Ya se sabe que eso de que esta obra o aquella sea la mejor en su género, es cuestión de gustos, en todo caso, algo imposible de dilucidar con objetividad, pero muchos califican esta obra de Tolstoi como la mejor novela de la Historia. Es mucho decir, pero de lo que no cabe duda es que estamos ante uno de los grandes hitos de la literatura universal. Sus maravillosas descripciones de las más diversas escenas, nos dejan absolutamente ensimismados. Las escenas de caza, las reuniones sociales, las carreras de caballos en el hipódromo, la vida doméstica de las clases acomodadas... todo ello descrito con sencillez y riqueza de lenguaje, como el resto de la novela, con una prosa que huye de los artificios y de las formas rebuscadas.
La novela, centrada en el ambiente de las clases acomodadas de Moscú y San Petersburgo, narra los amores adúlteros entre Ana Karenina (Anna Arkádyevna Karénina) y el conde Vronski (Alekséi Kiríllovich Vronski). Ana está casada con Alekséi Aleksándrovich Karenin, un hombre mayor que ella, del que tiene un hijo y al que no ama. Cuando viaja a Moscú, para tratar de recomponer el matrimonio entre su hermano Stiva Oblonski (Príncipe Stepán Arkádyevich Oblonski) y Dolly (Darya Aleksándrovna Oblónskaya), que pasa por sus momentos más delicados debido a la infidelidad del Príncipe, conoce en la estación de tren al conde Vronski, que queda prendado de ella y la asedia sin tregua, hasta que consigue que Ana sucumba a sus deseos y se entregue a él. Él idilio será apasionado, pero les acarrea problemas e insatisfacciones, desde ese instante, estarán en boca de todos.
Paralela a esta historia, asistiremos a la de Lyovin (Konstantín Dmítrievich Lyovin), enamorado de Kitty (Ekaterina Aleksándrovna Shcherbátskaya), a quien pide en matrimonio, sin embargo, esta le rechaza, pues está enamorada de Vronski. Cuando Vronski se va con Ana, Kitty entra en una aguda crisis, de la que se recupera, dándose cuenta de que el hombre de su vida es Lyovin, con el que acaba casándose. La vida feliz de Lyovin y Kitty, que siempre acaban reconciliándose tras sus pequeñas disputas domésticas, es el contrapunto a la infelicidad de Ana y Vronski, cuyo amor es mucho más apasionado, pero que ambos viven con una continua insatisfacción.
La narración romántica es una envoltura para la crítica a una sociedad que vive de las apariencias, en la que las diferencias de clases son más que palpables y que asiste al nacimiento de las primeras teorias que devendrán, con el tiempo, en los conflictos sociales que se vivieron en Rusia en las épocas finales del zarismo. Además, el autor reflexiona sobre la institución del matrimonio, la introducción de avances en las economías agrarias y, sobre todo, en la idea de que la felicidad no está en la satisfacción de los deseos. La espléndida galeria de personajes que se ve embarcada en todos estos debates, ayuda al lector a profundizar en estas reflexiones que nos plantea Tolstoi en esta novela que comenzó a escribir en 1873, para verla publicada en forma de libro, cinco años después.
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