El “Daily Telegraph”, pidió a una veintena de científicos británicos de la British Science Association, con motivo de la Semana Nacional de la Ciencia y la Ingeniería, que elaboraran una lista con los 10 inventos actuales más importantes. No deja de ser una de tantas listas, seguro que cada uno de nosotros incluiríamos algún otro y eliminaríamos alguno más. Pero de lo que no cabe duda alguna es de que estos diez que fueron elegidos por estos científicos, son inventos geniales y de suma utilidad. Estos son los elegidos:
1.La tecnología GPS. Como Internet, en sus comienzos comenzó a desarrollarse como una tecnología militar en los años sesenta del siglo XX. El Sistema de Posicionamiento Global (Global Positioning System) está basado en un sistema de satélites que facilitan las coordenadas precisas de una posición. Se utiliza para localizar lugares, personas o los movimientos migratorios de algunos animales.
2. El ‘walkman’. Destronado hoy por los reproductores MP3 y MP4 fue inventado por Sony en 1979, fue el iniciador de una moda y una forma de escuchar música o la radio llegando a ser un fenómeno cultural, como apuntan los científicos que lo incluyeron, quizá con nostalgia, en el listado.
3. El código de barras. Inventadas por Norman Woodland en 1949, se basa en el código morse, y fue realizada tras el encargo de una cadena de supermercados.
4. Comidas preparadas. La prisa de la vida moderna trajo la comida rápida y preparada en los años 70 del siglo XX. Platos precocinados, congelados que se diponen para su comida en pocos minutos.
5. La Playstation. Ya en su tercera generación, fue un invento que democratizó el mundo de los videojuegos en todas las edades. Inventada en 1994, ha convivido con sus competidoras: la Nintendo Wii y la XBox 360 de Microsoft.
6. Las redes sociales Facebook, Tuenti, Twitter o MySpace son los ejemplos más importantes de lo que ha supuesto una nueva forma de comunicarse a través de la Red.
7. Los SMS . Surgió como un servicio secundario de la telefonía móvil, desde hace muchos años ya se la considera como una de las más importantes fuentes de ingresos de las compañías.
8. Dinero electronico . En la edad moderna surgen las tarjetas de crédito y la banca electrónica. Dinero que va y viene en transacciones realizadas en la virtualidad más absoluta .
9. Microondas. Para los científicos que elaboraron la lista, los hornos microondas no parecían tener la suficiente importancia. Sin embargo, sí las ondas electromagnéticas, aquellas radiaciones electromagnéticas con una longitud de onda de entre 1 metro y 1 milímetro. De ellas depende que funcionen los teléfonos móviles o la tecnología wi-fi, por citar algunos ejemplos.
10. Las zapatillas de deporte. Por último, en el listado se incluía el calzado deportivo que surgió en 1892, de manos de la Goodyear Metallic Rubber Shoe Company. Su idea: unir tela y goma. No solo para hacer deporte, también como artículo de moda.
Adler, Chomsky & Warshavsky, es una agencia rusa de publicidad que, entre otras, ha trabajado para la empresa de telefonía israelí Pelephone.
Me encantan sus anuncios, nos presentan un mundo de sueños hechos realidad. Evidentemente se trata de eso, de hacernos ver que con los móviles estamos más cerca, al fin y al cabo su negocio son las llamadas. Consiguen eso, vendernos el producto que es lo primero que quiere quien les contrata pero, además, los anuncios me parecen muy bonitos.
Os dejo un par de ejemplos, pero si tenéis oportunidad de ver más vídeos de Pelephone, no os los perdáis, son una preciosidad y un regalo para los sentidos.
Empecé a ver esta peli por casualidad y cuando llevaba un rato, me dio por pensar que o ya la había visto o me sonaba de algo. Pero no era esta película, lo que me sonaba era el argumento: La delgada línea roja, la novela de James Jones que dio lugar a la película del mismo nombre que, para algunos, es de las mejores películas bélicas de la historia del cine.
¿Y entonces, esta otra? Pues esta película ha sufrido una de esas grandes injusticias del arte en general y del cine en particular, cayendo en el más absoluto de los olvidos. Se rodó en 1964, nada menos que 20 años antes (24 para ser exactos) que la película de Malik.
La trama es conocida, es una reflexión sobre el horror de la guerra, podíamos llamarla "el soldado que piensa", porque los mandos, los generales y los políticos que dirigen las contiendas, quieren ganar batallas, ganar territorios, derrotar al enemigo y para ello no dudan en emplear los medios que sean necesarios y a veces, esos medios, son personas, para ellos simples números. Si para ganar una batalla han de morir unos cuantos hombres, no importa, entra en los cálculos. Los soldados están allí para recibir órdenes, como el sargento de esta compañía de soldados noveles que está en Guadalcanal. Los jefes piensan, los soldados no, algo que el joven Dole no está dispuesto a asumir con su actitud independiente y autónoma. La película se centra en estos dos personajes y a través de ellos nos muestra a unos hombres que persiguen salir vivos del atolladero, y en el proceso temen, se acobardan, o bien arriesgan y se endurecen. En ningún momento rehuye la crudeza de los enfrentamientos, aunque es cierto que algunas escenas de combate nos pueden parecer, vistas ahora, un tanto "naif".
