No voy a decir que Zelig sea una de mis pelis preferidas y además, por si alguien tiene la santa paciencia de leer esto, debo advertir que es de esos filmes que hay que ver con otros ojos, así que quien quiera ver algo a la manera tradicional, se puede ir ahorrando el viaje.
Todo esto, por supuesto, son opiniones personales, como casi todo lo que se dice en este rinconcillo y que la película es otro experimento de Woody Allen, de esos que le gusta hacer de vez en cuando y que esta vez tuvo los resultados apetecidos, es decir, buenas críticas y mala taquilla, porque nos pese o no, tal y como está montado el tinglado, no se puede esperar una gran aceptación del público para filmes de este tipo. Eso para los que luego se quejan de las películas comerciales que de vez en cuando hacen los grandes directores o en las que se embarcan actores de primer orden y es que ellos también comen.
Todo esto, por supuesto, son opiniones personales, como casi todo lo que se dice en este rinconcillo y que la película es otro experimento de Woody Allen, de esos que le gusta hacer de vez en cuando y que esta vez tuvo los resultados apetecidos, es decir, buenas críticas y mala taquilla, porque nos pese o no, tal y como está montado el tinglado, no se puede esperar una gran aceptación del público para filmes de este tipo. Eso para los que luego se quejan de las películas comerciales que de vez en cuando hacen los grandes directores o en las que se embarcan actores de primer orden y es que ellos también comen.
¿Qué es lo que tiene Zelig? En primer lugar, un trabajo inmenso de Gordon Willis, el director de fotografía, que se pegó una buena panzada a envejecer y adaptar metros y metros de película, para darle ese aspecto de años 20 y un no menos titánico trabajo de montaje. Realmente, para quien sepa apreciarlo, toda una obra de arte.
La peli, rodada con el formato de falso documental, en el que se van intercalando declaraciones de personajes muy conocidos en el mundo de la cultura de EE.UU., como Susan Sontag, hablando de Zelig totalmente en serio y como si hubiera existido de verdad, o imágenes en las que aparece Scott Fitzgerald, tomando notas en una fiesta a la que también acude nuestro protagonista y que da a todo el montaje una apariencia de credibilidad tal que, aún sabiendo que todo es una licencia cinematográfica, a veces nos llega a involucrar en la historia como si fuera cierta.
Allen hace, de nuevo, crítica a unos cuantos aspectos de la vida del hombre que le preocupan a él, aunque algunos, como el fascismo, o esa especie de aborregamiento de la sociedad, nos preocupen a todos o a muchos. Pero sobre todo, Zelig es una caricatura de esto último, esa especie de estupidez universal que hace que la masa encumbre a la princesa del pueblo o que Chiquilicuatre represente a todo un país en un festival, que nadie se explique cómo ha podido ser aquello, pero que lo hayan elegido los telespectadores. Así somos, así es Zelig, cuya mayor virtud es la adaptabilidad, el arquetipo de lo que cualquier manipulador desearía, el hombre que se acomoda a lo que haga falta con tal de seguir formando parte del rebaño sin que se note mucho.
Es una de las películas de Allen que más me gusta y por la que no pasa el tiempo.
ResponderEliminar¿Qué es si no Zapatero, si no la versión ibérica de "Zelig"?.
Además de todo eso que tan bien reseñas, es que sabemos desde Darwin que precisamente son quienes mejor se adaptan los que sobreviven, lo que llena de ambigüedad y de ambivalencias la película y a su protagonista. Un saludo, amigo
ResponderEliminarMuy aguda, Natalia, no había caído, pero así empezó, apareciendo en las fotos sin que nadie supiera quién era.
ResponderEliminarOtro saludo para ti, José Antonio.
ResponderEliminarZelig tiene material fílmico historico de Heart Metrotone News,20th Century Fox, Movietone News, Sherman Grinberg, Film Libreries Inc, John E, Allen Inc, National Film Archives, Library of Congress, Medical Archives of the New York Hospital, Cornell Medical Center, Transit Film-GesellschaftmbH, con todo quiero decir que el "Experimento" de Allen trasciende lo puramente cinematográfico. El complejo de Zelig, que Allen plantea, hace que se repitan en la absurda Historia humana personajes camaleónicos que pasaban (posaban) por allí. Un saludo
ResponderEliminarPor supuesto Manuel, estoy contigo, Zelig es algo más que un experimento puramente cinematográfico. Saludos.
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