El núcleo de la novela lo constituye la familia Carrasco, compuesta por el iluso D. Bruno; Dª Leandra Quijada, siempre añorando su amada tierra manchega, orgullosa de llevar encima el pelo de la dehesa y abominando de Madrid que para ella es un antro de perdición; y sus cuatro hijos, dos chicas (las mayores) y dos muchachos. Se nos dice que Dª Leandra nació en Peralvillo y D. Bruno en Torralba de Calatrava.
La novela se inicia con una detallada descripción de las correrías de Dª Leandra por la Cava Baja, en busca de los trajinantes y arrieros manchegos que la pongan en contacto, siquiera momentáneo, con las cosas, gentes y modos de hablar de su tierra.
Al tiempo, la parte histórica se centra en la mayoría de edad adelantada de la reina Isabel II, en la búsqueda de un marido para ella, que se convierte en razón de estado y fruto de tensiones entre las potencias europeas.
Como dice D. Benito en uno de los párrafos del libro:
En verdad que el pueblo ha querido de veras a la Reina Isabel, así en sus tiempos felices como en los desgraciados. La quiso en la niñez, en la juventud, en sus desposorios, en todo su reinado, sin que los errores de ella amenguaran este afecto; la quiso cuando la vio tambaleándose al borde del abismo; la quiso también caída, y todo se lo perdonaba con una garbosa y campechana indulgencia, como entre iguales.
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