En la ciudad de Orán (que el film sitúa en un lugar indeterminado de Sudamérica, aunque se deduce que es Argentina), aparece una extraña plaga de ratas. El doctor Bernard Rieux (William Hurt) lleva a su esposa al aeropuerto donde ha conseguido billete a última hora, pues ha de desplazarse a la capital para que le hagan unas pruebas médicas, ya que está muy enferma, el doctor tiene previsto reunirse con ella días más tarde, pero ninguno de los dos sabe que aquel será el último vuelo que salga de Orán, que poco después será declarada en cuarentena y, además, el doctor, pese a que su esposa posiblemente fallezca durante su estancia fuera, decide quedarse para ayudar a los enfermos. Mientras tanto, la ciudad empieza a inquietarse y a conmocionarse. El portero del edifico de Rieux, quien es la primera víctima, muere a los pocos días. Por otro lado, el doctor se reúne con un médico que tiene amplia experiencia, llamado Castel (Norman Erlich), que al leer las cifras y los síntomas de las personas fallecidas hasta ese momento, concluye finalmente que la peste se ha instalado en Orán.
Joseph Grand (Robert Duvall), un empleado del Ayuntamiento encargado de hacer las sumas de las defunciones va a ver a Rieux, quien consigue que la prefectura convoque a una comisión sanitaria y se adoptan algunas medidas profilácticas.
El realizador argentino Luis Puenzo, había ganado un Oscar en 1985 con el film La historia oficial, que le abrió muchas puertas en Hollywood, lo que le permite contar para esta película (coproducción entre Argentina, Francia y EE.UU.), con bastantes medios económicos y un reparto de nivel internacional.
Puenzo toma el legendario relato de Albert Camus y lo convierte en una suerte de continuación de su oscarizada película, una especie de parábola doméstica sobre los coletazos de la dictadura argentina y su secuela "democrática" y le sale este engendro que sería una blasfemia si no fuese sencillamente idiota, pues Camus escribe de una cosa y Puenzo se inventa otra distinta.
Únicamente la sobria actuación de William Hurt le da cierta credibilidad a este engendro, no porque el film sea bueno o malo, o porque aburra bastante, sino porque produce cierta indignación lo que se ha hecho con el texto de Camus, que es cierto que no es fácil de adaptar, pero para hacer esto, mejor que no hubiera hecho nada.
El libro me parece una maravilla. De la peli no sabía nada hasta leerte. Gracias por la información.
ResponderEliminarPues la peli todo lo contrario, para mi gusto, claro.
EliminarNo la he visto Trecce, pero por lo que dices la película no es para tirar cohetes.
ResponderEliminarAbrazo.
Ni mucho menos.
EliminarNada puedo decir de esta entrada ni las dos anteriores por desconocimiento, sólo que William Hurt, que se prodiga poco, me gustó mucho en una que se llamaba El Doctor y de pronto pasaba de frío especialista a vivir en primera persona el ser un paciente oncológico, la recomiendo.
ResponderEliminarEs que William Hurt es un actorazo.
EliminarMe has animado a leer el libro y a desistir de esta peste de película.
ResponderEliminarPues eso que te vas a ahorrar.
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