viernes, 8 de agosto de 2014

CADILLAC RECORDS

Leonard Chess (Adrien Brody), hijo de inmigrantes polacos, quiere abrirse camino en los negocios para tener algo que ofrecerle a su novia Revetta (Emmanuelle Chriqui), así que abre un especie de club en un barrio negro de Chicago donde ofrece actuaciones de músicos emergentes.
Tras descubir a Muddy Waters (Jeffrey Wright), un antiguo peón agrícola del sur y a su acompañante en la armónica Little Walter (Columbus Short), Chess decide ir un paso más allá y junto a su hermano Phil, invierte todos sus ahorros en la compra de un local en el que instala un estudio de grabación dotado con los más modernos medios.
Muddy Waters será su primera estrella y quien le permite alcanzar el primer éxito del nuevo sello musical.
Otras grandes figuras del momento completarán la lista y nombres míticos como Howlin’ Wolf (Eamonn Walker), Chuck Berry (Mos Def) o Etta James (Beyoncé Knowles) se unirán a la familia Chess para conformar un elenco que revolucionó la música allá en los años 50.
Leonard dirige la compañía de una manera muy peculiar y la frontera entre lo personal y lo artístico, a veces no queda demasiado clara; esto puede ser bueno, pues el artista se siente querido por los que en teoría son sus jefes, pero en otras ocasiones, acarrea problemas.


El guión narra a su manera (por ejemplo, Phil Chess que fundó el estudio junto a su hermano no es mencionado en todo el film) el nacimiento y los años de mayor esplendor de Chess Records, todo un referente a la hora de hablar del nacimiento del rock and roll y la peculiar manera de dirigirlo de su alma mater, Leonard, que trataba a los artistas de su sello como parte de la familia, regalándoles con el primer dinero que ganaba con ellos un cadillac, lo que se convirtió en un símbolo de la empresa.
Leonard cuidaba a sus músicos en sus necesidades personales, proveyéndoles de cuanto necesitaban... y de lo que no necesitaban también: Casas, coches, necesidades familiares... pero asimismo, drogas, diversiones y problemas con la justicia, todo lo solucionaba Leonard. Esta particular relación con los artistas le ocasionó más de una disputa con ellos, pues algunos no eran capaces de reconocer que además de ganar dinero con su trabajo, todas esas cosas que hemos dicho, le ocasionaban gastos que no querían ver, simplemente, Leonard les facilitaba lo que deseaban y ya está, como si aquello saliera de la nada.


Excelente la ambientación cincuentera del entorno, con todos los detalles muy cuidados y unos decorados que también están a la altura.


La realizadora Darnell Martin, proviene del mundo de la televisión donde ha participado con éxito en series de sobra conocidas (Urgencias, Anatomía de Grey o Ley & Orden, son algunas de ellas), sin embargo aquí no explota el potencial que tiene en sus manos, quedando una película mediocre que no será recordada, salvo por las canciones, cuando podría haber sido un trabajo de primer orden para conocer algunos de los momentos más interesantes de la música moderna y su nacimiento.


Las interpretaciones muy desiguales, con actuaciones sin relieve, como la del protagonista, un Adrien Brody que ya nos tiene acostumbrados, por desgracia a una especie de "aquí estoy, pero no esperen nada más"; Beyoncé, que canta muy bien y de su físico, qué vamos a decir, se esfuerza, pero no es una actriz para estos menesteres, una lástima, porque hay escenas entre ambos que podrían haber sido sublimes y están absolutamente carentes de química; por otro lado, el resto de actores que cumplen más o menos bien, pero yo me quedo con un espectacular Mos Def, que si ya me quedó con la boca abierta con su interpretación en "16 calles", aqui borda el papel de Chuck Berry y el escaso tiempo que está en pantalla, eclipsa a todos los demás.


He leido muchas críticas sobre que la peli no profundiza en otras situaciones que giraban alrededor de la vida de estas estrellas y del momento que vivieron, yo creo que no hacía falta profundizar, el film trata de centrarse en el aspecto musical y en las vidas de ellos en concreto y sí que hace apuntes sobre los problemas que sufrieron: la segregación; el maltrato por parte de la policía y del establishment; la dura vida anterior que arrastraban; las cicatrices morales que cargaba consigo Etta James...; lo que ocurre es que no sabe exprimirlas.
Decir, como he leído en algún lado, que las figuras de las que aquí se habla, no dan para una película individual cada una de ellas, y por eso se hizo esta que engloba a unas cuantas, es otro despropósito, que gente como la propia Etta o Chuck Berry, no dan para un film, es ser un poco osado y, sin embargo, como digo, no se ha sabido sacar el jugo que sus vidas, particulares y artísticas encierran.


En fin, quédense con algunos momentos del film, que los tiene, aunque es cierto que va decayendo a medida que avanza y, sobre todo, con la excelente banda sonora, todo un homenaje al rock & roll y a algunos de sus pioneros, de los que son deudores confesos, gente tan importante como Rolling Stones o Elvis Presley, por citar los dos primeros que se me vienen a la cabeza.





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