Pero a mí lo que más me gustó fue esa estética de película de los 60, en blanco y negro y (como diría el ínclito Pumares) una maravillosa gama de grises. En esa estética incluyo aquellos uniformes de combate de las tropas americanas en la II Guerra Mundial, que tanto nos maravillaban de críos (a mí al menos), nos relataban cosas que habían ocurrido veinte años atrás y los veíamos así equipados cuando aquí en España, teníamos un ejército zarrapastroso y eso que mandaba un general. ¡País!
Una más que digna película, dirigida por un tal Andrew Marton que, después me he enterado de que era un desconocido, ya que era un especialista en segundas unidades de rodaje y que, con pocas concesiones a la galería, supo hacer muy creíbles las escenas de combate, sin descuidar la evolución psicológica de los personajes, así como la actitud que unos y otros muestran respecto de sus semejantes y que es el verdadero tema de la película.
No puedo por menos que acabar con una cita de la novela, una frase en la que Jones resumía la esencia de su novela: Existe una delgada línea roja entre la razón y la locura.
Es un viejo debate este de si se debe recurrir a la crudeza de las imágenes como las que se muestran en el vídeo. El Departamento de Policía de Gwent (en Gales), optó por ser gráfico hasta las últimas consecuencias, para prevenirnos sobre los peligros del uso de los móviles al volante. Si eres muy sensible no veas las imágenes, son crudas aunque, desgraciadamente, mucho más cruda es la realidad.
Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado-a.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecha un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero enfrente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, aún sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.
Vaya pestiño de película, esta sí que es para incondicionales y poco más.
Empezando por el guión, que es de lo más inverosímil que te puedas encontrar y acabando por el autobús, en el que hacen un apaño como los que hacía el Equipo A. Antes hemos pasado por ensaladas de tiros de todos los calibres que tienen su momento álgido en el tiroteo a la casa de la co-protagonista (Sondra Locke, una vez más) y su estrambote en el desenfreno orgiástico de balas que se disparan contra el vehículo que discurre por las calles de Phoenix, según he leído en algún sitio, 8.000 disparos, esto debe ser todo un record del que no sé si habrá alguien que se sienta orgulloso, porque no encuentro la relevancia.
El caso es que acabada la peli, no pude por menos que acordarme de 16 calles, la película de Donner, con Bruce Willis de protagonista. Son calcadas, policía borrachín, testigo al que tiene que entregar ante un jurado, lo eligen a él porque creen que va a fracasar en tarea tan sencilla, ya que se trata de que el testigo no llegue al juzgado.
En el camino, intentos de matarles a ambos por parte de la propia policía, autobús final masacrado a balazos y triunfo del poli en su afán de llevar a cabo su misión.
Dentro de que tampoco es nada del otro mundo, me quedo con la película de Richard Donner, sobre todo por la réplica que el delincuente/testigo Eddie Bunker, interpretado por Mos Def, le da a Willis, en un papel de lo más gracioso y por el final de la peli que a mí me gusta mucho más.
Si para hablar de una película acabo hablando de otra, que encima me gustó más, queda todo dicho.
Para algunas cosas es mejor dejar correr un poco de tiempo para poder dar una opinión con cierto criterio.
Hace meses (no sé si serán años, que como ya estoy mayor el tiempo se va volando para algunas cosas), un grupo carismático del actual panorama del pop nacional, La Oreja de Van Gogh, se embarcó en la búsqueda de nueva vocalista para el grupo. Casí ná, pues la anterior cantante, Amaia Montero, que había decidido empezar carrera por separado, era todo un referente dentro del grupo. ¿A ver a quién encuentran ahora? Por que claro, puede ser que estemos toda la vida diciendo: "¿Te acuerdas de Amaia Montero?, desde que se fue, LOVG ya no volvió a ser lo que era"
Pero no, mira, la cosa no fue tan mal y estos chicos se ve que han tenido buen ojo y los que están a su alrededor asesorándoles, se han ganado el sueldo.
A lo que vamos que si a mí, ahora me preguntan que si han perdido en el cambio, mi respuesta es: NO. Para mi gusto, han salido ganando, pero eso algo subjetivo, claro.
Bueno, por si no habéis oído a Leire Martínez, que así se llama la chica, cantar alguna de las "antiguas" canciones que cantaba su antecesora, aquí os dejo esté vídeo. Cada cual que juzgue, yo ya lo hice.
¿Somos tan diferentes? ¿Es cierto que pensamos de maneras distintas? Yo creo que ni somos tan diferentes como algunos pretenden, ni tan exactamente iguales como otros quieren darnos a entender. Todo esto huyendo de generalidades, que siempre resultan inadecuadas para tantas y tantas excepciones como hay.
Vamos a hacer un ejercicio de imaginación: ¿Y si fuera un hombre el que respondiera a las preguntas de las lectoras de una revista para mujeres? Bien podría ser algo como esto que encontré por ahí y el nombre de cuyo autor desconozco, de cualquier modo le doy las gracias por la ocurrencia y por prestarme su diálogo de besugos:
Apreciado Mario: Espero que me puedas ayudar. El otro día temprano, me fui a trabajar dejando a mi marido en casa viendo la televisión. Había recorrido poco más de un kilómetro cuando el motor empezó a sonar y el coche se paró. Me volví rápido a casa para pedirle ayuda a mi marido. Cuando llegué y entré no pude creer lo que vi… Mi marido estaba en nuestra habitación con la hija de la vecina. Yo tengo 32 años, mi marido 34 y la muchacha 22. Estamos casados desde hace 10 años. Cuando le pregunté, me confesó que tenían relaciones desde hacía 6 meses. Le dije que debía terminar con eso y me prometió que la dejaría. Me dijo que desde que le echaron del trabajo ha estado muy deprimido. Yo le quiero mucho, pero desde que le di ese ultimátum, ha estado muy callado, ausente y distante. Temo que se vaya y me abandone. Estoy desesperada. ¿Qué debo hacer? Anticipadamente agradecida, Patricia.
