Quizá, en medio de tantos fastos y oropeles, por fin seamos conscientes de lo que de verdad importa, de la palabra de amor, del gesto cómplice, de la mano a la que agarrarnos cuando estamos inseguros...¿Para qué nos sirve esto?
Para quien lo mire con los ojos del materialismo, no sirve para nada, esas cosas no valen dinero contante y sonante y, sin embargo, no se pueden pagar, no tienen precio, porque quien las da, lo hace sin esperar nada a cambio, aunque tendrá la más alta recompensa, esa que tampoco tiene precio.
Al final, lo que de verdad vale, lo que nos sostiene son esas pequeñas cosas...
Esas pequeñas cosas que suele hacer quien espera que hay algo más allá de este mundo sublunar, son un verdadero tesoro. El amor, la comprensión y la ayuda desinteresada a aquel que lo necesita, no hay tesoro en el mundo que pueda igualarse.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Trece
Y es lo único que vale de verdad.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Feliz Navidad!
ResponderEliminarno creo que esta entrada necesite más palabras, ya que estas dos antes enunciadas, si son sinceras, lo dicen todo, y creo que en este caso, lo son.
Ya lo sé Manu, te agradezco tus deseos y tus visitas por este lugar que es tuyo también.
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