El sheriff Wade Whitehouse (Nick Nolte) es un hombre gris y menospreciado por todos. Su vida cambia cuando se produce la muerte de un sindicalista en una partida de caza. Aunque la mayoría cree que se trata de un accidente, él está convencido de que se trata de un asesinato. Resolver el caso es la oportunidad que estaba esperando para demostrar su valía a su propio padre -un hombre dominante y alcohólico- y a sus vecinos.
El guión adapta una novela homónima del norteamericano Russell Banks que, lamentablemente, nos dejó a principios del presente 2023.
Aunque puede haber otras consideraciones, por ejemplo el relativo misterio alrededor de la muerte del sincalista o los turbio manejos sobre la compra de terrenos entre el rico del pueblo y el yerno del sindicalista muerto, la película es principlamente un relato psicológico sobre la vida llena de amargura del protagonsita, interpretado con gran intensidad y de manera angustiosa por un gran Nick Nolte que, para muchos críticos, encuenta aquí el papel de su vida, bien secundado, sobre todo por el veterano James Coburn (premiado con el Oscar como mejor secundario por este trabajo), como ese padre alcohólico y maltratador que destila odio por donde pasa.
El maltrato infantil y esa especie de círculo vicioso que se crea en quienes lo padecen que, en muchas ocasiones, se convierten, a su vez, en maltratadores por haber perdido la noción del amor que se les hurtó en su infancia, personas carentes de empatía, de trato difícil y violentas, ese es el asunto sobre el que Paul Schrader reflexiona en su película y el colapso mental en el que pueden acabar las personas que han padecido estas situaciones, por un lado víctimas y, por otro, plenamente conscientes de que están repitiendo con los más cercanos, lo mismo que ellos padecieron.
Una historia teñida de dolor a pesar de la monótona voz en off de Willen Dafoe con sus apuntes de psicología de sillón.
Paul Schrader (educado con la estricta mordaza calvinista), autor de guiones tan notables como los que sirvieron de base para YAKUZA, TAXI DRIVER y TORO SALVAJE, ha ido ganando peldaños en su aparentemente contradictoria filmografía como realizador hasta llegar a este impresionante, extraño y demoledor film. Imágenes congelantes describen el trayecto hacia la locura de un indivíduo atormentado, sin demasiadas defensas mentales (quiere ser un hombre bueno y quiere, además, amar, pero no sabe cómo hacer ninguna de las dos cosas). Este pobre hombre, harto de recibir órdenes, burlas y palos por doquier, harto de perder, se rebela finalmente contra su opresora cotidianeidad en un transgresor, devastador arrebato que le impulsa ciegamente hacia adelante. Magistrales Nick Nolte y James Coburn.
ResponderEliminarMordaza calvinista a la que pone en cierta solfa en alguno de sus films como "The Hardcore Life"
EliminarA mí esta película siempre me ha recordado un poco a "Fargo", de los Coen.
ResponderEliminarQuizá la ambientación (el paisaje nevado) y el hecho de que el protagonista sea el sheriff de un lugar pequeño. Sí, hay cosas que pueden traer a la memoria la película de los Coen.
Eliminar