Dolly Levi (Barbra Streisand), se gana la vida como casamentera en la ciudad de Nueva York.
Horace Vandergelder (Walter Matthau), es un rico comerciante de la vecina localidad de Yonkers que ha requerido los servicios de la señorita Levi y aunque ésta ha encontrado una candidata para casarse con el comerciante, se lo piensa mejor y prepara un enredo para que esa posible relación no cuaje y ser ella quien intente convertirse en la futura señora Vandergelde.
Como ocurre en tantas películas de este género, lo de menos es el argumento, de hecho es tan liviano que la historia en sí misma no tiene mucha chicha.
El musical se basó en la obra de Thornton Wilder, “The Merchat of Yonkers” de 1938. El mismo autor, en 1955, la revisó y le cambió el título por “The Matchmaker” (La Casamentera). Thornton se había inspirado, a su vez, en una obra del escritor austríaco Johann Nestroy, titulada “Einen Jux will er sich machen” de 1842.
En el segundo acto de la obra que se representa en los teatros, el personaje principal del musical, Dolly Levi, originalmente encarnado por Carol Channing, regresa a “Harmonia Gardens”, un exclusivo restaurante en Nueva York, donde no había estado desde la muerte de su esposo. Allí, ella comienza a saludar con familiaridad y candor, a cada uno de los camareros, entre ellos, uno de nombre Louie, luego, y a coro, ellos le contestan el saludo, cantando. A finales de 1963, un Louis Armstrong de 62 años, permanecía como la leyenda de Jazz que había sido casi toda su vida, pero había estado fuera de los focos de atención por algún tiempo. El Jazz había perdido su popularidad de finales de los 40 y principio de los 50. Armstrong, había continuado sus giras regularmente –hacía alrededor de 300 presentaciones al año- y publicado sus discos ocasionalmente, pero parecía que estaba en un punto en que su carrera se encontraba estancada. En Diciembre de 1963, y a petición de su mánager, Armstrong hace una grabación de una canción que un publicista usará para promover un espectáculo. ¿La canción…? “Hello, Dolly!
Tanto éxito obtuvo la promoción con la canción de Armstrong, que cambiaron el nombre del musical. Finalmente, en 1969, se llevó el musical a la pantalla grande.
La película abunda en situaciones de humor visual y verbal. Matthau y Streissand componen un cuadro cómico un tanto desigual, yo creo que en este film, él no está a la altura de ella. Lo realmente espléndido son los números musicales, se nota la pasión de su director, nada menos que Gene Kelly, por la coreografía que resulta notable.
La recreación de Nueva York en el año 1900, con los magníficos vestuarios, las calles y parques, los tranvías de caballos..., crea un ambiente de ensueño.
Me encantó el inicio del film, con dos secuencias que son verdaderas obras de arte. La primera, el plano general congelado de la ciudad; de repente, en el ángulo superior derecho de la pantalla, aparece un tren que se desliza sobre los raíles elevados y desde ahí, como una onda de agua, la escena cobra vida.
La otra escena, que sigue a ésta, una coreografía en la que partiendo de las patas de un caballo, y a base de seguir los pasos de las personas que van por la calle y que son los que ponen ritmo a la escena, acabamos por descubrir a la protagonista.
Genial Kelly que nos demuestra su calidad como realizador y su capacidad para sorprender e innovar.
Excelente musical, con buen ritmo narrativo, mucho humor, entretenida, gratificante y muy agradable de ver.
Trecce no la recordaba pero conforme he seguido leyendo tu texto, que como siempre lo narras a la perfección, me ha venido a la memoria. Es muy entretenida, y si es el reparto de estrellas que salen es de lo mejorcito de aquella época.
ResponderEliminarSaludos.
Como entretenimiento, desde luego que está muy bien, Rafa.
EliminarBanda sonora excepcional, una voz enorme de Bárbara S.
ResponderEliminarSaludos.
Está genial la Streissand.
EliminarLa Streissand no es santa de mi devoción, la pelí, sí.
ResponderEliminarA mí me cae simpática.
EliminarCreo que no era un papel indicado para ella, pero lo hace genial y al Walter le tengo un odio bestial porque en el rodaje le dijo cosas muy feas a Barbra, que está sublime y divertida. Sus gestos, miradas, movimientos... Momentazo escalera del Harmonia Garden... in love :)
ResponderEliminarMira que Matthau es un grande de la comedia y lo ha dejado sobradamente demostrado a lo largo de su carrera, pero yo creo que en este film, no está a la altura de su partenaire.
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