Querida Patricia: Cuando un coche se para, después de haber recorrido una distancia corta, puede ser debido a una serie de factores. Comienza por verificar si el depósito tiene gasolina. Después fíjate si el filtro no está sucio. Verifica también si tiene algún problema con la inyección electrónica. Si nada de eso resuelve el problema, puede ser que la bomba de gasolina tenga algún defecto y no deje pasar la suficiente cantidad. Espero haberte ayudado. Sinceramente, Mario
La dicotomía entre el bien y el mal, ese es básicamente el asunto que trata esta novela de Robert Louis Stevenson, publicada en 1886.
Para algunos una clara crítica a la férrea moral victoriana, imperante en la Inglaterra de la época. Personas que en apariencia llevan una vida ejemplar y que sin embargo se sumergen en el vicio y el desenfreno de manera anónima, fueron un resultado real de esta sociedad que vivía de la apariencia.
Pero hay más en el relato de Stevenson. Jekyll acude a su otro yo cuando él lo desea, se ve empujado hacía su otra forma, pero es él, en definitiva, quien decide el cómo y el cuándo. Se nos viene a decir que sin nuestra voluntad, no hay mal, que si nos vemos inmersos en él, es porque nuestro libre albedrío lo decide. Eso no tiene nada que ver con aquel mundo, ni con aquella sociedad, sino que cobra plena actualidad y la ha tenido en todo el devenir de la humanidad. Quien se ve sojuzgado por un vicio, nos dará mil y una justificaciones: Que no puede luchar contra eso, que es más fuerte que su voluntad... Pero sabemos, el sujeto el primero que lo sabe que, en el fondo, son actos voluntarios, y precísamente la dificultad de superar la llamada del vicio, del placer gratuito, de la depravación, del crimen..., es lo que hace que demos el valor que damos a las personas que habiendo estado sometidas a esa servidumbre, la saben superar.
Se ha dicho que todos tenemos un lado oscuro, que las mejores personas de este mundo lo tienen, la lucha entre esas dos partes del ser humano, es lo que nos trae Stevenson en su novela, en un momento en el que las teorías de Freud, aún no habían sido expuestas.
Además de todo eso, la novela como tal es magnífica, claro que todos lo sabemos todo sobre Jekyll y Hyde, pero si alguien leyera el relato sin tener ningún antecendente, se vería inmerso en un misterio muy bien construído y, hasta el final, no sabría que ambos son la misma persona. No en vano, desde el primer momento, fue todo un éxito de ventas.
La primera vez que vi esta peli, no tenía ni idea ni de quiénes eran los hermanos Coen, ni de sus nominaciones a los Oscars, ni nada de nada. Debió de ser una de esas veces que la han puesto en la tele, que no la vi en condiciones, perdiéndome casi todos los detalles y ya me gustó, tenía algo distinto. De lo demás me he ido enterando después, anoche volví a verla y no me aburrí en absoluto.
Aquello de las Leyes de Murphy, de que si algo puede salir mal, saldrá mal, incluso peor, les sirve a estos Coen para hacer una película en la que se ríen de unas cuantas cosas (como a ellos les gusta), llena de humor negro, un poco al estilo de Tarantino (ahora tan de moda), con violencia gratuíta, hasta que ya te da lo mismo veas lo que veas. El bien y el mal se relativizan de tal manera que el espectador no tiene muy claro de qué parte ponerse.
Para empezar, es como si se riesen del mismo espectador (todo esto está dicho en el mejor de los sentidos, aclaro), anuncian una película basada en hechos reales y de eso "na de na", resulta que todo se lo inventaron ellos. Después, la trama se desarrolla en unos lugares completamente anodinos, de esos donde nunca sucede nada, subrayado este panomara de aburrimiento por los desolados paisajes llenos de nieve. Los personajes son vulgares, un vendedor de coches acobardado por todo, una poli que parece un tanto bobalicona y un par de sinvergüenzas completamente patéticos.
A partir de esos mimbres construyen una historia que no tiene desperdicio, en la que un secuestro organizado para sacar un dinero fácil, se convierte en un desastre, donde todo sale mal, violencia y muertes totalmente gratuítas, hasta convertirse en una auténtica escabechina totalmente absurda. Los Coen destruyen todos los tópicos del thriller a base de sentido del humor y una buena dosis de cinismo. Te están contando una historia trágica, pero cuando has acabado de verla, si reflexionas pausadamente y le das a la moviola imaginaria, te das cuenta de que se han reído de ti y lo han hecho sin que te dieras cuenta, con auténtica maestría.
Y mira tú por dónde, esta peli sirvió para que Hollywood, que hasta entonces les había menospreciado, se rindiera a sus pies, cuando ellos habían contado lo mismo de siempre. Yo creo que estos gamberros cinematográficos que son los Coen, se han tomado su película menos en serio que muchos de los críticos que ya le han puesto la etiqueta de clásico.
