viernes, 28 de agosto de 2015

EL GATOPARDO

Una tórrida tarde de primavera, la familia Salina reza el rosario en su residencia de Palermo, hasta que un inesperado suceso interrumpe la oración: en el huerto aparece el cadáver de un soldado.
Las tropas de Garibaldi han desembarcado en Marsala y la conmoción se adueña de los sicilianos. Tancredi "Alfonso" Falconeri (Alain Delon), se apresta a unirse a los camisas rojas, su tío y tutor, el Príncipe Don Fabrizio Salina (Burt Lancaster), se muestra contrariado porque su sobrino predilecto comulgue con los revolucionarios en contra de los principios de la clase a que pertenece, la más rancia nobleza italiana.
Pero Falconeri le explica a su tío, a quien respeta y admira, que si quieren que todo siga como está, es preciso que todo cambie.
Don Fabrizio capta enseguida la esencia de ese pensamiento y se apresta a enfrentar los nuevos tiempos con la visión de un escéptico que sabe que su tiempo y el de su clase ha llegado a su fin, que una nueva clase emergente está en disposición de ocupar el lugar del que ellos van a ser desalojados. Por eso, cuando su sobrino le escribe para que solicite la mano de Angelica (Claudia Cardinale), la hija del alcalde de Donnafugatta, el lugar donde tienen su residencia veraniega los Salina, comprende que aquel es el camino lógico para que el poder siga en las mismas manos que lo han tenido hasta entonces en alianza con los recién llegados.


Adaptación de la novela del mismo nombre, única que escribió Giuseppe Tomasi de Lampedusa, en un guión que firman, además del propio realizador del film, Pasquale Festa Campanile, entre otros.
La novela, tenida por una de las cumbres literarias del Siglo XX, es una obra de rara belleza, sin que los críticos sepan determinar de manera concluyente la causa, quizá porque es un conjunto de razones lo que hace que el libro resulte atractivo: la excelencia de su prosa, su gran poder de evocación y la habilidad para recrear en el plano ficticio la época histórica del Risorgimento italiano.
La película acaba antes de lo que lo hace la novela, que explica algunos sucesos posteriores y nos vuelve a traer a algunos de los personajes después de pasados unos cuantos años, cuando ya son ancianos.


Con una espléndida partitura de Nino Rota que, aparte de las composiciones originales, adapta polcas, mazurcas y un vals inédito de Verdi.
La fotografía, no menos brillante, muestra algunas tomas muy conseguidas del paisaje siciliano y se recrea en la suntuosidad de los decorados y el vestuario. En general, la película tiene un aire pictórico en muchas de las escenas que se ve han sido planificadas por Visconti al detalle, en cuanto al entorno, distribución de los personajes, colocación de la cámara, etc.


Bendita sea la imposición que le hicieron a Luchino Visconti para que incluyera a un actor norteamericano entre los protagonistas del film. Las iniciales reticencias del italiano, se trocaron en una estrecha colaboración cuando se dio cuenta de que Lancaster era el Don Fabrizio perfecto y es que el actor logra una interpretación de magnífico nivel difícilmente superable.
Me sonrío al leer ciertas críticas que tachan al film de aburrido y de falto de acción. Creo que quien dice estas cosas no ha leído la novela, en ella no ocurre gran cosa, los sucesos históricos, los grandes cambios que sufre la Italia del momento, ocurren fuera del marco de la narración, porque al autor lo que realmente le interesa presentar en ella es el fresco de una sociedad determinada que pueda ilustrar su propia noción de la historia.
Eso lo capta muy bien el film, por eso es abundante en texturas, en aromas, en ilusiones y en la visión casi onírica de la realidad del protagonista.
Una magnífica película, con muchos momentos de gran brillantez y una escena, de 45 minutos nada menos, que es la de la fiesta y el baile final llena de simbolismo y en la que Lancaster/Don Fabrizio, a través de miradas y gestos nos ofrece toda una lección interpretativa.




2 comentarios:

  1. De las pocas películas películas que no desmerecen en comparación con el libro. Ambos extraordinarios.

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