Ana (Iria del Río) cumple 30 años el día de Año Nuevo con la vida aún por resolver: vive en un piso compartido, no le gusta su trabajo, cambia a menudo de amigos... Óscar (Francesco Carril) cumple 30 años el día de Nochevieja con la vida casi resuelta: médico vocacional, amigos fieles y una relación que va y viene. Justo cuando los dos llegan a la treintena se conocen, se enamoran y comienzan una relación plagada de encuentros y desencuentros y otras vicisitudes varias que iremos siguiendo a lo largo de diez capítulos de 45 minutos. Cada uno de ellos se corresponde con una nochevieja, comenzando por la de 2015 y acabando en la de 2024.
Rodrigo Sorogoyen (As bestas, Antidisturbios...), junto con un grupo de realizadores y guionistas, desarrolla esta historia que pretende ser un retrato de la llamada generación milennial. Es cierto que con un relato que no profundiza demasiado en las historias paralelas y se centra principalmente en la pareja protagonista, es muy difícil hacer un perfil de toda una generación, nada menos, por ello habría que señalar que esta parejita proviene de un estrato bastante concreto: La clase media. Y al decir esto me refiero a la clase media por antonomasia, ni alta, ni baja, no se corresponden con familias ricas, pero se ve que no han pasado problemas económicos, ni siquiera los derivados de una asfixiante hipoteca, pero vamos, que si viven sin apreturas es merced a sus trabajos.
En general la serie resulta entretenida, con unos capítulos más interesantes que otros, algo que resulta bastante normal, tiene muchos detalles que demuestran la pericia y el arte de sus creadores. Se podrían citar muchos momentos y situaciones realmente logrados, yo recuerdo, por ejemplo, la cena de noche vieja con los padres de ella y la madre de él o el larguísimo plano secuencia del último capítulo, pero que, como digo, tiene muchos otros momentos que no cito para no resultar exhaustivo.
Hay quien le achaca, sobre todo en los primeros capítulos, una excesiva duración de las secuencias de sexo explícito, pero esas cosas van en gustos y yo pienso que están realizadas con cierto sentido artístico, sin renunciar a la mencionada explicitud, pero sin caer en lo chabacano.
Yo no se si está del todo bien recogido el sentir vital de estos jóvenes a los que representan los actores, hay cosas que sí, por ejemplo su desenvoltura con las tecnologías digitales, la falta de pereza para viajar por otros países, el dominio (al menos a cierto nivel) del inglés que les abre puertas en sus desplazamientos. Hay otras cosas en las que quizá no todos se vean reconocidos, sobre todo las conciertes a la extracción social de los protagonistas.
Por cierto, en algunos tramos, la dicción (otra vez), deja algo que desear, no se entera uno bien de lo que dicen (al menos yo), claro que tampoco tiene demasiada importancia, porque, salvo alguna excepción, los diálogos tampoco es que sean para estar pendiente de ellos.
A destacar también la banda sonora con temas de muchos de los cantantes y grupos más representativos de la música indie española de los últimos años.
Lo de la dicción es un fallo común en series españolas. Un beso
ResponderEliminarPor desgracia.
EliminarEstá bien, es verdad que es un poco irregular, hay capítulos mejores que otros, y también es cierto que se para en las secuencias de sexo que se realizan prácticamente en tiempo real.
ResponderEliminarTiene sus altibajos, pero bueno.
EliminarMe gustó la serie, sobre todo los capítulos dirigidos por Sorogoyen, aunque como ya apuntas, como retrato generacional se queda muy en la superficie.
ResponderEliminarSaludos.
Eso pienso yo también.
EliminarSi no recuerdo mal, ésta es la serie a la que se hace alusión en "Volveréis" de Jonás Trueba.
ResponderEliminarDesconozco ese detalle.
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