Obtuvo dos Oscars, al mejor guión y a la mejor actriz (Frances Mcdormand), esa policía tan diferente, embarazadísima, en un papel que me recuerda a algunas de las interpretaciones de nuestra Verónica Forqué, que de ingenua, parece medio tonta y que parece feliz en la vida, pero que es la que resuelve el caso. Su matrimonío anodino, pero feliz, que acaba con la escena en la que están tan felices por que a él le han hecho el encargo de diseñar un sello de 3 centavos, dan la réplica a los malos, unos inútiles que todo lo estropean y que a pesar de que se van cargando a la gente, provocan más la risa que el odio. Además tuvo 5 nominaciones más y el premio al mejor director en el Festival de Cannes.
Pero yo sigo recordando los maravillosos planos generales del paisaje nevado, los travellings, algunos picados prodigiosos (se nota que estos tíos preparan la composición de los planos para hacerla mínimamente decente), aparte de alguna escena "made in Coen", como la de la trituradora de madera en la que está metiendo el cadaver de su compinche, pero todo ello muy estilizado, sin dar pie a la pedantería. Y, por supuesto, el guión, a través de lo estrambótico de las situaciones y del patetismo ridículo de los personajes, auténticas caricaturas, logra que, al acabar la película nos preguntemos: ¿Esto es género negro o comedia?
Después de barajar varias opciones, al final eligieron El Ejecutor como título de esta nueva entrega de Harry el sucio.
La primera de la saga, aportó nuevas cosas al mundo del celuloide, pero la segunda y esta tercera, bajan el nivel, a mi modo de ver, bastante.
Yo no sé si en esta película quisieron rebajar su aspecto machista, pero si así fue, lo hicieron mal. Se muestra bastante burdo en su relación con la compañera que le asignan, al menos al principio, esto se va suavizando a lo largo del film. Y ella, pues qué decir, que me parece penoso el papel de Tyne Daly, en lugar de enaltecer el papel de la mujer en general y en la policía en particular, consigue ridiculizarlo, dando una imagen de incapaz, bobalicona y otros adjetivos por el estilo.
La película, parece un telefilme, pero de los malos, el guión deja muchísimo que desear, los actores parece que han fichado la entrada y la salida, como si en vez de hacer cine estuvieran trabajando en cualquier otro lugar para ganarse el cocido y salir del paso como buenamente pueden.
La película fue un éxito de taquilla, pero creo que si no formara parte de la saga, ni siquiera sería recordada.
Hace unos días, durante una comida familiar, uno de los varios "Alfonsos" que, para suerte mía, me rodean (en este caso el futuro abogado o como diría Robert de Niro en El cabo del miedo: ábogado, abogaaaadoo), comentaba que el inventor de los estuchados de azúcar en esta especie de cilindros de papel como los de la imagen, estaba "de los nervios", como decimos coloquialmente, porque él los había diseñado para abrirlos partiéndolos por la mitad y todo el mundo los abre cortando el extremo.
Al parecer el asunto de este tipo de envases va por otro lado y, como de costumbre en este mundo que vivimos, tiene connotaciones económicas. Voy a ver si soy capaz de dar una explicación, que no tiene por qué ser la verdadera, y lograr ser entendido:
La Directiva europea de envases y residuos de envases aprobada en febrero del 2004 obliga a todos los fabricantes a pagar una tasa, llamada “ecoembes”, que se rige por criterios medioambientales y que se destina al reciclaje de envases. Cuánto más peso y volumen ocupe el envase, más se paga. Ídem cuánto más difícil sea reciclar el material con el que está hecho. Ante esta legislación, son muchas las empresas que se han puesto las pilas para conseguir que sus envases sean más “ecológicos”. Sin duda, también ha influido la presión de las organizaciones ecologistas y la creciente sensibilidad de los consumidores hacia los temas medioambientales.
Hay varias vías para conseguir que los envases tengan un impacto más reducido y una de ellas es reduciendo el peso y el volumen. Los sobres cilíndricos de azúcar utilizan un 40% menos de papel que los rectangulares. Además, caben 1.600 en una caja donde sólo caben 1.000 de los otros. Se pueden hacer menos viajes y se emplea menos gasolina).
Yo creo que los tiros pueden ir por ahí, aunque la historia de abrir el paquetito por la mitad sea más llamativa.
Liberado de esa especie de corsé maravilloso que son Los Arribes, el Duero entra de lleno en Portugal y se hace río de verdad.
Nos habían hablado de este viaje y no tardamos más de lo necesario en tomar la decisión: ¡Vamos! Y así lo hicimos, predispuestos a disfrutar y vaya si disfrutamos.
El río se hace anchuroso despacio, como tomándose su tiempo en desbordarse por las riberas, los taludes de la zona fronteriza, se van transformando poco a poco, en suaves laderas, donde olivos, naranjos y sobre todo viñedos se enseñorean del paisaje.
¿Está bien, verdad? Pues hay más. Por si fuera poco, al delicioso vértigo de colores, se une el viaje en tren, en tren de los de antes, no la alta velocidad que está muy bien para viajar deprisa. Y es que aquí, lo que uno quiere es viajar despacio, empapar los sentidos de todo lo que nos rodea y, si el tiempo acompaña, como fue el caso, bajar la ventanilla y aspirar los olores, sentir el aire, y ver, disfrutar con esta auténtica sinfonía de la naturaleza.
La Línea del Duero fue comenzada por el estado portugués en 1873 y tardó aproximadamente 6 años en finalizarse.
