EL IMPERIO DEL TERROR

 

Phenix, una ciudad de Alabama está casi completamente dominado por el crimen organizado, que adquiere cada vez más poder a través de la prostitución y el juego ilegal, dirigido sobre todo a los soldados destacados en Fort Benning. El joven abogado John Patterson (Richard Kiley), recién licenciado del ejército, intenta contribuir a resolver el problema animando a su padre Albert L. 'Pat' Patterson (John McIntire) para que presente su candidatura a Fiscal General del estado. El sindicato responde con una escalada de violencia.

Basado en hechos reales, se trata de un semidocumental del director Phil Karlson que cuenta la historia de aquellos que arriesgaron sus vidas para llevar ante la justicia al sindicato de matones y asesinos del pueblo.

Y es que en la ciudad de Phenix, la única industria que prospera es la que se dedica a la fabricación de tragaperras trucadas, dados cargados y barajas con sus cartas marcadas para que los croupiers puedan reconocerlas al tacto. Así ha sido durante generaciones y parece como si la mayoría de los habitantes, atrapados en el negocio del juego que les da de comer, se hubieran rendido a los rufianes que manejan los tugurios de la ciudad en la seguridad de que nada puede cambiar.

Los arriesgados ciudadanos que quieren cambiar las cosas, se enfrentan a un sistema en el que desde la policía hasta los dirigentes municipales, están comprados y miran para otro lado sin querer saber nada de la corrupta realidad que les rodea. Ellos seguirán adelante con su lucha, pero el envite les saldrá muy caro, se juegan sus propias vidas.

La película se rodó al año siguiente de que Albert Patterson fuera asesinado antes de poder tomar posesión del cargo de Fiscal del Estado, para el que había sido elegido, con lo que, en su momento, estuvo de plena actualidad. Prácticamente el primer cuarto de hora del film, transcurre en forma documental, un locutor nos presenta los hechos y entrevista a algunas personas que se vieron involucradas en los acontecimientos. A partir de ahí, viene una dramatización de los hechos reales, con algún pasaje más o menos inventado, que funciona muy bien como film noir, con una violencia inusitada y explícita que no siempre se muestra en pantalla en este tipo de films.