Una pareja adinerada al borde del divorcio, David (Ralph Fiennes) y Jo Henninger (Jessica Chastain), viajan desde Londres a Marruecos para asistir a un fin de semana a todo lujo en el suntuoso hogar de unos amigos en el interior del desierto del Sahara. De noche, cuando se dirigen a la cena de bienvenida y tras haber ingerido demasiado alcohol, sucede una tragedia, un accidente fortuíto que tendrá repercusiones tanto entre los musulmanes locales, como entre los visitantes occidentales. Lo que prometía ser un gran festejo, acabará convirtiéndose en un fin de semana que, en el peor de los sentidos, ninguno olvidará jamás.
El guión adapta un libro del novelista y periodista británico Lawrence Osborne, cuyo estilo ha sido comparado por algunos críticos con el de Graham Greene.
La película confronta los dos mundos que, a grandes rasgos, conforman la globalidad del planeta: Ricos y pobres.
El pijerío hortera, adinerado y culto de occidente y el colectivo pobre, resignado, pero, en cierto modo, también con cierta cultura, de las zonas geográficas desfavorecidas. Los primeros, visitando en sus viajes, o teniendo sus segundas residencias, en los países menos desarrollados, pero llevándose allí todas las comodidades que no son capaces de dejar atrás, bien sea alojándose en hoteles lujosos o haciendo de sus mansiones un oasis ostentoso en medio de la miseria y conviviendo con los nativos como quien lo hace con el ser inferior, el esclavo o, en el mejor de los casos, el sirviente a quien consideran de otra casta, por supuesto, por debajo de la suya en el estatus social.
En determinado momento, las historias de la pareja protagonista se dividen, la del personaje de Jessica Chastain, se vuelve reiterativa y poco imaginativa, hasta el punto de perder todo interés y es que lo que de verdad sostiene la película es la travesía del desierto de David Henninger, acompañando el cadáver del muchacho que atropelló, junto a su padre y dos aldeanos que le ayudan. David es un dermatólogo a lo que parece con el suficiente éxito profesional como para vivir una vida de lujo. Por lo que cuentan de él los demás, en su juventud fue un joven rebelde y con conciencia de lucha, pero se ve que se ha acomodado en lo que llama una vida burguesa y, para colmo, es alcohólico, sólo le interesa sacar buenos dividendos de su tarea profesional y le duele cada libra que pierde cuando un paciente le demanda y pierde el juicio.
— El último, una señora mayor que me ha costado un brazo y una pierna, le dice a su anfitrión.
Y éste le pregunta: — ¿A ella que le pasó?
— Murió, responde David.
Y su interlocutor replica: — Pues a ella le salió más caro.
El caso es que vemos a un padre enfrentado al dolor por la muerte de su único hijo, a su ansia de justicia y a David reflexionando sobre la culpa y tratando de obtener el perdón y, de paso, comprender y, en cierto modo, acercarse a aquella gente, pero de verdad.
Seguramente la culpa y el perdón son dos de los asuntos sobre los que John Michael McDonagh quiere llamar nuestra atención con su película. El problema, ya digo, es que la parte de Jo Henninger, carece de garra y de imaginación y no es tema menor, pues ocupa buena parte del metraje.
No obstante, es un film de esos que te hacen reflexionar y su final, seco y duro, sin títulos de crédito que le sigan (todos han aparecido al principio), es una especie de golpe sobre la conciencia y te deja un buen rato pensando en lo que has visto.
¿Pudo haber sido mejor? Seguro, pero aunque tenga unos cuantos déficits, podemos decir que a la película nada le falta, aunque le sobran unas cuantas cosas y no precisamente la buen interpretación de Ralph Fiennes que cumple con solvencia su papel.
Por lo que cuentas, buena parte del argumento se basa en el choque cultural.
ResponderEliminarEs la base de la película.
EliminarHola.
ResponderEliminarMe gusta mucho Ralph Fiennes, así que me la apunto a pesar de esa falta de imaginación en la parte de la protagonista.
Me llama la atención ese final sin créditos.
Muy feliz día.
Gracias Marigen.
EliminarEn el final pasamos directamente de la última escena a la pantalla en blanco, con lo que el impacto del final sobre el espectador resulta más intenso.
Que tal Trecce!
ResponderEliminarEsta no la he visto, la propuesta me interesa. Por cierto, el caso de Fiennes es curioso, estaba llamado a ser el gran galán pero por lo que sea su carrera no despunto todo lo que debiera, y mira que tenia percha y era guapo...
Saludos!
Aunque no es una gran película, es interesante.
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