La cercanía de los acontecimientos, con los personajes de la misma aún vivos, la situación real del momento que nos resulta cercana y, sobre todo la manera de contar la historia, hacen que, al menos a mí, parezca durante buena parte de su metraje, un documental dramatizado.
Yo estoy seguro de que a muchos de los seguidores de Eastwood y no digamos a los detractores, les habrá decepcionado. Bueno, cada cual ve las cosas a su manera, pero creo que con el bagaje que tiene, tras haber firmado algunos de los títulos considerados imperecederos del cine y con ochenta años de edad (sobre todo esto último, que es casi un milagro que siga dirigiendo y lo haga como lo hace), poco le importará al actor y director lo que digan o dejen de decir y supongo que aquí, se dio un gustazo, porque seguramente le apetecía dirigir este proyecto que le presentó su buen amigo y, en este caso productor ejecutivo, Morgan Freeman.
Yo estoy seguro de que a muchos de los seguidores de Eastwood y no digamos a los detractores, les habrá decepcionado. Bueno, cada cual ve las cosas a su manera, pero creo que con el bagaje que tiene, tras haber firmado algunos de los títulos considerados imperecederos del cine y con ochenta años de edad (sobre todo esto último, que es casi un milagro que siga dirigiendo y lo haga como lo hace), poco le importará al actor y director lo que digan o dejen de decir y supongo que aquí, se dio un gustazo, porque seguramente le apetecía dirigir este proyecto que le presentó su buen amigo y, en este caso productor ejecutivo, Morgan Freeman.
Sin embargo está claro que en la peli falla algo, porque cuando acabamos de verla, no sentimos esa emoción que te hace decir: Algún día la volveré a ver, aunque después nunca lo hagas. Esta es de esas que con una vez, tienes suficiente, por más que en algunos momentos te emocione.
Y yo creo que esa emoción viene del personaje de Mandela, alguien con tanta fuerza que es imposible que te deje indiferente. A mí lo que me dio es mucha envidia, tener un lider de ese calibre, al que en los tiempos que corren no llega a la suela del zapato nadie conocido, ni siquiera Obama, que quizá, por circunstacias diversas sea el que más se le aproxima (o se le aproximaba, porque ha ido perdiendo fuelle). Y no hablemos de los nuestros, porque anda que hemos tenido cada joya, no quiero hacer comparaciones pero es que no puede uno por menos.
Siempre lo he dicho, un lider carismático hace que aflore lo mejor de las personas y en este país nuestro no barrunto a nadie que sepa concitar las inquietudes de la gente como lo hizo Mandela en unas circunstancias mucho peores que las que ahora tenemos aquí, que ya es decir y con las concomitancias que existen: También nosotros hemos ganado un mundial, precisamente en Sudáfrica; también nosotros estamos divididos (aunque no sea por problemas raciales, sino territoriales), pero aquí no tenemos un Mandela, sino una panda de mediocres sin ideas, o peor con una sola idea, la de seguir ordeñando la teta.
El guión, me parece un poco flojo y eso que, como digo, narra acontecimientos reales, pero se queda un poco a medias, no es capaz de transmitir emoción, es como si todo resultara fácil, cuando se nos está diciendo, al mismo tiempo, que no lo fue (y no lo fue ciertamente).
Eastwood que, como digo, supongo que deseaba participar en este homenaje a Madiba (nombre tribal de Nelson Mandela), pone todo su oficio y su saber hacer en la planificación y el rodaje, pero es como si la historia le fuese ajena, como si se hubiera limitado a coger el guión, echarle un vistazo y ponerse a filmar.
Creo que el trabajo de Freeman fue ímprobo a la hora de acercarse al personaje y su pronunciación, asemejándose a la de Mandela, todo un ejercicio de constancia que perdemos en la versión doblada.
Correcto el trabajo de Matt Damon, dando vida al capitán del equipo de Rugby, Francois Pienaar, con el que también mantuvo largas entrevistas.
