¡Vaya guión que se han sacado de la manga para hacer esta peli!
Eso pueden pensar algunos de los que vean o hayan visto el film y resulta que la base de todo ello es real como la vida misma, pero no es sólo que exista el
BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), sino que la actuación concreta que relata sucedió en 1997, meses antes de la visita de
Juan Pablo II, cuando el
BOPE fue enviado a "
sanear" (es decir "
limpiar" de traficantes y delincuentes) una favela con fama de violenta, próxima al Arzobispado de
Río de Janeiro.
La película es una buena bofetada a las conciencias y no lo digo en un sentido concreto, porque cada cual reacciona de manera diferente, ha habido críticas (y no me refiero a las de los especialistas, sino a las de estos y al público en general) para todos los gustos, desde quines la tachan de una soflama neofascista, incluso nazi, comparando a este cuerpo policial con las SS, hasta quienes ven una crítica a la corrupción del poder (incluída la propia policía) y en el medio todos los matices y grados imaginables.
Para mí la película es, por encima de todo, una especie de documental y subrayo lo de "
una especie de", porque es evidente que no es sólo eso. Pero lo cierto es que
José Padilha, su director, nos presenta una realidad que está ahí, la de ese otro
Río, fuera de la imagen turística y que ya sabemos que existe, algún reportaje habremos visto en la tele sobre las favelas y su mundo, pero ahí sigue. Un mundo en el que lo marginal impera: Pobreza, narcotráfico y, para "
solucionar" todo eso, brutalidad policial.
Padilha no nos presenta a los buenos y a los malos, nos presenta a unos y a otros, sin entrar en mayores consideraciones morales y deja para el espectador todo eso de sacar consecuencias. Lo que ocurre es que esos "
unos" y "
otros", también tienen a su vez sus
unos y
otros respectivos y la película los va retratando.
Sabemos que no es lo mismo el traficante que el pequeño delincuente, ese camello de poca monta. Como en el lado de enfrente, por así decirlo, no es lo mismo el poli, por muy cruel que sea, que cumple órdenes, o que hace el trabajo sucio, que el jerarca que puede parecer un tipo amable y educado, pero que es quien de verdad maneja los hilos.
Yo me quedo con el tremendo varapalo que les da a algunas
ONG y de paso a esa sociedad pija y acomodada, que, por un lado, envía cooperantes y trabajadores sociales para lavar su mala conciencia, mientras, por otro, sigue alimentando la desigualdad y la miseria.
Y añado que yo no veo lo de película fascistoide por ningún lado, ya se acusó de eso también a los filmes de
Harry el sucio. Lo único que hace es retratar una situación real, porque en nuestra vida real, hay mucha, muchísima gente que aprueba esos métodos policiales al margen de la legalidad y no sólo eso, los reclama. La gente en
Brasil, está muy harta de que los delincuentes en general y los narcotraficantes en particular, campen por sus respetos. La película no justifica los métodos, habla de lo que ocurre, de una realidad que está presente.
Por otra parte, queda muy bien retratada la corrupción de todos los estamentos del poder, incluída una policía mal pagada y peor preparada y el callejón sin salida en el que se encuentran las personas íntegras que pretenden cumplir la legalidad.
La peli obtuvo el
Oso de Oro en Berlín 2008 y antes de ser estrenada ya se había convertido en un fenómeno de masas, pues se calcula que 12 millones de personas la habían visto en copias pirata que se filtraron durante la posproducción.