Dorothy Shaw (Jane Russell) y Lorelei Lee (Marilyn Monroe), son dos amigas que trabajan como cantantes y bailarinas en un espectáculo musical. Uno de sus objetivos es encontrar pareja para contraer matrimonio, Dorothy sueña con casarse por amor y Lorelei es más pragmática y le gustaría cazar a un hombre con un buen talonario, para ella, quien tiene que preocuparse por el dinero no tiene tiempo para ser feliz, mientras que si tienes tus necesidades económicas cubiertas, puedes dedicarte de lleno al placer.
Lorelei va a casarse con Gus Esmond (Tommy Noonan) un rico heredero y pretenden hacerlo en Europa. Mientras Gus espera el permiso de su padre para llevar adelante sus planes matrimoniales, las dos amigas embarcan con destino a Francia. Lo que no saben es que el padre de Gus ha contratado a un detective privado para que siga todos los pasos de Lorelei durante la larga travesía transatlántica, con la esperanza de poder desacreditarla e impedir su matrimonio con Gus.
El guión toma como base un exitoso musical de Broadway que, a su vez, está inspirado en una serie de tiras cómicas que se publicaban en la revista de moda femenina Harper’s Bazar. La autora era Anita Loos y la popularidad de la misma hizo que se decidiera a escribir una novela con los personajes de la tira cómica y así en 1925 se publicó “Gentlemen prefer blondes: The illuminating diary of a professional lady” que fue muy bien recibida por el público, vendiendo un millón de ejemplares y traduciéndose a 14 idiomas.
La historia (en la novela, no en la peli, en la que sufre algunas variaciones) la protagoniza una rubia explosiva llamada Lorelei Lee que escribe -con bastantes faltas de ortografía- sus experiencias en un diario, contándonos su amistad con su amiga Dorothy y anécdotas de cuando van de compras, o la gente que conocen en sus viajes por Europa, donde llegan a coincidir con el prestigioso doctor Froyd (alusión a Sigmund Freud), entre otros muchos famosos y al final nuestra rubia protagonista, termina casándose con un millonario.
Aunque Anita Loos planeaba retirarse tras la publicación de la novela, como había prometido escribir una secuela, siguieron publicándose tiras cómicas de los personajes, que aunque atribuidas a Anita Loos, muchos consideran que realmente fueron escritas por Virginia Huguet y Phil Cook. Finalmente Anita Loos cumplió lo prometido y en 1927, a los dos años de la primera novela, publicó la segunda parte titulada “But gentlemen marry brunettes” ("Pero los caballeros se casan con las morenas"), en la que Lorelei nos contaba la vida de Dorothy y su carrera hasta actuar en los Zigfield Follies, donde terminó casándose con un saxofonista y que no tuvo el éxito de la precedente.
La versión cinematográfica del musical es este film dirigido por el maestro Howard Hawks, sin duda un genio de la comedia.
En el reparto contó con la única y perfecta Lorelei Lee, Marilyn Monroe, que nunca lució tan ingenua, inteligente y espectacularmente sexy, acompañada de una impactante Jane Russell como Dorothy, que ejercía de contrapunto perfecto, además reunió todo un reparto extraordinario de secundarios que la hicieron funcionar con una maestría absoluta.
El éxito de público tras su estreno fue inmediato. A raíz de esa notoriedad, se intentó repetir el éxito filmando una segunda parte que se título Los caballeros se casan con las morenas, que tomaba el título de la continuación de la novela original de Anita Loos, pero no tenía nada que ver con lo escrito por la autora, ya que aquí la historia se centraba en las correrías de Bonnie y Connie, las dos hijas de Dorothy, interpretadas por Jane Russell y Jeanne Crain que cansadas de sus pocas expectativas como coristas de Broadway deciden dejarlo todo y embarcarse a Paris en busca del verdadero amor.
La película no pretende tener ninguna relación con la realidad, conforme a las ideas de Haws que siempre consideró que la comedia debía ser puro entretenimiento sin que tuviera porqué resultar verosímil. Las situaciones desprenden un agudo sentido del humor, consiguiendo una obra, por encima de cualquier otra consideración, muy divertida, sirviéndose, en ocasiones, de la ironía, con chocantes ocurrencias y algunos buenos gags.
Las coreografías no son nada del otro mundo, basando la fuerza de las interpretaciones musicales en la presencia de las dos actrices protagonistas.
Una muestra de cómo ser claro y picante en materia sexual sin rozar en ningún momento la grosería.
Sin duda uno de los grandes éxitos de Marilyn, con una Jane Russell no menos deslumbrante hasta dejar fascinada a la cámara y a todos nosotros.
Y esa mítica escena de la Monroe cantando "Diamons are a girl’s best friend" embutida en el vestido fucsia.
A Dorothy y Lorelei me las hubiese llevado a las dos a una isla desierta, hace algunos años. Ahora me conformo con verlas una y otra vez en esta maravillosa comedia musical inolvidable.
ResponderEliminarEs que están im-presionantes.
EliminarOtras de las películas que no se olvidan. Parece mentira que a pesar de los años que han pasado y ya sólo por el título le viene a uno a la memoria grandes recuerdos, y si algo se nos pasa por alto ya estás tú aquí para refrescarnos la memoria con tus magistrales artículos de cine.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
Esta es de las que no se olvidan fácilmente.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarVi un cachito el otro día en televisión... lo que disfruto con estas películas. ¡Me encantan! Por cierto... lo de Lorelei sabes si es un nombre muy norteamericano o... es que me acuerdo de la Lorelei del poema de Heine...
Besos.AlmaLeonor
Pues la verdad es que no lo se, Alma.
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