Conan llegó de joven al reino de Zamora y vivió durante varios años de forma precaria como ladrón en ese mismo reino, y luego en Corinthia y en Nemedia. Más adelante trabajó como soldado mercenario, primero en el reino oriental de Turan y después en los reinos hiborios. Obligado a huir de Argos, se convirtió en pirata en las costas de Kush, en compañía de la pirata shemita Belit y de un grupo de corsarios negros. Allí se ganó el apelativo de Amra el León.
Después de la muerte de Belit, Conan volvió a trabajar como mercenario en Shem y en los reinos hiborios vecinos. Más tarde prueba suerte entre los kozakos, unos proscritos nómadas de las estepas orientales; luego con los piratas del mar de Vilayet y después con las tribus de los montes Himelios, que se encuentran en la frontera que separa Iranistán de Vendhya. Luego vuelve a trabajar como soldado en Koth y en Argos y se convierte por poco tiempo en cogobernante de la ciudad desértica de Tombalku. Después vuelve al mar, primero como pirata de las islas Baracha y después como capitán de un barco de bucaneros zingarios.
Al comenzar las aventuras de este libro, Conan tiene unos cuarenta años.
Pues si tenía cuarenta años al comenzar la aventura del libro, el autor ya lo pilló un poco crecidito.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
Había ido creciendo en los libros anteriores.
EliminarMe declaro un admirador de la obra de Robert Ervin Howard que con sólo 30 años de vida desplegó mundos desde su natal Texas que configuran un hito dentro de la literatura fantástica. Su personaje más logrado, para mi gusto, es Salomon Kane. Recomiendo al introducción de D. Javier Martín Lalanda, profesor residente en Zamora que hace sobre este autor en el núm. 12 de la colección ültima Thule de la Editorial Anaya.
ResponderEliminarHoward fue un personaje singular, sus tendencias psicóticas nos privaron tempranamente de un hábil narrador, todo un creador de mundos y uno de las autores claves de la llamada Fantasía Épica.
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