La primera novela escrita por Galdós y la primera del autor que recuerdo haber leído y que me acercó a un mundo y a una forma de escribir que desde entonces me fascina.
En febrero de 1974, TVE comenzó a emitir la serie "Los libros", que se extendería durante tres etapas diferentes, hasta diciembre de 1977. El episodio piloto fue precisamente "La fontana de Oro", la obra considerada por muchos críticos como el principio de la novela moderna en nuestro país, después de la etapa romántica, con la que aún conviviría un tiempo.
Jesús Fernández Santos fue su director y el hombre que había presentado el proyecto a los responsables de TVE, dirigida entonces por Adolfo Suárez. En realidad la idea no era nueva, Fernández Santos, realizador habitual de la época en televisión, la había copiado de la francesa "Les cent livres des hommes".
Recordemos que eran tiempos de cambio en España, los episodios que compondrían las tres temporadas, comenzaron a rodarse cuando aún vivía Carrero Blanco y acabaron en el inicio de la Transición. Fernández Santos se había propuesto tres objetivos aparentemente inocuos y asumibles por tirios y troyanos: divulgar, informar y entretener.
El episodio a que nos referimos, está estructurado en tres planos: Una parte didáctica, a cargo de Alonso Zamora Vicente (académico de la RAE); una voz en off que narra los hechos reales de la época y el entorno; y una dramatización de algunos pasajes de la novela entresacados por el realizador y coguionista, que él considera significativos.
La elección de La Fontana de Oro como episodio piloto, estaba llena de sentido, además de producirse en un contexto en el que desde hacía algunos años el cine había vuelto sus ojos hacia Galdós. Se escogía el siglo XIX, igual que en las telenovelas de la época, pero en uno de sus períodos más conflictivos, el de los momentos iniciales del trienio liberal. Al tono académico de la presentación e intervenciones de Zamora Vicente explicando las coordenadas literarias de la novela, y a la tesis de la voz en off, reflejo de la posición institucional sobre el libro, que apuntaba a "La libertad y el orden como normas de la vida, la necesidad de acabar con las revueltas dando paso a un tiempo laborioso y fecundo para España", sucedían unas imágenes en donde se veía a gente discutiendo libremente que, aun dentro de sus excesos, tal y como aparecen señalados por el Galdós de 1870 siempre temeroso de los mismos, hablaban de libertad frente a unos conspiradores realistas que pretendían volver al pasado.
Es verdad que la voz en off, de forma muy cauta, se preocupa por insistir en la idea del orden frente a las algaradas y desórdenes de los liberales más exaltados, pero la elección de esos momentos significativos del texto decimonónico por parte del director-guionista y la dramatización de los mismos, le permiten ejercer un contrapeso frente a las otras voces del discurso.
La Fontana de Oro planteaba algunas de las constantes que se iban a reiterar en otros muchos capítulos de la serie. En primer lugar, la recreación muy libre de los textos literarios de partida, mostrando con ello el triunfo de las normas propias del sistema de llegada (la televisión) sobre la adecuación del producto final a las normas literarias de origen. Dicha recreación se basaba en la elección de ciertos momentos de la obra que, mediante un efecto acumulativo o de amplificación, podían darle al producto televisivo un sesgo más apropiado para el tratamiento de la realidad del presente. En segundo lugar, la defensa de ciertas propuestas que, ya fuese por su sentido ideológico o por su choque con la moral vigente, iban en contra de los criterios dominantes del poder político y los de la televisión. Por último, una técnica que, gracias al hibridismo de elementos muy diferentes (presentador, voz en off, imágenes documentales, fotos fijas, dramatización, música...), ponía de relieve las contradicciones entre esos componentes, permitiendo una lectura no cerrada ni unívoca del texto literario, sino abierta a otras interpretaciones más allá de la institucional.
Los interpretes principales del episodio son Teresa Rabal, Miguel Ángel, Manolo Zarzo, José Canalejas y Pilar Bardem, entre otros.
Este trabajo televisivo, no exento de calidad, pretende (y yo creo que consigue), acercarnos a la obra y excitar la curiosidad del espectador, para adentrarse en el libro, del que solamente da unas pinceladas, trazando unos rasgos generales de sus personajes, del ambiente que les rodea y de ese Madrid que es, como en tantas otras novelas del autor canario, el personaje central del libro.
Ahora que tan escasa anda RTVE de cuartos no estaría de más que la repusiera, aunque fuera a horas intempestivas como es su costumbre con los productos de mayor calidad.
ResponderEliminarNo estaría mal en absoluto.
Eliminar