El ferrocarril de Porto a Régua estaba en servicio en 1879. Los habitantes de Tras-Os-Montes, nuestra región vecina de Portugal, eran partidarios de que el trazado siguiera por sus tierras, haciendo honor al nombre de la línea (del Duero), hasta enlazar con Zamora, que entonces ya estaba unida con Medina y de ahí a Irún y el resto del continente. Sin embargo el gobierno portugués optó por seguir desde Pocinho a Barca d'Alva, frente a la provincia de Salamanca. Posteriormente se inició la construcción de un ferrocarril de vía estrecha desde Pocinho para seguir por Los Arribes hasta Zamora. Nunca llegó a alcanzar la frontera, quedándose en el pueblo de Duas Igrejas. Claro que peor fue en el caso español, aquí los gobiernos, de sobra lo sabemos, siempre han sido muy dados a dejarnos abandonados, para nuestra vergüenza los pocos pasos que se han dado, siempre han sido iniciativa portuguesa.
De cualquier manera, el viaje resulta de lo más gratificante, con las laderas de las montañas plagadas de bancales preparados para el cultivo de las viñas, que se van acostando sobre el Duero. Múltiples muros de conteción apuntalan el trazado de la vía. Los modernos barcos turísticos y los barqueiros que navegan desde siempre el río transportando el vino hasta Porto, acompañan nuestro discurrir por este paisaje de delicia salpicado por blancas casas y villas sobre colinas de considerable altura (a unos 1.400 mts.) a ambos lados del río. La panorámica que se ofrece a nuestros ojos es espléndida, con estaciones como la de Pinhao, decorada con azulejos con escenas de la vida cotidiana y de trabajos agrícolas, el paisaje soleado con casas cubiertas de parras, los senderos que serpentean entre las terrazas y las grandes casas solariegas en el centro de las quintas donde se elabora el Oporto, generalmente con cipreses plantados a lo largo de la entrada principal y los nombres pintados ya al principio de la ladera. En lo alto, algunos pueblos asentados en lo que parece un difícil equilibrio sobre la cumbre.
La Companhia dos Caminos de Ferro de Portugal, nos llevó por estos encantadores lugares, con sus estaciones y apeaderos tan pintorescos: Pocinho, Freixo de Numao, Vesuvio, Vargelas, Ferradosa, Alegría, Tua, Pinhao, Ferrao, Covelinhas y Régua. Ahí nos quedamos nosotros para regresar por el mismo camino a España, pero el ferrocarril continúa su viaje hasta Porto. Tal vez algún día volveremos para acabar el trayecto, tampoco estaría nada mal hacerlo en uno de los barcos de pasajeros que desde Régua nos llevan hasta el Atlántico.
Esta sí es una buena peli. Desde las imágenes que acompañan a los títulos de crédito, en los que se ven escenas de la guerra civil norteamericana envueltas en una especie de neblina y que nos anticipan la dirección que va a tomar el filme, al que le interesan las historias individuales y no la épica del conflicto visto en su conjunto.
La película no tuvo buena acogida en su momento, ni de público, ni de crítica, sin embargo es de esas obras que ha ido ganando con el tiempo. Hay quien ha querido ver en ella un reflejo del estado de ánimo del pueblo americano, en plena debacle de Vietnam, por el retrato que hace de los vencidos y el pacifismo que destila en algunos de sus pasajes. Da la impresión de que efectivamente algo se quiere decir sobre el trato que dan los norteamericanos a los países que no comulgan con su pensamiento, sobre la explotación del débil, sobre la posibilidad de una vida alejada del sistema. Todo esto se retrata en el acercamiento a la comunidad india, en la busqueda del esa especie de "Eldorado" al que se dirige el grupo que rodea a Josey Wales. Los diálogos con el Jefe Diez Osos, o con Lone Watie, estos cargados de humor, son esclarecedores de la gran distancia que hay entre los gobiernos y el ciudadano de a pie, cuyos problemas son otros, más cotidianos que tienen menos que ver con la épica y más con la supervivencia y la convivencia diaria. Frente a los gobiernos que mienten, está el diálogo entre las personas.
Una vez más Eastwood encarna a un antihéroe, el pacífico granjero al que la guerra le destroza la vida matando a sus seres queridos y que se verá envuelto en una serie de aventuras a lo largo de su búsqueda de venganza, que comienza con uno de los planos mejor conseguidos y más bonitos de las películas de Clint Eastwood, en el que se le ve sentado sobre la tierra, en silencio, abstraído en su desgracia, mientras desde detrás de la colina va surgiendo el grupo de rebeldes al que se unirá.
Es también un relato sobre perdedores que, apoyándose unos a otros, logran recuperar su identidad y su orgullo perdido. El granjero que perdió a su familia a manos de unos desalmados que se amparan en el estado de guerra; el indio que está esperando a la muerte y que se ha vuelto "civilizado"; la india sometida a constantes palizas por el dueño de la tienda de licores; los peregrinos que han sido despojados de todo por los comancheros, que han matado a los hombres e intentado violar a la joven; los habitantes del antiguo poblado minero, que ha quedado reducido a una ciudad fantasma...
Qué bien escupe Josey, cómo le queda el sombrero, con qué destreza desenfunda los dos enormes Colts, qué estampa ofrece cuando cabalga. La película tiene un toque poético maravilloso, de sencilla que es, resulta elegante y nos va dejando muestras de un montón de personajes típicos del western: los pioneros, los cazarrecompensas, el vendedor ambulante, los buscadores de oro del pueblo casi abandonado, los comancheros, los indios.
