SANGRE EN INDOCHINA

 

Vietnam, 1954, al final de la época colonial francesa, cuando las guerrillas del Viet Minh estaban a punto de expulsar a los franceses. Una sección de infantería que ocupa un puesto de avanzadilla cercano a la frontera con Laos debe de retirarse de sus posiciones y atravesar más de un centenar de kilómetros de jungla ocupados por el enemigo. La sección está comandada por el teniente Torrens (Jacques Perrin) recién salido de la academia. Pero éste, con buen juicio, decide compartir sus decisiones de mando con el suboficial Willsdorff (Bruno Cremer), un alsaciano veterano de la Wehrmacht.

El grupo está compuesto por laosianos y dirigido por cuatro oficiales y suboficiales franceses. Debe llegar al puesto de Tao-Tsai, más al sur, para reunirse con la columna "Crève-cœur", que intenta abrirse camino hasta Dien Bien Phu. La sección, acosada por el hostigamiento continuo de los "viets", agotada por las marchas interminables, las duras privaciones y las fiebres extenuantes, sin embargo, continuará avanzando a través de la jungla inundada por las lluvias.

Coproducción franco-española, gracias a la participación del productor español Benito Perojo, aunque en ella únicamente aparece un intérprete español, el inolvidable Manolo Zarzo, en el papel del cabo de transmisiones Perrin.

Pierre Schoendoerffer adapta su propia novela y dirige este film de 1965. Schoendoerffer era un veterano de la Guerra de Indochina, donde estuvo como reportero del Service Cinématographique des Armées, siendo capturado por el Viet Minh tras la caída de Dien Bien Phu y enviado a un campo de reeducación, del que sería liberado cuatro meses después. 

Magnífica película bélica con una excepcional fotografía en blanco y negro de Raoul Coutard. Nada de los efectismo hollywoodenses, aquí se nos presentan las cosas muy cercanas a como realmente debieron suceder en parecidas circunstancias, al punto de que se aprecia cierto aire documental. Y es que ciertamente Schoendoerffer no solo vierte en la historia su experiencia sobre el terreno y el momento, sino que sabe hacerlo, mostrando la dureza de la situación, sin ser redundante, por medio de detalles que va dejando a lo largo de la narración: Las interferencias en las transmisiones, las ropas empapadas por la lluvia y el vadeo de cursos de agua, la comida en mal estado... Todo ello, así como la sencillez en los planteamientos y lo bien rodadas que están las escenas de combate con un enemigo prácticamente invisible, contribuyen a la sensación de realismo del film.

Una película poco conocida, de las que merece la pena ver y que nada tiene que envidiar a otras con mucho más nombre en el género.