El sheriff Matt Morgan (Kirk Douglas) ha jurado llevar ante la justicia al asesino de su esposa, una joven india. Su tarea se complica cuando se entera de que el padre del criminal es un viejo amigo suyo, el ganadero Craig Belden (Anthony Quinn). A pesar de todo, Morgan está decidido a arrestar al culpable y marcharse con él en el tren de las 9:00.
El guion adapta la historia Last Train from Gun Hill, original del guionista de series de radio y televisión Les Crutchfield. Según parece, los diálogos, o parte de ellos, fueron escritos por Dalton Trumbo, cuyo nombre no aparece por ninguna parte al estar incluído en la lista negra.
La esposa india del protagonista ha sido violada y asesinada y él buscará, no la simple venganza, sino la justicia, ya que su pretensión es entregar al asesino a los tribunales.
Con música de Dimitri Tiomkin y diseño de vestuario de Edit Head, asistimos a una historia que, mutatis mutandis, no es nueva en el cine, es más, hay unas cuantas películas que el cinéfilo recordará, con temática similar, pero que, como hizo con casi todas las películas que dirigió, John Sturges transforma lo que podría haber sido un relato rutinario y convencional, en algo interesante y único, con diálogos breves y certeros y algunas escenas y planos realmente memorables, apoyándose, en esta ocasión, en dos mitos de la pantalla que ofrecen al espectador un espectacular duelo en el más amplio sentido de la palabra.
Magnífica película. A mí me llama la atención, sobre todo, los recursos de los actores en esa época menos explícita. Sabes que ha habido una agresión, violación y asesinato pero todo se distingue en las miradas de los actores. El público en este caso no consume la violencia directamente. Traslada muy bien sentimientos contrapuestos: amistad frente a venganza (justicia), el amor de un padre frente al deber de entregarlo, la defensa de un hijo a ultranza... como muy bien dices sobrepasa lo rutinario y hay más de un duelo.
ResponderEliminarUn saludo
Da la impresión de que, a veces, en los tiempos que corren, se ha perdido la elegancia y el estilo a la hora de narrar.
EliminarUno de esos wésterns de marcado acento dramático.
ResponderEliminarEn efecto.
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