En el apartado de anécdotas, decir que a Chief Dan George, el indio que encarna a Lone Watie, debido a su edad, se le olvidaban los diálogos y Eastwood, se los susurraba, lo que estropeó algunas de las escenas, que hubieron de repetirse.
Los exteriores se localizaron en paisajes de Utah, California y Arizona.
Michael Parks dirigió y protagonizó una especie de secuela que se llamó El regreso de Josey Wales.
Creo que es la novela más conocida de Charles Dickens, escrita entre 1837 y 1839, nos cuenta las aventuras y andanzas del joven Oliver, maltrado por la vida que le ha ido arrojando primero a un orfanato y luego en manos de unos rufianes sin escrúpulos, hasta que es rescatado por unas personas de bien que se convertirán en sus protectores y le ayudarán a develar su pasado.
Dickens contrapone el mundo del campo y el de la ciudad. En el campo, donde viven entre otros los rescatadores de Oliver, todo es más alegre y feliz, mientras que el mundo de la ciudad, en este caso Londres, es el retrato de una ciudad sucia, poblada por gentes ruines y pobres, por delincuentes que se mueven por un laberinto de calles estrechas y llenas de mugre y en la que nos acechan mil y un peligros.
Dickens denuncia también la situación de los orfanatos ingleses en la época victoriana, donde los niños son maltratados, pasan hambre y se ven avocados, muchas veces a la delincuencia y la marginalidad. No es pequeño tampoco, el varapalo que se lleva la justicia, que no tiene reparos en castigar con dureza desmesurada a un pobre muchacho inocente.
El final feliz de la novela, no deja que olvidemos las penurias e injusticias que ha tenido que superar el joven protagonista para llegar a encontrar el sitio que le pertenece en la sociedad.
¿Quién fue este Antón de Centenera a quien Zamora dedica una calle?
Poco sabemos de él , así que poco puedo contar, por lo que forzado por las circunstancias, haré caso a Jon Nieve que, más que sugerirme, me conmina a que mis entradas sean más breves.
Antón de Centenera fue un impresor con taller en Zamora a finales del Siglo XV. Había sido calígrafo e imprimió su primer libro en Zamora, en enero de 1482, fue el "Vita Christi", de Fray Íñigo de Mendoza; al que siguieron "Regimiento de Príncipes" de Gómez Manrique; "Provervios", de Séneca y "Los doce trabajos de Hércules", de Enrique de Villena.
La industria impresora de esta ciudad, pronto se vio en dificultades, no en vano Salamanca era sede de un Estudio General en expansión. El propio Centenera, desde los últimos impresos importantes, que se extienden hasta 1492, se dedica principalmente a la impresión de documentos del tipo de formularios, hasta el punto de que su huella desaparece, aunque debió fallecer ya entrado el Siglo XVI, al menos de entonces (29 de diciembre de 1539) data el inventario de bienes de su viuda.
Los pocos libros que se conservan hechos en su imprenta, nos traen el recuerdo de este personaje que ya daba fama a Zamora y extendía su nombre con la sencilla formula que estampaba en sus obras: "Hecho en Zamora por Centenera".
La calle que lleva su nombre, algunos podían verla, al menos su arranque, desde la ventana del aula que ocuparon el pasado curso. Por si no sabéis dónde queda exactamente, abajo os dejo la foto aérea, seguro que a partir de ahora, al pasar por allí, tendréis un recuerdo para este zamorano del que, por desgracia, tan poco conocemo en la actualidad.
Un utensilio este que llamamos popularmente "boli", que nos resulta de lo más cotidiano. Sin embargo, tiene su propia historia. Desde la escritura perecedera, con punzones sobre barro o cera, hasta las llamadas escrituras duraderas, realizadas con cañas afiladas sumergidas en tinta; el cálamo, hecho tratando plumas de ave; las plumas con punta metálica; los lapiceros; la pluma estilográfica; el hombre siempre había estado buscando un sustituto sencillo y limpio que aunara las ventajas de todos estos mencionados.
Se dice que Galileo (¡cómo no!), ya había diseñado algo parecido a lo que ahora llamamos bolígrafo, pero hasta 1888, no se patentó el producto para marcar el cuero, consistente en una pluma con un rodamiento en su punta, por parte del estadounidense John Loud. La patente no fue explotada comercialmente y la estilográfica campó a sus anchas durante los siguientes 60 años. A todos nos suenan nombres como Parker, Sheaffer, Waterman, Pelikan, como los de los de las marcas que acaparaban el mercado.
La invención del bolígrafo, más o menos como hoy lo conocemos, se debe a un húngaro, Laszlo Biro, nacido en Budapest el 29 de septiembre de 1899. Un tipo peculiar, del que se podría escribir sin parar. Este hombre tuvo que interrumpir sus estudios de medicina debido a un accidente, pero empezó a ser solicitado por los médicos para colaborar con ellos, utilizando las técnicas hipnóticas que dominaba, para lograr efectos analgésicos. Ganó tanto dinero con el hipnotismo que perdió todo interés por la carrera de medicina y decidió abandonar los estudios reglados.
Además del hipnotismo terapéutico, se ocupó de la grafología, fue agente de una compañía petrolera, agente de bolsa, corredor de automóviles... Tenía una especie de don como inventor. El año que se casó, inventó una lavadora, que llegó a ser fabricada en serie; inventó una caja de cambios, la General Motors le invitó a Berlín a hacer una demostración, por la patente le ofrecieron 500 dólares mensuales durante 5 años y participación en la producción, lo que no le dijeron era que no pensaban fabricarla, ellos ya trabajaban en una caja hidráulica y le compraron la patente para que no les hiciera la competencia.
