En Pueblanueva del Conde, imaginaria villa marinera gallega, todo se agita por el regreso de Carlos Deza (Eusebio Poncela), último de los Churruchaos, antiguos señores de la villa. Cayetano Salgado (Carlos Larrañaga), amigo de la infancia de Carlos y nuevo señor, ve peligrar su posición, y hará lo posible por mantener su poder sobre el pueblo. Doña Mariana Sarmiento (Amparo Rivelles), última representante de los Churruchaos hasta la llegada de Carlos, pretende que éste acepte su herencia de sangre, para mantener las cosas como siempre frente al nuevo poder, pero Carlos no quiere inmiscuirse. Tiempo después, el pulso entre el viejo y el nuevo poder continúa. Rosario (Rosalía Dans), amante de Cayetano, lo abandona y se va con Carlos. Lo que parecía una lucha por el poder social y económico baja al terreno de las pasiones, y ahí Cayetano es menos poderoso. El enfrentamiento parece decantarse del lado de Carlos, pero Cayetano no tiene prisa. Clara Aldán (Charo López), otra Churruchao venida a menos, pobre y desesperada, pasa a llenar un nuevo campo de batalla entre ambos contendientes, a los que se une Juan Aldán (Santiago Ramos), hermano de Clara.
Basada en la trilogía del escritor Gonzalo Torrente Ballester, la acción se desarrolla en algún lugar de las Rías Gallegas (gran parte de los exteriores se rodaron en Bueu) en los años finales de la II República, cuando ya están fraguando los hechos que desembocaron en la Guerra Civil. Se estrenó en el primer canal de Televisión española en marzo de 1982 y fue exhibida en otros países como Uruguay o Argentina.
Adaptada y producida por Jesús Navascués, y con Rafael Moreno Alba en la dirección, fue firmada para rodarla en diez capítulos, aunque al final, TVE aceptó que fueran trece los que la componen, supervisados por el autor de la obra original. El éxito fue tal que, después de veinticinco años de haber publicado el primer libro de la trilogía, se convirtió en un fenómeno editorial, pues la primera vez, las novelas, a pesar de su innegable calidad, habían tenido una discreta repercusión, hasta el punto de que Torrente estuvo a punto de dejar de escribir.
El texto literario supone un análisis exhaustivo de la Galicia de los años 30, con una sociedad muy tradicional que se asoma a los nuevos tiempos en los que el capitalismo va a estar en el epicentro económico, pero en los que, a la postre, todo cambia para que todo siga igual.
Así el mundo representado por doña Mariana, en el que la pesca y el cultivo de la tierra constituyen los ejes de la economía casi de supervivencia, será sustituído por otro, que representa don Cayetano, en el que el trabajo industrial en los astilleros viene a traer un futuro lleno de nuevas oportunidades, con un jornal seguro. Pero a la postre, los señores siguen siendo los señores e imponiendo su carácter despótico y los humildes han de estar sometidos a ellos si quieren tener alguna oportunidad de participar de las migajas de ese mundo.
La serie es más esquemática, pero recoge bastante bien el espíritu de las novelas, incluídos los otros personajes que componen el universo del relato y que en algún momento del mismo toman protagonismo.
Rodada en paisajes naturales e interiores de gran belleza, con una ambientación muy conseguida, está magníficamente interpretada, con un Eusebio Poncela y una Rosalía Dans que transmiten al espectador estar disfrutando de su trabajo; estupenda Charo López dando vida a una mujer fogosa y valiente; Carlos Larrañaga dando vida a un tipo pagado de sí mismo, prepotente, mujeriego y acostumbrado a tener a los demás a sus pies; Amparo Rivelles dando toda una lección de interpretación, sobre todo en el capitulo 9º cuando se produce la agonía y muerte de Dª Mariana; y Manuel Galiana dando vida al peculiar personaje de Paquito el Relojero; y un coro de secundarios (Rafael Alonso, José Mª Caffarel, Santiago Ramos, Fernando Sánchez Polack, Isabel Mestres, Eduardo Fajardo...) estupendos que hacen de Los gozos y las sombras uno de esos bocados exquisitos con los que de cuando en cuando nos regalaba una televisión que ahora va por otros derroteros.
Como anécdota, les cuento que Amparo Rivelles y Carlos Larrañaga, hermanos en la vida real, era la primera vez (y creo que la única) que trabajaron juntos. A lo largo de la serie únicamente coinciden en una escena, en la que doña Mariana va a visitar a Cayetano en su despacho del Astillero. Según contaba el propio Carlos Larrañaga, se lo pasaron muy bien haciéndola y la complicidad entre ellos fue total y se rieron de lo lindo, a pesar de que la escena no es nada graciosa, sino una dura confrontación entre ambos personajes.