La serie de nueve capítulos, fue estrenada por TVE en 1979. Dirigida por el argentino León Klimovsky, el guión, escrito por el cineasta Manuel Mur Oti, se basa en la novela del mismo título escrita en 1898 por Vicente Blasco Ibáñez.
Ambientada en la huerta valenciana, nos cuenta cómo el tío Barret (Eduardo Fajardo), al hacerse viejo, ya no puede labrar toda la extensión de tierra que tiene arrendada a D. Joaquín (Gabriel Llopart), al que le debe el dinero que le ha ido prestando, los intereses y la renta del año anterior, ante lo que éste toma la vía judicial para que se proceda al desahucio de Barret que suplica a D. Joaquín que no le eche de un lugar que él y sus mayores han regado con su sudor. Ante los oídos sordos de éste, Barret mata a D. Joaquín y es enviado al presidio de Ceuta, donde muere.
Al cabo del tiempo, a la barraca que fue del tío Barret, llega la familia Borrull, Batiste (Álvaro de Luna), oriundo de Sagunto, su esposa Teresa (Marisa de Leza), que nació en Aielo de Malferit y sus hijos. Sin embargo, La Huerta se ha juramentado para que nadie ocupe aquella barraca, antes han echado a otros y ahora pretenden hacer la vida imposible a los Borrull. Capitaneados por Pimentó (Luis Suárez), un chulo vividor sin oficio ni beneficio, vago y bebedor, casado con Pepeta (Lola Herrera) que le mantiene, los huertanos se enfrentan a los recién llegados que habrán de soportar todo tipo de desprecios hasta que la tragedia toma cuerpo.
La serie recoge muy bien, a través de las imágenes de La Huerta y de los tipos que la pueblan, el espíritu naturalista que Blasco, influenciado por Zola, cuya obra admiraba, imprimió a su obra.
Se nos presenta una sociedad cerrada sobre sí misma, que desconfía del mundo exterior y que tiene sus propias leyes que cumplen por encima de todo, sin mirar si hay injusticia en sus decisiones. La Huerta es La Huerta, repiten una y otra vez, para lo bueno y para lo malo, para la solidaridad, pero también para hacer el vacío a quienes consideran intrusos. No debe verse en la novela de Blasco Ibáñez un ataque a los modos de vida de La Huerta, sino a la incultura que es la que lleva a aquellos hombres a obrar como lo hacen. Por boca de los personajes que representan el mundo ilustrado (maestro, médico y veterinario), Blasco va exponiendo algunas de sus ideas sobre la incultura del pueblo, el odio entre las personas, el maltrato animal... Al final, la rabia por la injusticia que se ha cometido con el tío Barret, lleva a que los pobres se enfrenten unos con otros, mientras los ricos permanecen como espectadores dejando pasar el tiempo, sin que la falta de producción de una tierra que no trabajan pero de la que obtienen beneficios en forma de rentas, les afecte más de la cuenta, pues tienen otros medios de vida, además de capital ahorrado y bienes de otro tipo que les permiten seguir con su ritmo de vida.
Con unos actores que, salvo algún caso muy concreto, logran que nos rindamos a sus interpretaciones, dando el perfil que requiere cada uno de sus personajes. El elenco, sin grandes estrellas (salvo Victoria Abril, que aún no lo era y Lola Herrera que está magnífica), pero plagado de nombres muy conocidos de la escena española, grandes actores y magníficos intérpretes todos ellos que, por el metraje de la obra, rodada sin prisas y sin necesidad de meter la tijera para reducir el tiempo, tienen oportunidad de lucir lo mejor de sí y creo que lo consiguen.
Muy bien ambientada, la música es de Alfonso Santiestaban e incluye una canción del valenciano Jesús Glück (sí, el de Black Is Black y otros grandes éxitos) que suena durante los títulos de crédito y que interpreta (de aquella manera) Victoria Abril, cuyo personaje de Roseta, pone la nota romántica y discordante con la tragedia que les rodea a ella y a Tonet (Juan Carlos Naya), mientras viven su historia de amor que viene a representar la superación de los desencuentros entre los viejos y nuevos vecinos de la huerta.
El mensaje de desesperanza impregna el final, no sólo del conjunto, sino de cada uno de los capítulos de la serie que compone una magnífica traslación a la pantalla de la pesimista obra de Blasco Ibáñez.
Qué tiempos aquellos, guardo vagos recuerdos, la ambientación era buena, aunque a pesar de mis preferencias de aquel entonces, claramente por series americanas, me gustó bastante más "Fortunata y Jacinta"
ResponderEliminarTuvo más fama y actores como Ana Belén tenían mucho tirón pero esta no tiene nada que envidiarle.
EliminarRaro que no la repongan ahora por aquello de que nos hagan ver lo injusto que es que nos opongamos a los que vienen a trabajar de fuera.
EliminarAquí Blasco aprovecha para plantear otros conflictos, no sólo que la familia Barret viene de fuera.
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