Seguramente los grupos de operaciones especiales que, prácticamente, tienen todos los ejércitos del mundo, tuvieron su origen, tal y como los conocemos actualmente en el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la llamada Operación Dynamo, o lo que es lo mismo, la evacuación de las tropas aliadas desde Dunkerque, Dudley Clarkc, entonces asistente del General sir John Dill, jefe del estado mayor imperial británico, buscaba una manera de devolver a los nazis los golpes que estaban sufriendo.
Recordó entonces cómo habían combatido los boers en Sudáfrica, que tras haber sido derrotados en la guerra convencional, se convirtieron en un verdadero quebradero de cabeza para los británicos formando pequeños grupos que saboteaban las líneas de ferrocarril, los tendidos telegráficos y otras instalaciones. También recordó como los españoles combatieron a los franceses a principios del siglo XIX en la llamada Guerra de la Independencia, a base de atosigar a un ejército mucho mejor equipado, más numeroso y mejor entrenado, mediante la lucha de guerrillas. El informe que redactó y entregó a Dill, éste lo hizo llegar al primer ministro, Winston Churchill, que aceptó la propuesta y se puso en marcha la primera unidad con voluntarios procedentes del propio ejército, que adoptaron el nombre de comandos, tomado de una palabra afrikáner con la que los boers se definían.
Al principio, sus operaciones se limitaron a la zona del Canal de la Mancha y las islas que lo pueblan. Pero más adelante, se dio un nuevo impulso a la recién creada unidad, con vistas a realizar operaciones más osadas e importantes. Se creó una base de entrenamiento en Achnacarry (Escocia), en la que diversos especialistas entrenaban duramente a las tropas. Entre esos especialistas, había dos policías, William Fairbairn y Erick Sykes que, entre otras cosas, diseñaron el puñal que fabricó la empresa Wilkinson Sword siguiendo sus especificaciones.
Ese puñal, pensado para servir como herramienta y como arma en el combate cuerpo a cuerpo, no es la más utilizada por estos hombres, desde luego, hoy, con la sofisticación y variedad de armamento disponible, no lo es, pero tampoco lo fue al principio, era un recurso que, a pesar de lo que muestran las películas, era usado en contadas ocasiones para deshacerse del enemigo, sin embargo se convirtió desde el inicio en un símbolo, una especie de fetiche y de hecho, forma parte del emblema de estas unidades (también en España, los llamados guerrilleros, tienen un cuchillo en su emblema).
En 1941, EE.UU. entró oficialmente en la guerra y en la primavera de 1942, el general de brigada estadounidense Lucien K. Truscott, destinado en la Dirección de Operaciones Combinadas, estuvo en Achnacarry estudiando los planteamientos, operaciones y forma de trabajo de los grupos de operaciones especiales, quedando tan impresionado por lo que estaban haciendo los ingleses que, inmediatamente recomendó al general Eisenhower seguir los pasos que se estaban llevando en Achnacarry. La sugerencia fue tomada en consideración y el propio Truscott, el que dio pie a la creación del cuerpo en el ejército estadounidense, fue el que le puso el nombre: Rangers, tomado de las guerras franco-indias, basadas en el combate individual, uso de tiradores ocultos, escaramuzas, ataques sorpresivos contra pueblos y aldeas y emboscadas aprovechando la cobertura de los bosques.
Los grupos de operaciones especiales, tal como los conocemos hoy, aparecen con la Segunda Guerra Mundial. Pero aprovechando y mejorando la táctica de guerrillas, de atacar sin ser vistos con ataques rápidos y sorpresivos, que vienen de muy antiguo, que ya practicaron los españoles contra las tropas napoleónicas
ResponderEliminarSí, eso es lo que digo.
EliminarLo que me llama la atención es que los gringos denominaran a estos grupos o comandos con la denominación de RANGERS.
ResponderEliminarResponde, creo yo, a un término de amplio uso en el mundo anglosajón que hace referencia a fuerzas no regulares que hacían función de vigilancia y hostigamiento al potencial enemigo.
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