Que "Clarín", como le ocurría a Galdós era un hombre tremendamente decepcionado por lo que supuso el reaccionarismo sociopolítico y cultural de la Restauración canovista de 1875 tratando de arrasar con el aperturismo intelectual e ideológico que se había producido durante el Sexenio Revolucionario, es de sobra conocido. En muchas de sus obras, puesto en boca de sus personajes, se encuentra expuesta la posición contraria a Cánovas del autor de La Regenta.
En este libro, su mordacidad llega hasta el extremo y directamente pone de vuelta y media al malagueño y bajo el amparo de criticar su obra literaria, aprovecha para poner en solfa al político, incluso al personaje.
Separar a Cánovas literato de Cánovas monstruo, es casi imposible, y además no se debe hacer, aunque se pueda, si se quiere conservarle toda su originalidad. Lo dicho, dicho está, pues. Pero advirtiendo que reconozco en D. Antonio ciertas buenas cualidades morales, de que no hablé antes porque no venían a cuento. Porque una de ellas viene ahora, hablo de ella. Supones tú que puede Cánovas leer este folleto y sentir mortificación y procurarme algún disgusto. Nada de eso. Ni Cánovas leerá este folleto, ni, caso de leerlo, sentiría el más leve rasguño, ni caso de sentirlo, me procuraría el menor disgusto. No le conoces. Cada cosa en su sitio. D. Antonio, suponiendo que sepa de mi humilde existencia, me despreciará altamente, como dice La Época; además, él no lee papeluchos de gacetilleros; y por último, ha dado pruebas siempre de no perseguir a los que personalmente le atacan, si se contienen en los límites en que yo me contengo.
Así dice en uno de los párrafos de este librito cuya lectura le hace a uno plantearse que había algo más que simple animadversión contra Cánovas por parte del D. Leopoldo, es una especie de inquina. ¿A qué viene si no escribir un opúsculo de varias páginas sobre la obra literaria de Cánovas, que, desde luego, no da más que para un par de líneas?
El mismo "Clarín" lo sabe y en forma de carta que un amigo le escribe, hace esta consideración sobre su librito:
Amigo Clarín: He leído gran parte de tu Cánovas, y aunque estamos conformes en el fondo, me parece que en la forma te has extralimitado. El que prueba demasiado, no prueba nada. Empiezas bien, reconociendo que Cánovas es un hombre capaz de continuar siéndolo, a pesar de presidir tantos ministerios; pero después se te va la burra, como suele decirse...
El caso es que en muchos de los varios escritos de "Clarín", el escritor aprovecha la más mínima disculpa para lanzar alguna puya al Sr. Cánovas, aún cuando el asunto que se esté tratando no tenga nada que ver, no ya con el susodicho, sino ni siquiera con la política en general. Incluso en otra publicación suya, llamada "Mis plagios", dice "Clarín":
Yo he dicho perrerías, y he de seguir diciéndolas, de D. Antonio.
Yo he dicho perrerías, y he de seguir diciéndolas, de D. Antonio.
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