Eugene es un joven que siempre ha vivido con su padre que le ha educado apartado del mundo, en su residencia campestre, para que no se vea contaminado por las maldades que le rodean.
Durante su breve estancia en el colegio, del que su padre acabó sacándole, conoció al narrador de la historia, que le reconoce, años después, entre los miembros de la colonia vacacional de una ciudad europea.
Pickering fue educado como una persona sumisa a los deseos de su padre que, como ocurrencia desgraciada para el protagonista, le prometió en matrimonio con la hija de un hombre de negocios al que había ayudado en malos momentos económicos. La chica, a la que no conoce, vive en Esmirna y su padre la ha educado del mismo modo que lo ha sido Eugene. Cuando la joven (a la que él saca varios años) cumpla 18 años, deberán casarse según el compromiso adquirido por sus respectivos progenitores.
Mientras tanto, Pickering, que nada conoce del mundo, ha decido darse una vuelta por el país de las tentaciones. En la ciudad donde veranea, ha conocido a una hermosa viuda, lady Blumenthal, que le enreda con sus encantos, aunque al final acaba dejándole como a un trapo usado. Eugene, parafraseando a Tennyson, dirá aquello de es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado. En tanto, su historia con la joven de Esmirna, toma un giro inesperado.
James nos plantea a lo largo del relato una serie de dilemas morales, entre los cuales, quizá el más destacable es la eterna pregunta que persigue al hombre desde el paraíso terrenal: ¿Es mejor ser inocente y vivir sintiéndose protegido, o sufrir y tener conocimiento del bien y del mal?
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