Zhou Zenong (Hu Ge) es un gángster que, recién salido de la cárcel, se convierte en fugitivo tras una reunión de bandas que acaba con la muerte de un policía. Tratando de esconderse mientras se recupera de sus heridas, Zhou se encuentra con Liu Aiai (Gwei Lun Mei), una prostituta que puede haber sido enviada para ayudarle, o bien para entregarlo al capitán de la policía a cambio de una cuantiosa suma. Perseguido por las bandas y por un dispositivo policial que parece abarcar toda la ciudad, Zhou deberá enfrentarse a los límites de lo que está dispuesto a sacrificar tanto por esta extraña como por la familia que dejó atrás.
La historia no es nueva, el delincuente acorralado, perseguido por la policía y por una banda rival, que se encuentra en un callejón sin salida y es cuestión de tiempo que caiga en manos de unos u otros.
Sin embargo, el ritmo narrativo que el chino Diao Yinan, guionista y director del film, logra imprimir a su película, es la primera nota diferencial que hace a esta película diferente, original y muy atractiva.
Los protagonistas nos cuentan sus situaciones y cómo han llegado hasta allí, a ese encuentro en una estación de autobuses en una lluviosa noche.
Primero el delincuente y, después, la prostituta, relatan sus avatares particulares y la situación queda muy clara para el espectador que, tras sus respectivas historias, adornadas con momentos poéticos y otros que revelan la dureza de sus vidas, se ve inmerso de lleno en la historia que llevará a un desenlace trágico y, al tiempo, esperanzador.
Sin necesidad de recurrir a giros inesperados, Diao Yinan consigue mantener nuestra atención en esta historia de relato sencillo.
Magnífico el manejo de la cámara, con algunos movimientos elegantes y espectaculares; el sensacional juego de luces y sombras en la mejor línea del "noir" clásico y algunas composiciones que parecen auténticas coreografías y sacan todo el partido posible a los escenarios muy bien elegidos, hacen de este un film muy apetecible para el espectador, tanto por la forma de contar la historia, como por la calidad artística de la filmación envuelta en colores vivos y luces de neón, que contrastan con la oscuridad de la noche que preside la mayoría del relato y un final que supone una esperanza de redención para los supervivientes a la tragedia de estos seres que viven en la marginalidad.
Me encanta la escena del cónclave de maleantes, a la que pertenece la segunda de las imágenes que incluyes. En muchos aspectos es una película que me recuerda a "Largo viaje hacia la noche" (2018), del también chino Bi Gan.
ResponderEliminarMe impactó ya desde el comienzo: ese encuentro entre los dos protagonistas, la lluvia, el paraguas...
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