Cabriola es un excelente potro que pertenece a una traperilla que, para moverse mejor en el mundo que le rodea, se hace pasar por muchacho. Para que el caballo llegue a debutar en algún espectáculo de rejoneo, es necesario que el ídolo de la muchacha, Ángel Peralta, se interese por él.
Mel Ferrer había hecho algunas incursiones en la dirección de películas que no serían demasiado recordadas, entre ellas "Green Mansions", en la que dirigió a la que entonces era su esposa, Audrey Hepburn, con la que había coincido en el rodaje de Guerra y Paz. Cabriola fue la octava y última en que se puso tras la cámara.
Hay que señalar que Ferrer, que siempre se mostró orgulloso de su orígenes españoles (su padre era catalán, emigrado muy joven a EE.UU.), hablaba correctamente castellano.
Es una de las peores películas en que interviene la actriz malagueña. Se nota cierto oficio en la realización, con algunas escenas llamativas, como la caravana de carros de los traperos recortada en el horizonte, pero en general, también en este apartado, deja bastante que desear.
Lo mismo que en el resto, las canciones son normalitas, tirando a malas y la película en sí, apenas tiene historia, con todos los tópicos del españolismo cañí, con gitanillos bailando y cantando, y muchas escenas de rejoneo en las que vemos a Ángel Peralta (uno de los mejores rejoneadores de la historia de la tauromaquia), lucirse con sus caballos, tal vez lo mejor de la película. Las intervenciones de Marisol (o su doble) a caballo, tienen más de charlotada que de corrida de rejones seria.
Al estar realizada por toda una estrella de Hollywood, la película llegó a Estados Unidos bajo el nombre de "Everyday Is A Holiday", que se podría traducir como "Cada día es vacaciones".
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