Una fría mañana casi toda la población de una minúscula aldea perdida entre los bosques suecos, Hesjövallen, aparece brutalmente asesinada con una violencia desmedida, incluidos los animales de compañía. Los únicos supervivientes son una pareja de mediana edad y una anciana que padece demencia senil. La policía atribuye el suceso a una mente perturbada, un loco psicópata que habría actuado llevado por unos impulsos asesinos fuera de toda lógica. No obstante, la jueza Birgitta Roslin al ver las fotos publicadas en los diarios, reconoce alguna de ellas como la de los padres adoptivos de su madre, eso le llevará a acercarse al escenario del crimen y comenzar así una investigación paralela a la policial en la que descubrirá que detrás del asesinato se esconde una trama complicada, no sólo en la distancia (las ramificaciones llegan mucho más allá de las fronteras de Suecia), sino también en el tiempo, pues algunos los orígenes de todo este drama parecen remontarse al siglo XIX.
Henning Mankell abandona en esta novela a su conocido personaje, el detective Wallander y nos presenta a una jueza que será quien sirva de nexo entre los diversos lugares y épocas que se entremezclan en el libro. La parte que podríamos considerar de novela negra, me ha parecido demasiado alambicada, muy artificiosa. Aunque la lectura atrapa por el componente de intriga que tiene, en muchos pasajes se hace prolija y puede haber lectores que vayan buscando la típica estructura de novela negra y se sientan decepcionados.
Sin embargo, en otros aspectos, resulta muy interesante, por ejemplo la preocupación que muestra el autor por los grandes cambios económicos que China está sufriendo desde hace unas décadas, o la posibilidad de un posible aumento de la presencia china en África a través de la colonización de algunos territorios menos habitados para dar salida a una población pobre muy numerosa que de otro modo podría causar graves desórdenes al Partido Comunista en el poder. Según el propio autor, que vive a caballo entre Suecia y Mozambique, esta posibilidad es más que probable, pues él mismo ha constatado un aumento palpable de la presencia china en este continente en los últimos años.
El personaje de la jueza protagonista, le sirve a Mankell para reflexionar sobre los cambios acontecidos en la izquierda europea desde los años sesenta hasta la actualidad. Se advierte una crítica implícita al aburguesamiento y a la renuncia a los ideales de igualdad vivida por muchos de esos jóvenes "revolucionarios" de los sesenta, aunque a la vez dicha realidad aparece como algo en cierto modo inevitable. Pero también reflexiona Mankell sobre la radicalidad de aquellos partidos comunistas influenciados por la doctrina maoísta que tenían un comportamiento más parecido al de una secta que al de un partido político propiamente dicho. Es un debate muy interesante el que se plantea desde este punto de vista.
Así pues, una novela desigual, con algo menos intriga que en la serie de Wallander y bastante más reflexión política de la que se puede esperar dados los antecedentes literarios de autor, que puede llevar a confusión a sus lectores habituales.
Ah, que no es el capo de Cobo Calleja jeje, pero podría ser...
ResponderEliminarLa leí hace apenas unos meses y me estaba gustando y entreteniendo bastante pero me decepcionó el final; por lo demás me gusta lo descriptivo en general que es el autor y cómo te hace meterte en la piel y los sentimientos del protagonista que siendo además femenino lo capta bastante bien
En general, creo que los personajes están bastante bien definidos.
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