En 1938 patentó su invento que consistía en un cilindro lleno de tinta con una bolita metálica capaz de girar. La acción de la gravedad debía hacer bajar la tinta, impregnar la bola, fluir sobre el papel al deslizarse y secarse más o menos rápidamente. A partir de ahí, sus investigaciones prosiguieron a fin de conseguir la tinta adecuada.
Cuando trabajaba como inventor para el gobierno francés durante la II Guerra Mundial, los nazis invadieron Francia, así que Biro, que era judio, emigró a Argentina en un barco español llamado Sevilla, junto a su esposa, su hija Mariana, su hermano György y su socio Johann Georg Meyne, patentó su invento, mejorado, en Argentina el 10 de junio de 1943, llamándolo birome, nombre que venía de los apellidos de él y de su socio. Este término se convirtió en un sustantivo y en paises como Inglaterra, Nueva Zelanda o Australia, los bolígrafos son conocidos como biros. En España, el industrial catalán Amadeo Arboles, registró en 1946 la marca bolígrafo, que sigue vigente, pero la R.A.E. la ha incorporado a su diccionario para referirse a la pluma que acaba en una bolita.
La empresa de Biro quebró, en parte debido al alto coste de su nuevo invento. En 1951, Marcel Bich, le compró la licencia. Aunque francés de nacionalidad, Bich había nacido en Turín en 1914, su madre era baronesa francesa, de la que heredó el título. De joven estudió en París y en Madrid, aún cuando su espíritu emprendedor y creativo le llevó por otros derroteros que los estudios de filosofía que había comenzado. Cuando le compró el invento a Biro, soñaba con perfeccionarlo, diseñó una nueva punta de tungsteno con la que regular el flujo de tinta y acabar con los manchones. Cuando en 1953 salió de su fábrica el primer bolígrafo con la marca BIC, derivada de la pronunciación de su apellido al que quitó la "h" final, escribió con él una palabra que ya no le abandonaría : "Éxito". Aparte de la punta de tungsteno y del cuerpo exagonal de poliestireno, lo más importante de su invento es que era desechable y, por tanto, más barato. La producción inicial de 1.000 unidades diarias pasó, en tres años, a 250.000.
Al dominar BIC el mercado de los bolígrafos desechables, marcas como Parker o Sheaffer se dedicaron al mercado de estilográficas y bolígrafos recargables de mayor calidad, en el que compiten con firmas como Montblanc.
Bich convirtió su marca en una de las más populares del planeta y además del bolígrafo tuvo otras dos geniales ideas, el encededor de gas y la maquinilla de afeitar desechables. Hoy vende 15 millones de bolígrafos al día en todo el mundo.
Laszlo Jozsef Biro, falleció en Buenos Aires el 24 de noviembre de 1985, a los 86 años. El Barón Marcel Bich, en 1994, cuando contaba 79 años de edad.
Francisco Ibáñez es uno de los más geniales creadores en el mundo del cómic, pero creo que no sólo a nivel nacional, su proyección va mucho más allá de nuestras fronteras y aunque ha creado muchos personajes de éxito, han sido sin duda Mortadelo y Filemón los que le han dado fama universal. Hoy lo traemos hasta aquí por una curiosidad. ¿Sabías que 9 años antes del atentado contra las torres gemelas en New York, Ibáñez había dibujado un avión estrellándose contra ellas? ¿Curioso verdad? Ni Nostradamus lo habría hecho mejor. Ah, si eres de esos curiosos que quieren ver lo que hay escrito, pincha sobre la imagen de abajo para verla un poco más grande.
Alfonsina Storni Martignoni, poeta argentina nacida en Suiza por mero accidente, ya que sus padres eran oriundos de Lugano, pero vivían en Argentina desde 1880. En 1891 volvieron a Suiza, donde nació Alfonsina, en un lugar llamado Sala Caprisca, el 29 de mayo de 1892. Aprendió a hablar en italiano y en 1896 vuelve toda la familia a la provincia argentina de San Juan, de allí son sus primeros recuerdos, según relata ella misma: "Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea". Desde 1901 la familia reside en Rosario, un próspero puerto del litoral. La madre, Paulina, pasó a ser la cabeza de familia, abrió un escuela que fracasó, después instalaron el "Café Suizo", cerca de la estación de tren, Alfonsina, con diez años, lavaba los platos y atendía las mesas, nuevo fracaso. Las mujeres de la casa trabajan como costureras y ella decide emplearse en una fábrica de gorras como obrera. En 1907 llega a Rosario la compañía teatral de Manuel Cordero y Alfonsina se va con ellos sustituyendo a una actriz que cayó enferma, recorriendo diversas ciudades de Argentina. Cuando vuelve a Rosario, su madre se ha casado y vive en otra ciudad, la poeta decide estudiar la carrera de maestra rural y recibe su título profesional, ganando una plaza de maestra. Hasta que en 1911 se instala en Buenos Aires, en su maleta traía pobre y escasa ropa unos libros de Rubén Dario y sus versos, así lo evoca su hijo Alejandro. El nacimiento de este el 12 de abril de 1912, nos define la actitud de esta mujer que se enfrenta sola a sus decisiones. Tuvo varios empleos y no sin grandes dificultades económicas logró publicar su primer libro "La inquietud del rosal". Estuvo vinculada a lo mejor del novecentismo, que entonces empezaba a declinar (Amado Nervo, José Enriqué Rodó, Julio Herrera...)
