Un misterioso jugador de póker, llamado William Tell (Óscar Isaac), recorre distintos casinos en busca de mesas donde poder jugar y ganar dinero suficiente para poder sobrevivir, pero sin llamar demasiado la atención. Tras haber pasado ocho años en la cárcel ha conseguido perfeccionar una técnica que consiste en contar las cartas que van apareciendo en la mesa de juego y así predecir sus probabilidades de éxito en la partida. Su forma de actuar es disciplinada y cauta. Pese a dominar a la perfección esta estrategia, no se deja ver por torneos especiales ni hace alarde de su sabiduría.
La Linda (Tiffany Haddish), una mujer sabia y empoderada, le ofrece la oportunidad de presentarse a torneos mundiales de blackjack: ella le daría el dinero suficiente para apostar e inscribirse y él ganaría miles de dólares. La cautela y disciplina de Tell están por encima de todo y rechaza la propuesta. Sin embargo, tras encontrarse con el joven Cirk (Tye Sheridan) -quien planea vengarse brutalmente del mayor John Gordo (Willem Dafoe) a quien considera responsable del suicidio de su padre- decide aceptar la propuesta de La Linda con el objetivo de conseguir suficiente dinero para apartar a Cirk del tortuoso camino que pretende tomar.
Paul Schrader, realizador y guionista del film, ha creado una especie de universo propio y en unas cuantas de sus películas se pueden ver temas y personajes recurrentes, que es cierto que no son iguales, pero, en ocasiones, nos recuerdan a otros que hemos visto, así que no es extraño que algunos echen la vista atrás y vean rastros del Travis Bickle de Taxi Driver en el personaje que interpreta con solvencia Óscar Isaac.
Un personaje atormentado por un pasado de despiadado interrogador militar que ha purgado sus culpas materiales en la cárcel, pero que arrastrará toda su vida los pecados de su conciencia, porque esos no se curan en ningún centro penitenciario.
Tras las historias individuales y de conjunto del trío formado por el propio protagonista, por La Linda y por Cirk, que recorren el territorio USA de casino en casino, contemplamos el afán de William Tell por hacer comprender a Cirk, obsesionado por el suicidio de su padre, otro interrogador, que abandone sus planes de venganza y replantee su vida, pero el film es, sobre todo, una denuncia sobre la vergonzosa actuación estadounidense en sus cárceles secretas, ubicadas fuera del territorio nacional para evitar posibles responsabilidades de los torturadores a los que, en general, no se pidió cuentas de sus actos y si alguna vez se hizo, las culpas cayeron sobre simples soldados o mandos inferiores, pero nunca sobre los responsables máximos de que aquellos centros de tortura existieran y de lo que en ellos se hizo.
Película interesante por su temática y por su puesta en escena, en la que la ambientación alrededor del mundo del juego, esconde toda una parábola sobre la ocultación de los sentimientos en el juego de la vida, escondiendo las cartas que uno ha recibido, aunque no recomendable para impacientes que lleven mal los desarrollos lentos de las historias.
Quizas sea la unica manera de ganarse la vida, tras 8 años en la carcel, me imagino debe ser un experto en el juego, buena estrategia pero mucho tiene que ver el azar.
ResponderEliminarParece una peli muy interesante, segun tu reseña.
Saludos Trecce.
Es entretenida.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarLa propuesta me resulta de lo mas interesante. Ese mundo de las cartas también me fascina. La tengo muy en cuenta.
Saludos!
Ese mundillo, lo refleja bastante bien.
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