El libro es básicamente la historia de tres jóvenes españoles (Catalina, Fernando y Eulogio) que sienten en sus carnes las consecuencias de a Guerra Civil. Son tres jóvenes madrileños, amigos desde la infancia, pero que representan tres entornos familiares diferentes. El padre de Eulogio es un militante izquierdista muerto en el frente durante la contienda; el mismo Eulogio resultó herido en el Jarama. El padre de Fernando, un hombre progresista, republicano, que no milita en ningún partido, pero que por sus ideas, que le sitúan en el campo de los leales al bando perdedor, es detenido y fusilado unos años después de acabada la contienda, sin atender a las peticiones de indulto de la familia, que no se explica que su padre haya sido condenado sin haber hecho nada. Por último, los Vilamar, la familia de Catalina, de ideas monárquicas, afectos a los vencedores, pero que han tenido la mala suerte de que los negocios familiares hayan venido a menos y se encuentra sumidos en un mar de deudas con el tendero del barrio, Antonio Sánchez, un falangista que se dedica al estraperlo y al que el dinero y la camisa azul han colocado en una situación de privilegio de la que abusa.
Los Sánchez quieren que su hijo se case con Catalina, para emparentar con los Vilamar, a cambio del apellido que les dará el lustre del que carecen, perdonarán las deudas contraídas por los Vilamar, pero Catalina se niega a casarse con Antoñito Sánchez, un tipo que le resulta zafio y repulsivo, además Catalina, tras una fiesta en la Pradera de San Isidro en la que bebió más de la cuenta, se ha quedado embarazada, ella cree que de Marvin Brian, un poeta americano amigo de Eulogio, que está pasando unos días en Madrid, tratando de espantar viejos fantasmas del tiempo que pasó en España durante la Guerra.
El padre de Catalina quiere que ella aborte y, ante el deseo de la chica de dar a luz a su hijo, transige con que se vaya a casa de su tía Petra, para alejarla del vecindario, que dé allí a luz y entregue al niño a la inclusa. Mientras tanto, Fernando, abrumado y lleno de odio por el fusilamiento de su padre, tiene metido entre ceja y ceja acabar con la vida de Roque Pérez, un funcionario de prisiones especialmente sádico y con su hijo, un soldado que forma parte de los pelotones de fusilamiento.
Entre los tres amigos planean el asesinato de Roque y su hijo y la huída de España en un periplo que les llevará a Lisboa, de allí a la cosmopolita Alejandría, para acabar en el París de la posguerra.
El libro presenta los sufrimientos y penurias a los que se enfrentaron los españoles tras el fin de la Guerra Civil. Los perdedores, sí, pero también algunos de quienes simpatizaban con el bando vencedor. Una España empobrecida y en la que el miedo regía el día a día de la inmensa mayoría de los ciudadanos, como en el caso de los protagonistas, hasta que consiguen escapar y acaban siendo protegidos por los Wilson, una familia que posee un negocio editorial.
El planteamiento resulta interesante, pero la impresión que da es que la novela se alarga de forma artificiosa, como si, en algunos momentos, el objetivo principal fuera llegar a las mil páginas como sea.
Los personajes protagonistas, sobre todo Catalina y Fernando, se me antojan definidos de manera poco creíble, caprichosos, en algunos momentos incomprensiblemente desagradecidos y creyéndose moralmente superiores a los Wilson, gracias a los cuales y a que les aguantan hasta lo inaguantable, consiguen vivir con cierta holgura. La historia de Catalina y su obsesión con Marvin, al que cree el padre de su hija, resulta ridícula y está penosamente desarrollada y estirada en el tiempo de manera poco retorcida. Además, el hecho de que la autora se empeñe en mantenerla contra viento y marea, te hace sospechar, casi desde el principio de novela que está preparando un golpe de efecto, pero no sólo eso, sino que lo hace tan evidente, que esa vuelta de tuerca resulta previsible y consigues intuír en qué va a consistir y hasta a pronosticar, con amplias posibilidades de acierto, quien es el verdadero padre de Adela, la hija de Catalina.
En definitiva, una novela que se hace amena, pues a pesar de su extensión se lee con facilidad, con un asunto de partida interesante, al escoger narrar las vicisitudes de personas normales y corrientes en el más complicado momento de nuestra reciente historia, con algunas otras cosas también llamativas, como la reivindicación que hace del papel de las mujeres, que lo tuvieron especialmente complicado, siendo señaladas en cuanto se salían del carril y encontrándose emparedadas entre la represión política y eclesiástica y unas conductas morales, no sólo en España, sino en buena parte del mundo, fruto de una sociedad patriarcal poco o nada permisiva con ellas. A pesar de estas cosas que están bien reflejadas, se llega a hacer reiterativa con el asunto de Catalina, su hija y su presunto padre que, por ser recurrente, está presente a lo largo de todo el relato.
Esta novela de Julia Navarro no me acaba de convencer. La encuentro demasiado pesada.Se repite demasiado. Como mucho salvaría la primera parte. Aunque sus novelas han sido muy vendidas, a mi me gusta más la Julia Navarro cuando escribe de política que como novelista
ResponderEliminarDemasiadas páginas para lo que cuenta.
EliminarEstoy de acuerdo en que hay mucha repetición en ciertas partes, que si bien no fueran, la novela tendría menos páginas. Es difícil sostener este libro y todos los otros, de casi mil hojas. He leido todas sus libros y aun asi estoy maravillada como ella entrelaza la historia con sus personajes. Pero el personaje de Catalina cansa con lo mismo durante toda la historia.
ResponderEliminarPodría haber aligerado bastante el texto.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con la mayoría, la novela demasiado larga y catalina cansa hasta los muertos.
ResponderEliminarMe han gustado más sus otras novelas como son: La sangre de los Inocentes, Dime quien soy o La Hermandad de la sábana santa.
Aquí parece que la buena de Julia Navarro, estira demasiado la trama.
EliminarDebo reconocer que la novela me ha enganchado, no he parado de leer hasta que acabar de leerla. Dicho esto el final de la novela tiene un golpe de efecto, que como dice tu critica es esperable tanto por la historia como por el historial de Julia Navarro. Pero el final da la impresion de ser muy forzado y muy poco creible, ya que se habla de unos avances tecnologicos que en los años 70 son imposible.
ResponderEliminarJulia ha adquirido mucho oficio en los últimos años y sabe manejar los resortes literarios y, además, escribe bien, pero, en efecto, la novela no acaba de rematar.
EliminarMe estoy terminando el libro. Me ha enganchado a partir de la mitad. Lo que no me ha gustado es la trama de Catalina, la cual he terminado aborreciéndola. Creo que Julia navarro no debería de haber estirado tanto el este personaje y quizás haber dado mas protagonismo a Eulogio.
ResponderEliminarProbablemente tienes razón.
EliminarAcabo de terminar Hija de la fortuna de Isabel Allende y el personaje de Catalina está totalmente inspirado en el de Elliza, aunque luego son diferentes porque Catalina y su obsesión por Marvin es pesadísima .
ResponderEliminarSí resulta algo cansina.
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