Harvey Milk (Sean Penn) es un antiguo oficial de la Marina de los EE.UU., que participó en la Guerra de Corea y que en la vida civil ha desempañado diversos trabajos, siempre en su Nueva York natal.
Aunque desde muy joven aceptó su condición de homosexual, ha procurado mantener en secreto su tendencia sexual, temiendo que pueda tener consecuencias en su vida profesional.
Sin embargo, recién cumplidos los 40 años, Milk reflexiona sobre su situación y se da cuenta de que no ha hecho nada de lo que deseaba, entre otras cosas, vivir su sexualidad abiertamente y sin necesidad de esconderse, así que propone a su nuevo novio, Scott Smith (James Franco), al que acaba de conocer, que le acompañe a San Francisco, donde proyecta iniciar una nueva vida.
Se instalan en un apartamento del Castro, un barrio tradicionalmente ocupado por familias católicas de origen irlandés, pero al que últimamente están llegando algunos miembros del colectivo gay.
Como quiera que el dinero empieza a agotarse, Milk, tipo inquieto y con buen ojo para los negocios, decide alquilar el local que hay en los bajos del edificio donde viven, para abrir allí una tienda de fotografía. Al mismo tiempo, Milk comienza a relacionarse con otra gente del mundo homosexual y a promover acciones en pro de sus derechos, por lo que Castro Camera, como se denomina su establecimiento, pronto comienza a recibir visitas de personas que colaborar con Harvey, o de otras que buscan ayuda y apoyo.
El guión del film, narra la vida de Harvey Milk, centrándose principalmente en la etapa transcurrida en San Francisco, desde su llegada en 1972, hasta su asesinato el 27 de noviembre de 1978.
A modo de presentación, vivimos su encuentro en el metro de Nueva York con quien se convierte en su amante y su compañero en el viaje y en los primeros años de su estancia en la ciudad del Pacífico.
En general, toda la película se ajusta a los hechos que nos narran las biografías sobre este hombre. Desde su evolución personal, primero escondiendo su homosexualidad a su entorno laboral, salir del armario y dedicarse de lleno al activismo por los derechos civiles del colectivo gay; hasta su actividad política que le llevó a ser el primer norteamericano declaradamente homosexual que ocupó un puesto de relevancia política.
Pero otros aspectos de esa trayectoria, también están retratados de manera fidedigna: la evolución a la hora de abordar las sucesivas campañas electorales que le acabarían llevando al ayuntamiento de San Francisco; su trayectoria vital en la vida privada, con sus cambios de pareja y las influencias que estas tuvieron en él; o la manera en que Milk se convirtió en el referente por antonomasia de la sociedad gay de San Francisco.
El trabajo de dirección de Gus Van Sant, me ha parecido bastante bueno, necesita de bien poco para perfilar perfectamente a cada uno de los protagonistas, de manera que, desde la aparición de cada uno de ellos, nos queda claro cómo son y de qué van.
Además, el trabajo de montaje es encomiable, pues a lo largo del film hay bastantes secuencias en las que se utilizan imágenes de archivo y el resultado de la mixtura resulta muy bueno.
Me ha gustado también la banda sonora, que mezcla composiciones de óperas clásicas, con los temas escritos para el film por un compositor que no necesita presentación: Danny Elfman, colaborador habitual de Tim Burton y autor de sintonías televisivas tan conocidas como Los Simpson o Mujeres desesperadas. Es cierto que este es uno de sus trabajos más contenidos, pero en el que no renuncia a alguna de sus señas de identidad, como el uso de coros.
En cuanto a los actores, todos ellos están muy bien, realmente es de esos films en los que se nota que la implicación de la gente ha ido más allá de lo que se espera de un profesional, vamos que la historia les ha atrapado.
Ni que decir tiene que la labor de Sean Penn es majestuosa, sabe meterse en la piel del personaje y sacarle todo el jugo a su actuación, al tiempo, entrega lo mejor de sí mismo. Merecido Oscar al mejor actor.
El resultado final es el de un film correcto, que sabe guardar el equilibrio entre las actividades políticas y la actitud vital del protagonista, algo nada fácil, pues ambas facetas se solapan en ocasiones. Lo que ocurre es que la figura de este hombre es tan poderosa y significó tanto en su momento (y lo sigue siendo ahora mismo) que desborda lo que el film cuente o deje de contar, aunque hay que conceder a la película que sabe llevar bien la historia.
La película lo trata como una mezcla de héroe y de persona normal y corriente, pero todos sabemos que la muerte trágica, cuando a uno aún le queda vida por delante, hace que aparezca el mito y eso es una realidad a la que nadie puede oponerse aunque quiera.
La lucha por los derechos civiles de los homosexuales continúa, el tema central del film, por desgracia, no ha perdido vigencia. En occidente, aún hay frentes abiertos, ya que algunas cuestiones están en el filo entre el derecho objetivo y la moralidad y todavía nuestras avanzadas sociedades tienen un fuerte tinte de hipocresía. Ni que decir tiene que en muchos paises del llamado tercer mundo, entre ellos los gobernados por regímenes integristas, los gays son perseguidos por el hecho de serlo. Como dice el protagonista en uno de los diálogos, cuando su interlocutor ve su lucha como una simple (por decirlo de algún modo) reivindicación por la igualdad, Harvey le dice: "Nuestra lucha no es por la igualdad, es por la vida. Yo he tenido cuatro novios, tres de ellos se suicidaron, no pudieron soportar la presión de tener que esconderse, pues yo les pedía discrección en nuestra vida pública"
La lucha por los derechos civiles de los homosexuales continúa, el tema central del film, por desgracia, no ha perdido vigencia. En occidente, aún hay frentes abiertos, ya que algunas cuestiones están en el filo entre el derecho objetivo y la moralidad y todavía nuestras avanzadas sociedades tienen un fuerte tinte de hipocresía. Ni que decir tiene que en muchos paises del llamado tercer mundo, entre ellos los gobernados por regímenes integristas, los gays son perseguidos por el hecho de serlo. Como dice el protagonista en uno de los diálogos, cuando su interlocutor ve su lucha como una simple (por decirlo de algún modo) reivindicación por la igualdad, Harvey le dice: "Nuestra lucha no es por la igualdad, es por la vida. Yo he tenido cuatro novios, tres de ellos se suicidaron, no pudieron soportar la presión de tener que esconderse, pues yo les pedía discrección en nuestra vida pública"
También tiene su carga de lección moral, esos speech de Milk sobre la igualdad de los hombres y esas cosas que tanto gustan en Norteamérica y a las que el film no puede sustraerse.
El ritmo narrativo está bastante conseguido y la película se hace amena, además me ha resultado muy interesante.
Es un excelente actor, aunque esta peli no me llamaba mucho y cuando la pusieron no la vi, me gustó mucho el papel que hizo de discapacitado padre adoptivo.
ResponderEliminarSu actuación en el film es espléndida y la peli está bastante bien.
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