Peter Miller (Jon Voight) es lo que llamaríamos ahora un periodista free lance, en cuyas manos cae, por casualidad, el diario de un hombre que se acaba de suicidar, se trata de un judío que sobrevivió al Holocausto tras estar internado en una campo de trabajo en Riga y que sufrió en sus carnes al comandante de dicho campo, el SS Eduard Roschmann (Maximilian Schell), más conocido como el Carnicero de Riga.
El relato del diario y un motivo personal que sólo conoceremos al final de la película, hacen que Miller se tome con especial interés la localización y captura de Roschmann, que vive en Alemania bajo otra identidad, y que junto a otros miembros de ODESSA (una organización de ex-SS, que ayuda a estos a ocultarse y a obtener nuevas identidades que les permitan reintegrarse a la sociedad como ciudadanos normales), preparan unos misiles para que el Egipto de Nasser pueda atacar a Israel.
Miller va tirando del hilo pero se encuentra con numerosas trabas burocráticas por parte de la policía y el sistema judicial, por lo que decide ir a Viena a entrevistarse con con el cazanazis Simon Wiesenthal (Shmuel Rodensky), que le aconseja que se ponga a buscar quién hace la documentación falsa que les proporcionan, asegurándole que si lo consigue, estará en el buen camino.
Miller encuentra la inesperada colaboración del Mossad israelí, que está interesado en desmantelar la operación de los misiles y que le ayudaran a infiltrarse en ODESSA, tratando ellos, a su vez, de sacar provecho de la información que pueda obtener.
Hubo un tiempo, allá en los años 70 de pasado siglo, en que hablar de Frederick Forsyth, era sinónimo de best seller. Libros suyos como Los perros de la guerra o El cuarto protocolo, fueron superventas en su momento, pero su irrupción en el panorama literario de los grandes éxitos, vino de la mano de Chacal (o El día del Chacal), publicado en 1971, al que siguió ODESSA (The ODESSA file), que apareció al año siguiente y que arrasó en las librerías de todo el mundo. Pues bien, el guión del film, adapta este libro, cuyo éxito se cimenta en un tema delicado en la Alemania occidental de los años 70, la persecución de los nazis, concretamente de los criminales de las SS desperdigados por el mundo (principalmente Argentina, Brasil y Egipto) o viviendo en Alemania bajo una identidad falsa.
La película narra como, para escapar y ocultarse, evitando los procesos judiciales, y al mismo tiempo para introducirse paulatinamente en las diferentes capas del poder político, económico y social de la Alemania occidental, existía una organización secreta de ex nazis llamada ODESSA, que Forsyth sacó a la luz pública con esta novela.
La investigación del protagonista se desarrolla entre noviembre de 1964 (comienza el día del asesinato de Kennedy) y llega a principios de 1965. Las trabas con las que se encuentra Miller para poder investigar el pasado de un SS, no es un recurso literario de Forsyth, era una realidad en la Alemania Federal de entonces, instituciones como la policía, los partidos políticos, incluso el poder judicial, admitieron a antiguos nazis en sus filas a modo de reinserción en la vida civil.
La película, como la novela, se centra en la caza del SS Eduard Roschmann, y la verdad es que conocer la vida de este nazi responsable de la muerte de miles de judíos en los campos de concentración cercanos a Riga es espeluznante. En la vida real, este austríaco murió en 1977 en Asunción (Paraguay), a pesar de tener una orden de extradición expedida por el gobierno alemán a las autoridades argentinas, donde había vivido. Se llegó a comentar que había sido eliminado por sus propios compañeros de ODESSA, ante la relevancia que había adquirido la organización con la publicación de la novela y buscando que se dejara de hablar de ellos.
La película invita a reflexionar sobre la impunidad de muchos criminales del pasado y algunos del presente que se amparan en leyes de borrón y cuenta nueva, como si todo pudiera ser olvidado.
Pero también cambia algunos de los conceptos que circulaban por la Alemania de los 60, haciendo ver que la culpa de lo ocurrido era algo a compartir por todos, la famosa frase de que unos actuaron y otros volvieron la vista. Pero no fue así exactamente, hubo alemanes que se opusieron a Hitler, la mejor prueba son los atentados que sufrió y los miles de alemanes (judíos aparte), que perecieron en campos de concentración o que fueron directamente ejecutados, por pensar de otra manera. Además hay una crítica al sistema judicial, nada justo, valga la paradoja y a la lentitud y las trabas de burócratas y policias, un sistema que está corrompido por dentro para evitar que nadie viera la porquería que se escondía bajo la alfombra.
La película se abre con el magnífico tema Christmas Dream, compuesto especialmente para la banda sonora del film por Andrew Lloyd Webber.
Aunque tiene algunos altibajos, en general logra atraer la atención del espectador, gracias sobre todo a la potencia de la historia que narra y a los momentos de suspense que logra generar.
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