CORRE, LOLA, CORRE

 

Lola (Franka Potente) recibe la llamada desesperada de su novio Manni (Moritz Bleibtreu), que acaba de perder en el metro 100.000 marcos alemanes que pertenecen a un jefe de la mafia para el que trabaja. Si Lola no consigue el dinero en veinte minutos, Manni sufrirá las consecuencias.

Poco hay de original (aunque lo hay) en la película, sin embargo, yo pienso que el gran hallazgo del alemán Tom Tykwer es saber conjugar a la perfección cosas que ya estaban en el cine, sobre todo a través de un gran montaje y conseguir un trabajo que, pese a que alguna productora se pasó de visión a futuro y no supo ver su potencial, constituyó un éxito, inesperado para algunos, repito, pero todo un éxito en las salas comerciales. 

Tomando cosas del cine experimental y de vanguardia, pero también del mundo de los videojuegos (sobre todo en la estructura de la historia), el experimentado director, guionista y músico sabe arrastrarnos detrás de la incesante carrera de la protagonista en una historia que tiene también componentes de cuento para todas las edades, un mundo tan apreciado por Tykwer.

Franka Potente, en un gran trabajo interpretativo y demostrando una forma física envidiable, nos magnetiza con sus idas y venidas por la pantalla, sin descanso y sin solución de continuidad. Ella es el centro de la historia y lo más fascinante de la misma, con su estética de heroína de videojuego urbano que resulta muy atrayente. 

Bien conseguida la propuesta de los tres finales, con sus secuencias y personajes repetidos, pero, al tiempo, distintos y con resultados diferentes que transmiten asimismo la idea de lo que pueden influír en el futuro de nuestra vidas detalles aparentemente nimios o casualidades del mundo que nos rodea y que se escapan a nuestro control, hasta llegar a ese final, para mí también muy logrado, que deja absolutamente abierto el futuro de la pareja de jóvenes.