Sergio es un jubilado que recientemente se ha quedado viudo. Obtiene trabajo después de un casting organizado por el detective Rómulo, un investigador privado que necesita a un topo creíble para infiltrarse en un hogar de jubilados. La cliente de Rómulo, hija de una residente, sospecha que su madre podría estar siendo maltratada, por lo que le contrata para descubrir qué es exactamente lo que está sucediendo en la residencia. Sergio, sin embargo, tiene 83 años y no es precisamente un agente de los que vemos en las películas, por lo que no resulta nada fácil entrenar a un aprendiz en lo que respecta a la tecnología y a la metodología de espionaje. Mientras trata de reunir pruebas, Sergio entabla amistad con algunos de los jubilados y se da cuenta que la supuesta terrible verdad que buscaba no tiene absolutamente nada que ver con lo que tanto él como Rómulo habían sospechado.
La película/documental, comienza en un tono de comedia con secuencias muy divertidas, pero, apenas transcurridos unos breves minutos, se torna en un melodrama con tintes de humor.
Puede que algunos consideren que tiene algo de didáctico, pero creo que se acerca bastante a la realidad de un determinado tipo de residencias, no todas, que las hay bastante peores y esta, en nuestro mundo occidental, podría ser considerada un estereotipo de la media, con gente amable, personal cumplidor, sin malos tratos y con un cierto aire de gran familia, aunque sin pasarse, tampoco es que sean extremadamente buenos, pero sí muy profesionales. Vamos una residencia normal, dentro de la media.
En este entorno se desarrolla la película que consiste básicamente en encuentros del protagonista con varias residentes que le van contando sus cuitas, sus anhelos y frustraciones y poniendo de manifiesto sus dolencias (físicas y psíquicas) y sus limitaciones, con una inteligente formato que elude las clásicas entrevistas y da la sensación de que realmente las mujeres hablan con Sergio de forma natural y no que este las esté entrevistando para el documental.
Es una coproducción en la que participan en distinta proporción Chile, Alemania, España, Países Bajos y Estados Unidos.
En el Festival de San Sebastián 2020, la película obtuvo el Premio del Público (mejor film europeo).
La realizadora y guionista, la joven chilena Maite Alberdi, señala que “El documental fue hecho prepandemia y ahora, pospandemia, fue impresionante ver cómo los españoles leían la película desde otro lado”.
Y es que efectivamente, la situación que atravesamos hace que la visión con que nos enfrentamos al film y la historia que desarrolla, haya cambiado de perspectiva, muy marcada por la tremenda mortandad que el coronavirus dejó en las residencias de adultos mayores, al menos en España. “La película se volvió muy dolorosa para ellos, porque les revela una realidad que hasta antes del coronavirus no habían visto. Yo aspiraba a que, después de verla, los hijos, los nietos llamaran a sus viejos para saber cómo estaban y ese sigue siendo mi deseo, porque a mi juicio la realidad dentro de las residencias no ha cambiado. Antes del COVID-19, me tocó grabar muchos funerales donde había solo residentes y trabajadores del hogar, ni un solo familiar. ¿Para quién fue reveladora la pandemia del abandono en que viven los adultos mayores? Para los que están fuera, porque en las residencias la gente ya estaba sola, aislada, muriendo sin compañía, ahí y en muchos otros lugares, como en sus propias casas. Yo no hago teoría política, yo filmo experiencias y, a partir de ellas, muestro las crisis de la sociedad actual. Ver la emoción del público en esa sala en San Sebastián, me golpeó y me hizo darme cuenta de lo contingente que se volvió El Agente Topo este año a causa de la pandemia".
Hola.
ResponderEliminarMe parece muy interesante, especialmente por ese cambio de perspectiva al verla en un momento muy distinto al que había cuando fue filmada.
Muy feliz día.
Ha cobrado una actualidad inesperada.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarQueda anotada. Mi madre estuvo en una residencia varios años, afortunadamente estaba cerca y la visitaba día si día no. Durante todo ese tiempo me di cuenta del duro y sacrificado trabajo que allí se llevaba a cabo y me dolía especialmente escuchar ciertos comentarios de quien jamás había puesto un pie en una. Los recortes de personal y otras carencias dificultan la vida y la labor de quienes allí trabajan para cuidar a nuestros mayores, pero parece que la gente no lo entiende y siempre apuntan a los profesionales.
Disculpa, no pretendía soltar discurso alguno pero no he podido evitarlo.
Saludos y feliz semana!
Si has vivido tan de cerca la situación, apreciarás mejor que nadie el magnífico trabajo de Maite Alberdi en su película que nos acerca una realidad tan desconocida e ignorada por tantos.
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