismo título escrita por Almudena Grandes y prescinde de algunos pasajes de la novela, de las historias paralelas que conviven con la de la protagonista y que, o no se mencionan, o quedan simplemente esbozadas sin profundizar en ellas.


En la película, el relato original queda bastante deslabazado, inexplicado y confuso.
Es una lástima, porque la novela de Almudena Grandes es bastante más profunda que lo que consigue el film que, además, cuenta con unas interpretaciones no muy allá, de las que quizá podamos salvar a Marta Belaustegui y los esfuerzos de Ariadna Gil.
De lo más llamativo, la banda sonora, con música del francés Antoine Duhamel, que incluye temas y versiones interpretados por Los Imposibles, Esclarecidos, Fórmula V, Gabinete Caligari, Los Rodríguez (que interpretan una canción de Andrés Calamaro), Doobie Brothers o Nacha Pop, que interpreta la canción de Antonio Vega "No puedo mirar".




martes, 10 de enero de 2017

LA REGENTA

En 1995, TVE estrena esta serie de Fernando Méndez Leite,  que adapta la novela de Leopoldo Alas "Clarín", una de las obras cumbre de la literatura española de todos los tiempos, consiguiendo trasladar a la pantalla todo el detalle y el realismo, incluso inmisericorde, que encierra la historia, con ese universo variopinto y heterogéneo de personajes, sin dejar detalle por mencionar.
El relato nos habla de Ana Ozores, la joven esposa del ex-regente. Ana es una mujer soñadora y con un espíritu inquieto, que vive en una insatisfacción permanente a la que no se atreve a plantar cara, bajo la nada inocente influencia de su confesor, don Fermín de Pas, un hombre que la anhela en secreto; y con el yugo del deseo que le provoca la figura de Álvaro Mesía, al que todos conocen por su fama de mujeriego. Las vicisitudes por las que transita Ana se ven acompañadas por la rica sociedad de la ciudad de provincias en la que vive: Vetusta (trasunto de Oviedo, como tantas veces se ha recordado) y el maremágnum de deseos, aspiraciones, rencillas, miedos, pesares y dolores de cada uno de los habitantes de esta historia consigue convertirla en una narración entretenida y modélica.
Con una estupenda ambientación y una puesta en escena de lo más logrado, la serie cuenta con un elenco de actores en el que destacan una jovencísima Aita Sánchez Gijón, acompañada de las espléndidas actuaciones de Héctor Alterio, Juan Luis Galiardo y un Carmelo Gómez que se luce en su papel de magistral catedralicio.
¡Qué decir de los secundarios!, Amparo Rivelles, Manuel Alexandre, Fiorella Faltoyano, Miguel Rellán o una Cristina Marcos en estado de gracia, son algunos de quienes encarnan a esa sociedad tan compleja, tan apasionante y, sobre todo, tan real, de la Vetusta a la que nunca nos cansaremos de evocar. Un trabajo de calidad y una estupenda adaptación de la espléndida novela de Clarín.





lunes, 9 de enero de 2017

SENTIDO Y SENSIBILIDAD

Al morir el señor Dashwood (Tom Wilkinson), deja en una precaria situación económica a la señora Dashwood (Gemma Jones) y a sus tres hijas, Elinor (Emma Thompson), Marianne (Kate Winslet) y Margaret (Emilie François), las cuales deben abandonar su casa (pues ahora pertenece al hijo primogénito del señor Dashwood, que tuvo con su primera mujer), y se mudan a Devonshire, ya que, a pesar de que, en el lecho de muerte, su padre le ruega encarecidamente que se ocupe de que a su madrastra y a sus hermanas no les falte de nada, la nuera, la ambiciosa mujer de este hijo, se encargará de que les de lo menos posible (prácticamente nada), con la excusa moral de que quizá en el futuro, les puede faltar a ellos mismos.
A partir de esta situación se nos presenta toda la trama. La cuatro mujeres deben vivir poco menos que de la caridad de la familia. De la rama materna, claro.
La mayor de las hijas, Elinor, seria y responsable, se enamora de Edward Ferrars (Hugh Grant), el hermano de su cuñada. Y Marianne, de espíritu inquieto, se gana el amor del coronel Brandon (Alan Rickman) y de John Willoughby (Greg Wise), aunque es a éste último a quien corresponde con su amor.
Estas dos hermanas de caracteres tan opuestos, vivirán las mismas situaciones desde puntos de vista muy diferentes, sentirán sus amores con posiciones encontradas, pero por encima de todo está el amor que sienten la una por la otra, que prima sobre cualquier otra circunstancia.


El guión fue escrito por una de las protagonistas, Emma Thompson, y se basa en la novela del mismo título de la británica Jane Austen, publicada en 1911. Este guión, en el que le autora se toma algunas libertades respecto al texto original, fue premiado con un Oscar.


Envuelto en una delicada banda sonora, que lleva la firma de Patrick Doyle, el film se apoya en un sólido guión, en unas maravillosas interpretaciones, una ambientación exquisita y en una fotografía fascinante que se beneficia de los verdes paisajes de Devonshire, para componer un conjunto que se convirtió en éxito comercial desde el momento de su estreno y que contó con el reconocimiento de la crítica por su cuidado aspecto y el magnífico trabajo de Ang Lee que consigue un film de gran calidad.


La película sabe trasladar al espectador actual este texto del siglo XIX que resulta ser algo más que una historia romántica, pues Jane Austen hace un retrato de ciertas capas sociales de la Inglaterra del momento y concretamente del papel de la mujer, cuya única manera de obtener éxito social era a través de un matrimonio conveniente, al tiempo que estudia de maravilla las reacciones de sus personajes, ironizando sobre la sociedad acomodada y sus especiales modos de desenvolverse, donde la ambición y la apariencia juegan un importante papel.
Los momentos dramáticos, se ven compensados por un humor sutil que, casi siempre está protagonizado por personajes secundarios de la trama.
La película, espléndida en su conjunto, tiene algunas secuencias verdaderamente logradas, buenos diálogos y una calidad estética encomiable.