Florence (Jeanne Moreau) y Julien Tavernier (Maurice Ronet) son dos amantes que han urdido un plan perfecto para asesinar al acaudalado marido de ésta, Simon Carala (Jean Wall), que es además el jefe de él. Un sábado por la tarde, cuando no queda casi nadie en las oficinas en que trabaja, Julien escala desde su terraza con la ayuda de una cuerda y un gancho al despacho de su jefe, al que asesina de un disparo para luego dejar la escena como si hubiera sido un suicidio. Sin embargo, cuando sale del edificio descubre que se ha olvidado la cuerda y el gancho. Vuelve corriendo para recuperar esas pruebas delatoras pero justo cuando subía a su piso por el ascensor el portero apaga la luz y él queda atrapado dentro.
El novio de la florista que trabaja frente a las oficinas, decide robar el coche que Tavernier ha dejado con las llaves puestas y se va autopista adelante con su novia a bordo. En el trayecto conocen a un matrimonio alemán al que acaban asesinando, como quiera que en el motel donde pararon han dado el nombre de Tavernier y han dejado allí su coche, su revolver y su gabardina, todas las pruebas del homicidio le señalan como culpable.
Primer film de Louis Malle como director, tras un periodo de aprendizaje.
A este director muchas veces se le suele asociar con la Nouvelle Vague porque empezó su carrera cinematográfica prácticamente al mismo tiempo que muchos de los cineastas de este movimiento y porque hacía un cine de autor con bastantes puntos en común con algunos de ellos. En realidad Louis Malle siempre fue por libre y nunca buscó adherirse a ninguna corriente. Pertenecía a una familia acomodada y es curiosa la respuesta a una pregunta que le hicieron en una entrevista para L'Express en 1952: ¿Qué película haría si tuviera 100 millones de francos? Yo los tengo, respondió Malle.
La película tiene un arranque vibrante y brillante, todo lo que tiene que ver con el crimen y el posterior encierro del protagonista en el ascensor, es muy bueno.
A partir de ahí, la trama parece concentrarse más en los personajes, en lo que estos piensan, en su íntimo comportamiento.
Al solaparse una trama doble (por un lado los dos protagonistas y por otro la pareja de jóvenes que roban el coche), el asunto se complica y no siempre es fácil que resulte claro lo que está ocurriendo. Yo creo que tanto el guión, como la realización, consiguen que podamos seguir con cierta claridad el desarrollo, si bien es verdad que todo lo que tiene que ver con la florista y su novio, chirría un poco, algunas de sus acciones parecen un tanto absurdas.
Claro que a esto y a la serie de desgracias surrealistas que les van sucediendo a la pareja protagonista, podemos buscarle una explicación si suponemos que Malle ironiza sobre esas constantes que han caracterizado al cine negro, haciendo de alguna de ellas caricatura. Lo que ocurre es que al hacerlo en un tono que nunca abandona la seriedad, esa ironía se nos puede escapar. Supongo que algo de eso habría, de otra forma hay algunas situaciones que pueden parecer casi ridículas por el encadenamiento de increíbles circunstancias de mala suerte. ¿Cómo es posible que un tipo que prepara un asesinato con todo lujo de detalles, se olvide de retirar la cuerda por la que escaló? Sí, estoy convencido que Malle ironiza un tanto sobre el cine negro de Hollywood.
Si alguna duda queda, se disipa al contemplar algunas acciones absurdas de la pareja de jovencitos que se cargan por las buenas al matrimonio alemán que les ha tratado con toda amabilidad y que meterá a Tavernier en un buen lío.
Buenas actuaciones, sobre todo encandila la de Jeanne Moreau, pero también Maurice Ronet está a la altura a la hora de darle la réplica a su amante en la ficción con la que no coincide en ninguna de las escenas.
En algún lugar he leído que la peli adolece de errores de montaje, puede ser, tal vez porque Malle decidió incluír muchas escenas que no estaban previstas, incluso algunas de prueba que coinciden con el deambular de Jeanne Moreau por las calles de un París un tanto frío y desolado, tomadas en la noche entre luces de bares y escaparates y que son de lo más bello de la película.
Mención aparte merece la banda sonora. Malle llamó a Milles Davis para ello y la grabación se realizó en la madrugada de un 4 de diciembre, en unas pocas horas, con tan sólo Malle, los músicos y las escenas de la peli como referencia.
El genial trompetista improvisó unas composiciones sugerentes y maravillosas.
Hola Trecce:Yo creo que fue Truffaut quien dijo que esta película de Malle tiene las mejores cualidades y los peores defectos de su cine.Es una muy buena película.Todos jóvenes desde el director hasta ese magnífico Miles Davis,quien tuve el gusto de escucharle en directo.
ResponderEliminarSe merece por esta intervención que se ponga,si te parece Trecce,es que es una maravilla.Saludos y felices Reyes Magos,hablo de los Magos.
http://youtu.be/8uLPPd7qsdA
No he visto la película, pero vaya ladrón tonto y torpe, que se deja las pruebas del delito el gancho y la cuerda, y luego encima desgraciado que le cargan el mochuelo de otro asesinato que no ha cometido. Desde luego debe estar entretenida. Un abrazo Trecce.
ResponderEliminarUn director muy recomendable. Irregular, pero con media docena de films imprescindibles. Momentos en sus películas de una gran emotividad. Adiós, muchachos, Lacombe Lucien, El soplo al corazón, Atlantic City, Zazie en el metro, y ésta que Trecce nos presenta. La Moreau, guapísima. Un abrazo
ResponderEliminarMilles Davis, Genial, Claudia.
ResponderEliminarRafa, a pesar de lo que parezca, la peli es muy entretenida y el suspense está bastante logrado.
ResponderEliminarDe acuerdo, Manuel, Jeanne Moreau está muy guapa y su paseo por las calles de París, ensimismada en sus cuitas, estéticamente es de lo mejor del film.
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