Un grupo de italianos ricos se embarca en un viaje en yate a una desierta isla volcánica del archipiélago de las Eolias, al nordeste de Sicilia. Cuando están a punto de abandonar la isla, descubren que Anna (Lea Massari) ha desaparecido. El novio de Anna, Sandro (Gabriele Ferzetti), y su amiga Claudia (Monica Vitti), intentan sin éxito encontrarla. Mientras buscan, Claudia y Sandro desarrollan una atracción mutua. Cuando regresan a tierra, continúan la búsqueda sin éxito. Sandro y Claudia acaban convirtiéndose en amantes y casi se olvidan de la desaparecida Anna.
En su estreno en el Festival de cine de Cannes de 1960, la película fue abucheada de forma inmisericorde por el público, hasta el punto de que tanto Antonioni, como Monica Vitti, que acudían a la sesión, salieron del teatro poco menos que huyendo. La percepción fue cambiando tras la segunda proyección de tal manera que el film fue galardonado con el Premio especial del Jurado en ese mismo Festival.
¿Qué motivos hay para tales discrepancias, para que se llegue a tales extremos de contrasentido? ¿Acaso la crítica va por un lado y el público por otro y cuando aquella influye en éste, cambian las percepciones sobre una misma obra?
Pues qué duda cabe que a veces es así. Pero yo creo que en este caso hay algún otro factor.
Cualquiera que conozca un poco el cine italiano del pasado siglo sabe de la fama de lento y enigmático del cine de Antonioni, de que sus películas no son para todos los paladares, sin embargo hay gente, aficionados incluso que, a pesar de saberlo, cuando se encuentran con él por primera vez, no están preparados para digerir su cine que es un poco, como le pasa a la ópera en la música: Puede aburrirte porque no captas la belleza por falta de actitud o de preparación.
La película, como le ocurre en general al cine del maestro italiano, es un prodigio de construcción cinematográfica. Pero es que además se halla plagada de simbolismos que no todos somos capaces de captar y que cuando te los explican, no dejan de producirnos admiración.
Es una especie de reflexión sobre la ociosidad de algunos ricos, lo superficial de sus existencias y el vacío del que están rodeados a pesar de tenerlo todo. Ese vacío y esa ligereza en sus vidas, nos los acerca Antonioni mediante la forma narrativa elegida: diálogos breves, los desolados paisajes sicilianos y los edificios que muestran el pasado esplendor, hoy viejos y caducos.
La fugacidad de los amores que busca el protagonista, maravillosamente remarcada en la figura de los trenes, la plasticidad de los encuadres, la belleza de las composiciones y la gran interpretación de Monica Vitti, son lo más atrayente del film.
Qué maravilla. No sabía que había empezado con tan mal pie.
ResponderEliminarMuy feliz día.
Hay películas, como otras cosas en el arte, que cuesta entender y ver el significado que el autor ha querido dar a ciertas situaciones.
EliminarCreo que el público se enfadó porque no se resuelve el misterio de la desaparición de Anna. El interés de Antonioni iba por otros derroteros.
ResponderEliminarNo se por qué se enfadarían, si fue por eso, está claro que no entendieron nada, la historia de la desaparición de Anna es un pretexto para otros asuntos.
EliminarO sea, el espectador que ve cine de forma esporádica tampoco se puede fiar mucho del gusto del crítico.
ResponderEliminarPues no. Por fortuna ahora tenemos muchos medios de conocer la versión de espectadores como nosotros, que es lo que de verdad nos interesa.
EliminarCuando un cineasta, como en el caso de Antonioni, se avanza a su tiempo, es natural que el público no acabe de entender sus películas.
ResponderEliminarEs que a día de hoy, sigue siendo un autor que no es para cualquier público, con todos mis respetos, porque no toda película tiene que resultar atractiva para todos los espectadores, sin que ello signifique que sea mejor o peor.
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