Con este libro, el británico Conn Iggulden cierra la serie sobre el nacimiento y expansión del imperio mongol (aunque en algún sitio he leído que en algún momento planeó escribir seis libros). En el primero de ellos, El lobo de las estepas, encontramos a la esposa e hijos de Yesugei a punto de morir y en este dejamos a sus descendientes, dueños de un imperio mayor que el Alejandro o César, gracias a la visión y habilidad de un hombre, Gengis Khan, el más conocido de los khanes mongoles, cuyos dominios amplió su nieto, Kublai, protagonista de esta última entrega.
En el libro se nos narra el ascenso al khanato, primero de Guyuk y más adelante de Mongke, hermano mayor de Kublai, al que este sucederá a su muerte, no sin haber mantenido una cruenta guerra civil con su hermano pequeño que se había proclamado khan de khanes sin esperar el regreso de Kublai que se hallaba en territorio del imperio Song, guerreando contra los chinos.
Nuevamente el autor muestra su maestría a la hora de hacernos partícipes del avance de los tumanes y de la habilidad y destreza de sus generales para vencer a enemigos superiores en número y medios; asimismo describe con lujo de detalles, pero sin volverse prolijo, la vida diaria en las gers, el constante avance del pueblo mongol, cuyas familias seguían a los guerreros en sus conquistas, y algunas de las páginas más significativas del periodo que abarca la novela, como la sangrienta destrucción de Bagdad.
El libro está lleno de épica y, aunque novelado, procura seguir a grandes rasgos, la línea que traza la Historia, tomándose las lógicas licencias que el autor aclara en la nota final.
Kublai es presentado como un erudito, algo no del todo demasiado bien visto para un futuro líder, en quien se valora más su capacidad como guerrero que como intelectual. Sin embargo, a partir de que su hermano le envía a la frontera china, Kublai recupera rápidamente las enseñanzas que recibió desde su infancia, cuando siendo pequeño siguió a los ejércitos de su abuelo Gengis y pronto, la tinta que mancha sus dedos, se transforma en duras callosidades, producidas por el peso de la espada y el manejo diario del arco.
El libro omite las épocas finales de la vida de Kublai, sus relaciones con Marco Polo o los intentos de expansión hacia Vietnam y Japón, pero Iggulden explica que le apetecía dejar al personaje antes de su muerte, en todo el esplendor de su vida y con un montón de cosas pendientes por delante.
Me ha parecido, sobre todo, el libro perfecto para despertar la curiosidad sobre un personaje que logró llevar los dominios mongoles a las puertas de Egipto, que fundó una dinastía que gobernó China durante cien años y que aún sigue dando nombre a la moneda del país, el Yuan.
Extraordinarios personajes todos los que novela el autor inglés porque esa historia desde Temujin, luego llamado Gengis Khan, es apasionante.
ResponderEliminarVoy a ver si consigo el libro que comentas porque me encanta todo lo relacionado con lo que detallas.
Recuerdo que en tiempos de Kublai, China fue el primer pais que usó el BILLETE-MONEDA en sustitución de las monedas, y que crearon, más tarde, la mayor flota existente en el Mundo con naves que eran cinco veces mejores que las más perfectas europeas : las genovesas.
Saludos
Cuando aquí la pólvora era poco menos que un recurso de magos y hechiceros, ellos tenían cañones que usaban en la guerra. Es cierto que no eran decisivos y los utilizaban con cuentagotas, pero asustaban mucho, creando pánico en el adversario.
ResponderEliminarAquí nos pilla lejos en la distancia y en el tiempo, pero Gengis Khan es todo un héroe en su tierra.
ResponderEliminarhttps://www.google.es/search?q=estatua+genghis+khan&biw=1280&bih=654&tbm=isch&imgil=9NKhJszsWNTAzM%253A%253BOXavr5hpVn5ZzM%253Bhttp%25253A%25252F%25252Feurasianhub.com%25252F2013%25252F04%25252F09%25252Frecuperando-a-gengis-khan%25252F&source=iu&pf=m&fir=9NKhJszsWNTAzM%253A%252COXavr5hpVn5ZzM%252C_&usg=__WRjFvp_lIvliVDymPZ5c3kJvcHM%3D&ved=0CCoQyjdqFQoTCIDf6c2J5McCFUUKGgod1V0ICQ&ei=EhHtVYCOBsWUaNW7oUg#imgrc=9NKhJszsWNTAzM%3A&usg=__WRjFvp_lIvliVDymPZ5c3kJvcHM%3D
Algo haría para merecer algo así.
Cuando la URSS extendió su control sobre aquellos territorios, prohibió los nombres mongoles. En cuanto desapareció el dominio soviético, el nombre más demandado era el de Gengis.
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