Sam Bissel (Jack Lemmon) vive feliz con su esposa Minerva "Min" (Dorothy Provine) y sus dos hijas. La única parte de su vida con la que no está contento es su trabajo en el departamento de arte de la firma publicitaria Burke & Hare, en el que se siente únicamente como una pieza más del engranaje. Sin embargo, su vida profesional da un giro importante cuando le es adjudicada la cuenta Nurdlinger Dairy. Simon Nurdlinger (Edward G. Robinson) es lo que se conoce como un hombre de familia que desea que otro hombre de vida sana y familiar encabece su cuenta y Sam es el único en Burke & Hare que encaja a la perfección. La vida hogareña de Sam también sufre otro importante giro cuando la amiga de la universidad de su esposa, Janet Lagerlof (Romy Schneider), recién llegada de París, se muda a la casa de al lado. Janet puede obtener 15 millones de dólares de la herencia de su abuelo, pero el testamento tiene una cláusula que especifica que para recibir la herencia ha de estar casada. Ella está tramitando el divorcio con Howard Ebbets (Mike Connors) y afirma que volver con Howard no vale 15 millones, pero cuando Jack Bailey (Charles Lane) e Irene Krump (Anne Seymour), dos de los parientes de Janet a quienes les gustaría encontrar alguna excusa para impugnar el testamento, llegan en visita inesperada, Janet en un gesto no premeditado, presenta a Sam como si fuera su esposo. El asunto se complica cuando Sam, a su vez, se ve obligado a presentar a Janet como la Sra. Bissel tanto a Burke (Edward Andrews) como a Nurdlinger. Aunque Sam y Min están de acuerdo con la artimaña y Janet les ofrece un millón de dólares para compensar los problemas que les está trayendo, llegan nuevas complicaciones cuando Janet se da cuenta de que un investigador privado contratado por sus parientes, husmea en el vecindario y cuando Howard, su ex-marido intenta reconciliarse con ella. Además, la campaña publicitaria para Nurdlinger incluye vallas publicitarias por toda la ciudad en las que se muestra a una pareja feliz que defiende la bondad de la leche Nurdlinger y, sin que Sam lo sepa, las fotos de la pareja son las de Sam y Janet como el matrimonio Bissel.
El guión adapta la novela del mismo título que el original de la película (Good Neighbor Sam) del escritor norteamericano Jack Finney.
Quizá sea poco objetivo en mi juicio sobre el film, pero me puede la debilidad que siempre he sentido por Jack Lemmon, lo lamento, pero me parece un intérprete muy por encima de la media, hasta en películas mediocres sabe sacar partido a sus papeles y brillar con luz propia.
Por lo dicho en la extensa sinopsis del film, habrán deducido, sin romperse demasiado la cabeza, que estamos ante la típica comedia de enredo y es una lástima que, por un lado, se alargaran más de la cuenta en la duración del film (más de dos horas de película) y, por otro, que la segunda parte entre en picado, con algunos gags de los que se abusa hasta hacer perder el interés por el desarrollo de la narración que se llega a hacer pesada hacia el final.
Y este es el fallo principal del film, no que todo sea previsible, pues lo es casi todo él, sino esa falta de imaginación y ese querer estirar la historia, pues previsible es también en el inicio y, sin embargo te mantiene entretenido, te hace reír y tiene algunas escenas impagables, como el pique con los besos a la esposa que no es la suya entre Lemmon y Connors o el cha cha cha que se marcan Romy Schneider y Jack Lemmon.
Los actores están maravillosos, sobre todo el protagonista y las dos chicas y la historia, si bien está desarrollada conforme a estereotipos, resulta ingeniosa. No es una gran película, pero el entretenimiento y la risa están garantizados. Casi nada.
Que tal Trecce!
ResponderEliminarPues mira, estaba tratando de buscar un par de películas para esta noche y ya me has arreglado el 50% del programa.
Venga, saludos y buen finde!
Tiene momentos muy divertidos, es una pena que la alargaran tanto.
EliminarComparto contigo la admiración por Jack Lemmon.
ResponderEliminarUno de los grandes, sin duda.
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