Salvando la belleza natural de sus blancos acantilados, el mayor atractivo de Dover es su castillo, una impresionante fortaleza que ha estado allí, prácticamente, toda la vida, no en vano estamos hablando de un lugar estratégico y por esa razón el castillo es conocido como "La llave de Inglaterra".
Mi consejo particular es que la subida hasta él (375 metros sobre el nivel del mar), se haga a pie. La ascensión es cómoda, a través de largas calles que van serpenteando de modo que las cuestas no se hagan muy empinadas. De este modo, entre otras cosas, podremos hacer una parte del paseo a través del Connaught Park, un inmenso y agradabilísimo parque, lugar de solaz y recreo de los habitantes del lugar y de quienes lo visitamos.
Realmente lo de impresionante, como calificativo para el castillo, es literal y para nada exagerado. Sus robustos muros, la variedad de edificaciones que lo componen y la inmensidad de su recinto exterior hace que cualquier idea de lo que es una fortaleza, se quede pequeña.
Siempre resulta agradable visitar estos lugares que son historia viva, pero la visita al castillo de Dover resulta particularmente amena, un lugar especial si se hace en familia, por sus amplias zonas verdes y la multitud de cosas que hay que ver en el interior del recinto que hace que pueda aparecer el cansancio, pero en ningún instante el aburrimiento.
Las construcciones defensivas del lugar, datan de tiempo inmemorial, aunque la fortaleza, tal y como la conocemos ahora, comenzó a construirse en la época de Guillermo el Consquistador, siendo Enrique II, el que ordenó la construcción de la torre del homenaje, un edificio magnífico de amplísima planta.
Desde entonces ha sobrevido a la conquista normanda o al asalto de los franceses en 1295.
Durante la Guerra Civil (1642-1646), el castillo quedó en poder de los parlamentarios, permaneciendo bajo el control de Cromwell hasta la restauración de Carlos II, entre otros, este fue el principal motivo de que, al contrario que la mayoría de las fortalezas de Inglaterra, el castillo de Dover se mantuviera intacto.
Precisamente los franceses, durante las guerras napoleónicas, trataron de establecerse allí de nuevo, por lo que en 1804 se fortalecieron las defensas del lugar. De esa época data la red de túneles que bajo el castillo, van a dar a los cortados acantilados. Se construyeron para ser capaces de albergar hasta 2.000 soldados en su interior. Pero la Historia les tenía destinado un uso mucho más emocionante. Durante la Segunda Guerra Mundial, se ubicaron allí las dependencias desde las que se planificó y dirigió la evacuación de Dunkerque.
Fue la llamada Operación Dynamo, que se llevó bajo el más estricto secreto y que permitió, en lo que fue una de las mayores operaciones de evacuación de la Historia, rescatar a más de 338.000 hombres que estaban copados por las tropas alemanas en las playas de Dunkerque y en la que participaron 850 barcos (entre los que había naves de pesca y de recreo).
Esos túneles son visitables y reproducen con todo detalle cómo era la vida en el interior de ellos, se recrean las salas de operaciones desde donde se planificó y dirigió la operación, las cocinas, dormitorios y otras instalaciones donde desarrollaban su vida oficiales, tropa y otro personal allí destacado. En uno de ellos, está reproducido, también con todo lujo de detalles, el hospital de campaña que allí se instaló.
El interior del recinto conserva restos del faro romano que hubo en aquel promontorio, de la fortaleza sajona o la antiquísima iglesia de St. Mary.
El interior de la torre del homenaje recrea lo que debía ser la vida en el castillo durante la Edad Media y resulta de lo más emocionante para cualquiera (ni te cuento si se trata de críos), ir descubriendo todo tipo de mobiliario, adornos, armas, útiles de uso cotidiano, etc.
Bueno yo creo que se puede definir todo esto que nos muestras en una simple palabra: "precioso".
ResponderEliminarSaludos amigo Trecce.
Es de esos lugares (hay tantos en el mundo) que merece la pena ver si uno tiene ocasión.
ResponderEliminarUn lugar maravilloso por lo que veo,...no sabia nada de este lugar.
ResponderEliminarLas fotos supongo que las ha echo tu que por cierto gracias por compartirlas porque la verdad son lindos lugares y unas fotos muy bien sacadas.
Envidia sana claro y es que todo esto me suele gustar, soy muy de paisajes.
Saludos Trecce.
La verdad es que disfruté mucho de mi estancia allí.
ResponderEliminarsoy amigo de los castillos, ellos; son historia de los paises, mi pena o al menos no lo he conseguido, dar con una asociación solo para conocerlos con su historia, para vivir todo su resplandor, pienso que es una gran experiencia
ResponderEliminarEnvidiable, al menos en el caso de Dover, pero me consta que también en otros, el funcionamiento de la Asociación de Amigos del Castillo de Dover, aunque, lógicamente, la titularidad es pública, son ellos los que gestionan todo el devenir diario del castillo, están allí los fines de semana vigilando y sirviendo de guías a los acompañantes, encargándose de proveer los medios para su mantenimiento... Y las autoridades, les reconocen y estimulan su labor.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarQué interesante me ha parecido este recorrido que nos has mostrado por este maravilloso castillo... La verdad es que no lo conocía ni la increíble historia que hay detrás. Ese salvamento multitudinario seguro que se merece y puede que ya lo tenga, al menos un libro y también una película.
Fíjate que la Edad Media es una de mis épocas favoritas y cuando paso o visito una de estas construcciones que han llegado hasta nuestros días, me encanta imaginarme a los personajes que las habitaron. Me hubiera gustado ver algo de esos increíbles túneles aunque, de todos modos, tus descripciones también me las han hecho imaginar bastante bien.
¡Impresionante! Un beso.
Gracias. Me alegra que hayas disfrutado de la entrada.
EliminarEl castillo merece una visita, muy bien conservado, resulta impresionante.