JULIET, NAKED (JULIET, DESNUDA)

Tucker Crowe (Ethan Hawke), es un cantante y compositor del llamado rock alternativo, que alcanzó cierto éxito con su único álbum. Una modelo muy conocida en el ambiente cultural alternativo de Los Ángeles, con la que tuvo una fugaz historia de amor, Julie Beatty, inspiró el que fue su mayor éxito, el álbum titulado Juliet, publicado en 1993, pero también le rompió el corazón. En junio de 1993, Tucker Crowe, tocó en el Club The Pitt, de Minneapolis, ese sería su concierto final. Fue visto por última vez saliendo de los baños del Club tras la actuación, canceló todos sus conciertos futuros, y nunca ha vuelto a tocar en público.

Duncan Thomson (Chris O'Dowd), es un fanático del músico, mantiene una página web en la que participan unos doscientos hombres maduros, que se reúnen a través de la red para analizar de forma obsesiva la música de su héroe e intentar descifrar sus misterios. Duncan mantiene una relación duradera con Annie Platt (Rose Byrne), que vive en la localidad inglesa de Sandcliff, donde dirige el Museo de Historia Local.

Un día recibe un CD con demostraciones acústicas sobre "Juliet, naked", aunque Annie lo abre primero y lo escucha sola, lo que provoca el enfado de Duncan, sobre todo cuando Annie muestra su desagrado con el trabajo que contiene el CD.

Duncan escribe un artículo elogioso en la página que dirige, mientra Annie escribe una apasionada crítica contraria, recibiendo una respuesta por correo electrónico del propio Tucker Crowe en la que se muestra de acuerdo con ella.

Lo que Annie conoce de Crowe, es a través de lo que le ha ido contando Duncan, que verdaderamente vive obsesionado con él. Annie ha aceptado esta fijación de su pareja por el artista como si viniera en el mismo pack, como se acepta una discapacidad de la persona con la estamos. Sin embargo, cuando sus caminos coincidan, descubrirá que el Tucker Crowe real, no se parece al que había construído en su imaginación por intermedio de Duncan.

El guión adapta una novela de Nick Hornby, publicada en 2009. Hornby es el autor de la novela Alta fidelidad, también llevada a la gran pantalla.

Comedia romántica en la que se nos habla del sentimiento de frustración de alguno de sus personajes, por la sensación de haber dilapidado una parte de su vida sin haber conseguido ninguna de sus expectativas de juventud.

Por otra parte, quizá la más interesante, reflexiona sobre el fenómeno fandom y la forma, casi siniestra, en que la llegada de internet lo ha alimentado. Es curioso como, desde la silla de sus cuartos, sentados ante la pantalla del ordenador, los fans debaten, deconstruyen e inventan cosas sobre sus ídolos que, en más de una ocasión, se alejan de la realidad, creando un personaje puramente imaginado, hasta el punto de que saben cosas sobre su vida, su caráter y sus comportamientos que él mismo ignora, porque forman parte de una leyenda que los devotos han construído.

La película tiene sus buenos momentos, con ese fino humor que destilan las obras de Hornby, aunque en algunos instantes, el film se mantiene en pie sobre todo gracias a la magnífica interpretación de Rose Byrne, bastante bien secundada por el resto del elenco.

Una película sobre frustraciones y cómo tratar de recuperar el tiempo perdido, con un humor basado en lo cotidiano y en las cosas sencillas que, a veces, es el que mejor resultado ofrece.