Tras un duro entrenamiento en el centro de instrucción, un grupo de soldados británicos ultima su preparación antes de partir a su nuevo destino en Alemania.
Sin embargo, ante la escalada en la tensión social que vive Irlanda del Norte que la coloca en una situación casi de guerra civil, el destacamento será enviado a Belfast.
Con una ciudad dividida entre protestantes y católicos e inmersa en tiroteos, disturbios, atentados y protestas durante la famosa revuelta de 1971.
Después de ser trasladados en barco, los soldados son conducidos a un alojamiento acondicionado de manera bastante provisional en un colegio. Al día siguiente participarán en su primera misión: escoltar a la policía durante un registro en un domicilio católico.
Si los soldados son novatos, no lo es menos el teniente que se ha hecho cargo de ellos. Mientras la tropa se ha dado cuenta de que su presencia no es deseada por la población, en su ingenuidad, el oficial parece ignorarlo y ordena que se quiten los cascos, dejen los escudos y se pongan la boina en la cabeza, en un intento de transmitir a la ciudadanía un mensaje de actitud pacífica.
Pero cuando llegan al lugar y forman un cordón alrededor de la casa mientras la policía hace su trabajo, les arrojan toda clase de objetos y la gente se muestra en una actitud cada vez más agresiva, insultándoles y amenazando con romper el cordón.
Cuando la policía saca a empujones y porrazos a algunos detenidos, se produce un momento de indecisión que es aprovechado por un muchacho para acercarse a uno de los vehículos militares y robar un rifle.
El soldado Gary Hook (Jack O’Conell), recibe la orden de perseguirlo y recuperar el arma, sin embargo, de repente, se encuentra aislado y es atacado por un grupo de civiles, recibiendo una buena paliza. A punto de recibir un disparo, consigue escapar y comienza una desesperada huida por las peligrosas calles de Belfast. Herido y atemorizado, deberá encontrar el camino de regreso a su campamento base, mientras le pisa los talones un grupo disidente del IRA que pretende acabar con su vida.
Con guión de Gregory Burke, Yann Demange, de origen francés, pero que vive en Londres desde que tenía dos años, debuta en la pantalla grande tras acumular experiencia en documentales y cierto éxito en series de televisión.
La película tiene un ritmo vivo, sin apenas tiempos muertos y siempre está ocurriendo alguna cosa. Con secuencias realmente brillantes, como la persecución por las enmarañadas calles de Belfast, sus estrechos callejones y los patios que se comunican entre sí, el film logra transmitir al espectador toda la angustia que vive el protagonista y lo hace sin acudir a recursos truculentos ni a situaciones espectaculares, de una manera natural y totalmente creíble, pero no menos efectiva.
Aunque la narración se centra en el problema que vive el soldado Hook, el film nos acerca también a la situación del entorno, si bien es cierto que la toca de pasada, al espectador le queda bastante claro el clima de abierto enfrentamiento que se vivía entre la población, la hostilidad de los católicos contra las tropas y la policía inglesa y los detalles que se nos muestran sobre la guerra sucia que practicaban los británicos de forma paralela a las actuaciones públicas.
Todo ello lo consigue la película mediante la trepidante acción y sin tener que recurrir apenas al discurso. Bien interpretada y con una ambientación muy lograda, la situación es retratada de manera tan real, que el espectador puede sentir la angustia y el peligro con toda la crudeza y ponerse en la piel de quienes vivieron aquella época convulsa de la reciente historia británica.
Me ha gustado leerte. Que tengas buen día
ResponderEliminarMuy amable. Gracias.
EliminarRealmente angustiosa, ayer volví a ver otra película sobre el mismo conflicto que también tiene ciertos momentos de angustia, "en el nombre del padre" pero esta es más emocionante y sin tanto trasfondo político.
ResponderEliminarEn efecto, esta se centra más en la angustiosa huída del protagonista por las peligrosas calles de Belfast, aunque creo que el conflicto político, sin ser el argumento principal, queda bastante bien reflejado.
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