Siguió frecuentando los círculos literarios y artísticos de la época, en uno de ellos seguramente, conoció al escritor uruguayo Horacio Quiroga, cuando éste regresa a su casa de Misiones, le pide que se vaya con él, pero ella, indecisa, no lo acompaña. Conoce a la escritora chilena Gabriela Mistral, que quedó impresionada por su sencillez y sobriedad, así nos la describe: "Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura".
El 20 de marzo de 1927 se estrena su obra de teatro, que despertaba las expectativas del público y de la crítica.
El día del estreno asistió el presidente Alvear con su esposa, Regina Pacini. Al día siguiente la crítica se ensañó con la obra, y a los tres días tuvo que bajar de cartel. El diario Crítica tituló «Alfonsina Storni dará al teatro nacional obras interesantes cuando la escena le revele nuevos e importantes secretos». La escritora se sintió muy dolida por su fracaso, y trató de explicarlo atribuyéndole la culpa al director y a los actores.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa. En 1928 viajó a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas. En 1932, publicó sus Dos farsas pirotécnicas: Cimbelina y Polixene y La cocinerita. Está tranquila, colabora en el diario Crítica y en La Nación; sus clases de teatro son la rutina diaria, y su rostro empieza a cambiar. Las canas cubren su cabeza y le dan un aire diferente.En 1931, el Intendente Municipal nombró a Alfonsina jurado y es la primera vez que ese nombramiento recae en una mujer. Alfonsina se alegra de que comiencen a ser reconocidas las virtudes que la mujer, esforzadamente, demuestra. «La civilización borra cada vez más las diferencias de sexo, porque levanta a hombre y mujer a seres pensantes y mezcla en aquel ápice lo que parecieran características propias de cada sexo y que no eran más que estados de insuficiencia mental. Como afirmación de esta limpia verdad, la Intendencia de Buenos Aires declara, en su ciudad, noble la condición femenina», afirma Alfonsina en un diario al referirse a su designación.En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires entre octubre de 1933 y febrero de 1934. Le dedicó un poema, «Retrato de García Lorca», publicado luego en Mundo de siete pozos (1934).
Un cáncer de mama la había sorprendido a sus 43 años, del que fue operada y contra el que peleó durante 3 años. Se cuenta que, atribulada por el dolor, el sábado 22 de octubre de 1938, una mujer de 46 años deambula por Buenos Aires hacia la estación de trenes, saca un billete de ida para Mar del Plata. Hacia la madrugada del día 25, Alfonsina abandona la habitación de hotel donde se aloja y se dirige a la escollera desde donde se arrojó al mar, aunque para la leyenda ha quedado una historia más poética que nos cuenta que caminando se adentró en el mar. Horas más tarde, dos jóvenes obreros que paseaban por la playa de La Perla, encontraron su cuerpo.
Alfonsina Storni tuvo un hijo sin padre conocido, escribió poesía erótica, fue obrera, amiga de Juana Ibarbouru y Gabriela Mistral y todo esto antes de 1938, así pues un pionera en la lucha por reivindicar a las mujeres en el puesto que deben tener en la sociedad. Una luchadora y una mujer valiente a la que no le importó enfrentarse a las convenciones de la conservadora sociedad de su época.
Antes de morir, escribió un poema que tituló Voy a dormir y lo mandó al diario La Nación, algunos versos de ese poema están en la canción "Alfonsina y el mar", compuesta por los argentinos Ariel Ramírez y Félix Luna y que apareció publicada por primera vez en 1969, interpretada por Mercedes Sosa, fallecida la semana pasada.
Ramírez no conoció directamente a la poeta, pero ésta fue alumna de su padre, Zenón Ramírez, que contó a su hijo el drama de Storni. Influenciado por estos recuerdos y por la poesía de Storni, el pianista Ariel Ramírez compuso la música y Luna aportó la letra.
Quién sabe cuántas versiones hay de “Alfonsina y el Mar”... desde la pieza fundacional en la voz de la ya mencionada Mercedes Sosa, la cantante y compositora cubana Ana María García, los argentinos Andrés Calamaro y Jairo, la cantante colombiana Shakira, el cantante español Miguel Bosé, la puertorriqueña Lucrecia Benítez, la cantante de jazz chilena Claudia Acuña, la intérprete griega Nana Mouskouri y la portuguesa Cristina Branco, de Mexico Manuel Mijares y Guadalupe Pineda, la nicaragüense Katia Cardenal, los tenores españoles José Carreras y Alfredo Kraus,Los Sabandeños con Yamila Cafrune (hija del cantante argentino Jorge Cafrune) y otros grupos como Los Panchos, Los Chalchaleros, Los Gauchos, Los Tucu Tucu, Mocedades, la española Paloma San Basilio, el cantante cubano Antonio Machín, las peruanas Tania Libertad y la soprano Jacqueline Terry, las venezolanas Mirta Castellanos y Eliana Cuevas, artistas como María Jiménez, Vicente Fernández, Lucho Gatica, Chabuca Granda, Alberto Cortez ... hasta el gran Mariachi Vargas, las Tunas de Deusto y Letras de Murcia y una extraña versión de Victor Jara.
Esta es la versión de Los Sabandeños, acompañados por Yamila, para mí, una de las más conseguidas: