Hace mas de dos mil años, el actual territorio de China, estaba dividido en siete reinos que luchaban entre sí por alcanzar la hegemonía sobre los demás.
El rey Qin (Daoming Chen), vive obsesionado con la unificación de esos reinos enfrentados, considera que es su misión en la tierra. Debido a estas disputas y a que está considerado por algunos como un tirano, su vida está en constante peligro, una serie de guerreros que buscan venganza, acechan la vida del rey, poniéndola en constante peligro, la cabeza de los más peligrosos, es puesta a precio.
Un guerrero llamado Sin Nombre (Jet Li), consigue acabar con los tres enemigos más peligrosos del rey, los llamados Espada Rota (Tony Chiu Wai Leung), Nieve (Maggie Cheung) y Cielo (Donnie Yen). El rey le manda llamar a su presencia para recibir las pruebas de la muerte de sus enemigos y recompensar a quien le ha prestado tan alto servicio.
Cuando tiene a Sin Nombre ante sí, el rey descubre que las cosas no han ocurrido como él había creído y que todo forma parte de un complot urdido por el héroe y los tres guerreros a los que, supuestamente, ha dado muerte.
El guión, se basa en las leyendas e historias que se entremezclan a la hora de explicar los orígenes del imperio Chino. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de acontecimientos que se remontan a más de 200 años antes de nuestra era (siglo III a. C.) y, por tanto, la linea entre leyenda y hechos reales, es difusa en más de una ocasión.
Aunque la narración se centra en un hecho concreto, recoge algunos aspectos que reflejan la historia real de los acontecimientos de aquella época, si bien la mayor parte del relato se articula alrededor de elementos épicos derivados de la leyenda.
El argumento gira en torno al enfrentamiento entre Sin Nombre y sus tres supuestos adversarios enfocándolo desde distintas perspectivas. Por medio de flashbacks sucesivos se nos cuenta, primero, el relato que hace Sin Nombre al monarca de cómo pudo deshacerse de los tres guerreros, para después reconstruir los hechos a través de la visión del rey, una vez ha descubierto que todo es una trama urdida para asesinarle; otras variaciones sobre el mismo asunto se suceden, de manera que estamos viendo el mismo enfrentamiento una vez y otra.
Dos años después de la multioscarizada "Tigre y dragón", la película taiwanesa que arrasó en las pantallas mundiales, el chino Zhang Yimou, se lanza a esta especie de sueño de colores, para cuya realización contó con todo el apoyo de las autoridades chinas: gran presupuesto y miles de extras.
Con una puesta en escena deslumbrante, y una fotografía que hace honor a los orígenes del realizador como director de fotografía. Mucho juego de simbolismos con los colores, en los que el director hace especial hincapié. Los detalles están cuidados hasta resultar verdaderamente obsesivos en el afán de perfeccionismo.
Los combates de artes marciales se adornan con efectos especiales al estilo "Matrix" que harán las delicias de los aficionados a estos trucos.
El vestuario fue diseñado por la conocida diseñadora japonesa Emi Wada (Ran), y en el reparto figuran algunos de los intérpretes más prestigiosos de la escena china del momento.
La película es sobre todo, un espectáculo estético y visual de primer orden, no tanto así el guión, pero la belleza de los decorados, la espectacularidad de los planos de masas, la orgía de colores y los preciosos planos exteriores, con unos paisajes sublimes, todo ello acompañado de una banda sonora muy acorde, hacen de la película un producto de gran belleza artística.
Zhang Yimou acude a algunas escenas que pueden resultar muy del agrado del gran público, aunque a mí me han resultado un tanto estomagantes por aquello de que riza el rizo y que no hacía falta llegar a extremos tales que estropean un poco el conjunto por la reiteración (primeros planos con las gotas de lluvia golpeando el rostro de los protagonista, y mucha cámara lenta sobre detalles puntuales, por ejemplo)
Sin duda las autoridades chinas quedarían satisfechas con el resultado final y dieron el dinero por bien invertido, pues el mensaje final del film, es el sacrificio del individuo por el bien de la mayoría y el de que todo sacrificio es poco para que China esté unida bajo un mismo cielo.
El film no acababa de estrenarse en EE.UU., no me pregunten qué problemas tendría, el caso es que hasta dos años después de su estreno, no se vio en Norteamérica y fue gracias a la intervención de Quentin Tarantino, gran admirador, como es sabido, del cine oriental.
Qué buena, pura epopeya, valentía, mito, amor, guerra, venganza... Estupenda película.
ResponderEliminarSupongo que el señor Tarantino disfrutó mucho viéndola.
EliminarNinguna cultura antigua de las que han llegado hasta nosotros fue tan fastuosa y colorista como la china e, incluso, la japonesa
ResponderEliminarResulta muy llamativo descubrirla.
EliminarMuy buena película.
ResponderEliminarComparto el análisis
Al menos, en el plano artístico, está muy conseguida.
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