A mí me han gustado especialmente las escenas de los partidos de Rugby, algo que no veo destacado en ninguna de las opiniones y críticas que he tenido la oportunidad de ojear, ni se mencionan, salvo para hablar de la recreación de la final y de cómo se consiguió dar la imagen de tener 62.000 espectadores en las gradas del Ellis Park (de tan grato recuerdo para nosotros)
Ahí sí que veo el trabajo de Eastwood, en las melees (scrum, que dirían los ingleses), algunas de las tomas que hace con la cámara a ras de suelo para dar mayor sensación de realismo, son magníficas; los placajes, con toda la violencia del choque entre atletas de más de noventa kilos (en alguno, casi sentí el daño en mis carnes) y el sonido con el que envuelve todas esas tomas que te transmiten la fatiga, la tensión, la agresividad y el subidón de adrenalina que sufren (o gozan) los jugadores.
Una peli que nunca figurará entre las mejores de Eastwood, pero que supone un entrañable homenaje a una persona como Mandela, por cuyo ejemplo de tolerancia y perdón, todos debemos estarle agradecidos.
Para pasar un rato agradable y conocer algo de historia reciente del último refugio del apartheid, no está nada mal.
Aunque como bien dices falta de emoción, creo que la gente que desconociera a Mandela habrá pensado: Ya podían ser todos los políticos así.
ResponderEliminarPuede que esta peli haya pasado con pena y sin gloria, pero no en vano.
Un saludo Trecce y espero que todo vuelva a la calma pronto ;)
Coincidimos en algunas cosas: no me terminó de gustar la película, y las escenas de rugby son muy buenas. Pero me explico mejor en el blog.
ResponderEliminarSaludos!
Tienes razón. El guión es flojillo, pero con los personajes salta el bache de manera decente. A mandela, claro, hay que echarle de comer aparte.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Poco a poco las aguas van volviendo a su cauce. Gracias Manu.
ResponderEliminarEthan, me voy raudo a leer tu diagnosis de Invictus, que seguro que no tiene desperdicio.
ResponderEliminarMandela llena toda la peli, José Luis. Trataron de hacer una peli basada en su biografía, pero quedaba muy larga y a alguien se le ocurrió hacerla sobre este hecho concreto que creo que es muy esclarecedor de la personalidad de este gran hombre.
ResponderEliminarTrecce, me salgo un poco de la temática si me permites para preguntarte una cuestión. Como sabes ando escribiendo una obra de teatro sobre los últimos días de vida de César, y quiero que sea todo lo fidedigna posible. El caso es que he leído que Vercingétoriz fue estrangulado en público al volver César de la Guerra, pero otro escritor postula que en verdad se le perdonó la vida y se le recluyó en una isla (en la misma que a Napoleón). ¿Sabes algo del tema que me pueda aclarar la duda?
ResponderEliminarNo tengo ni idea, pero sé donde preguntar. Ya te contaré.
ResponderEliminarNo me gustó demasiado, lo siento. Mandela todo un lider, bien. Pero que tal si dejamos de sentirnos rebaño, precisando de pastor, de líderes, de caudillos. De seguir asi la humanidad no sale del "ayato-lladero". O es que todo se prepara siempre para la llegada de un "mesias", de un dirigente, de un iluminado que nos guie ... Es una utopía, vale?, un saludo
ResponderEliminarYo no espero ningún lider, pero no me importaría ser oveja en un rebaño en el que el pastor fuera un tipo que tras 27 años en la cárcel (veintisiete, año tras año, mes tras mes, semana tras semana, día tras día, hora tras hora...), los mejores de su vida, cuando sale y llega al poder, en lo que menos piensa es en tomar venganza.
ResponderEliminarYo veo a mi alrededor intentos de reabrir viejas heridas (ojo, no digo tumbas, que esas deben ser abiertas y reparadas las posibles injusticias), para tapar males actuales.
Ese es un tipo que merece ser seguido y no quien gana una pasta por el mero hecho de ser del partido de turno, sin haber dado golpe en su vida, o sin más mérito que haber sabido medrar.
También es una utopía.
Otro saludo.