miércoles, 9 de noviembre de 2016

¡VIVEN!

La película nos cuenta la tragedia a la que se enfrentaron un grupo de jóvenes cuyo avión se estrelló en la cordillera de los Andes en octubre de 1972. El equipo de rugby del colegio Stella Maris de Montevideo (Uruguay), los Old Christians Club, volaban desde su lugar de origen hacia la ciudad de Santiago, en Chile, donde iban a disputar un partido. Junto a ellos viajaban el equipo técnico del club, familiares y amigos. Aunque debido al mal tiempo, debieron hacer escala en Argentina, se les permitió continuar el viaje, lo que marcó el destino de las más de cuarenta personas que se subieron a ese avión. Cuando sobrevolaban la cordillera de los Andes, el avión se estrelló, partiéndose por la mitad. En un principio, sólo veintinueve pasajeros sobrevivieron a la colisión. Aquí comienza una historia de superación física y psicológica, donde la comida pronto comienza a escasear, lo que les lleva a enfrentarse a uno de los mayores dilemas a los que cualquier ser humano puede enfrentarse: morir de inanición o ver en los cuerpos de los fallecidos en el accidente el único medio de supervivencia.
La trama se desarrolla siguiendo un hilo temporal lineal, desde el momento en el que los chicos emprenden el viaje hacia Chile y tienen el accidente, hasta que dos de ellos consiguen atravesar los Andes y llegar a un pueblo andino donde consiguen contactar con un arriero, y así conseguir que se rescate a sus compañeros.



Basado en un libro publicado en 1983, en el que Piers Paul Read narra los hechos que sucedieron en aquel entonces. La película se centra en el accidente y la lucha por la supervivencia de los jóvenes, ya que en el libro se nos habla también de quienes les estaban esperando, su angustia y sus intentos para que la búsqueda no se suspendiera, esa parte queda obviada en el film.
El film nos habla de los enfrentamientos y dilemas a que se vieron sometidos los supervivientes, que sólo contaban con unas botellas de vino, un poco de chocolate, unas pocas galletas y... la carne de sus compañeros fallecidos. Pero también se relata la naturaleza religiosa de los chicos, cómo se autoconvencieron de que comer la carne de los cadáveres era una especie de eucaristía y cómo los vivos, se juramentaron para ofrecer sus cuerpos si fallecían. Habla también de la experiencia metafísica que vivieron algunos de ellos, desamparados, sin esperanza, en medio de una vasta extensión de nieve helada y roca, y de que muchos se sintieron más cerca de Dios. Este es el mismo tipo de euforia que los escaladores de montaña sienten después de sus escaladas desgarradoras, y puede ser absolutamente cierto.
El problema es que ninguna película realmente puede abarcar la enormidad de la experiencia, ¿cómo sería realmente acurrucarse en un avión destrozado durante 10 semanas en clima helado, comiendo carne humana? 
¿Podemos saber exactamente cómo fue aquella peripecia?


La aventura ha sido filmada por Frank Marshall ( "Arachnophobia"), un veterano asociado de Steven Spielberg. La fotografía de la ubicación es impresionante, acorde con el paisaje, la reconstrucción del accidente aéreo, aterradora y utiliza efectos especiales convincentes. Hay momentos del film en el que casi nos sentimos partícipes de la horrible prueba que pasaron aquellos jóvenes, pero en otros, sentimos que los auténticos supervivientes de los Andes no se reconocerían. Y es que la enormidad de la experiencia que narra, hace que en un film sea muy difícil revivir todo aquello.
¿Cómo sería realmente acurrucarse en un avión destrozado durante 10 semanas en clima helado, sin ropa adecuada, comiendo carne humana? Aunque le queda a uno la sensación de que no podemos saber exactamente cómo fue aquella peripecia, el film, sobre todo en algunas escenas, nos ayuda a acercarnos a ella y supone toda una experiencia desgarradora.




2 comentarios:

  1. Menuda tragedia Trecce lo recuerdo, y que Dios nos libre de tenernos que comer a nadie. La experiencia de estos chicos fue todo un drama, pero ante tal situación, creo que cualquiera haría lo mismo. La supervivencia por seguir conservando el pellejo nos pueda llevar hasta límites insospechables.

    Abrazo.

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    1. Siempre hay algún puritano que se rasga las vestiduras ante estas cosas, sin haberse visto en ellas.

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