sábado, 16 de agosto de 2014

FANTASMAGORIA

Alguien definió a Lewis Carroll como un gran bromista. Lo cierto es que no puedo estar más de acuerdo con esta impresión tras leer este poema narrativo del autor británico en el que un hombre, al regresar a su casa, se encuentra con el fantasma que la habita.
Todo el relato se desarrolla de forma distendida, sin asomo alguno de terror, misterio, ni nada parecido. Ambos personajes cambian impresiones y el fantasma va poniendo al día a su casero de cómo es el mundo de los espectros y en qué condiciones se desarrollan sus existencias.
Al principio, incluso le ofrece una relación de cuál es la jerarquía entre estos seres y por qué criterios y preferencias se guían a la hora de establecerse en una mansión:

"los espectros eligen los primeros, a la hora de cubrir una vacante.
Luego, los fantasmas, los elfos, las hadas y los duendes...
Y si todos éstos fallan, se invita al espíritu necrófago más simpático que se encuentre".
 
 
 

2 comentarios:

  1. Lewis Carroll, es, a mi modo de ver, un representante consumado del típico humor ingles. Y lo hace muy bien.

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