De regreso a su hogar, tras una ronda de vigilancia por la selva, George Adamson (Bill Travers) lleva a su mujer, Joy (Virginia McKenna), tres cachorros de león a cuya madre se ha visto forzado a matar. Pronto los animales van y vienen por la casa, sobre todo, la pequeña “Elsa”, que se convierte en la mascota más querida por la conservacionista Joy.
Basada en el libro escrito por la propia Joy Adamson sobre su experiencia criando a un cachorro de león llamado Elsa, el primer caso de un animal de esta especie criado de forma doméstica y reintegrado con éxito a la vida salvaje.
Elsa y sus dos hermanitos se han quedado huérfanos al tener que matar el guarda del parque a su madre por el peligro que suponía para los habitantes del lugar. Cuando se los lleva para cuidarlos de forma transitoria, hasta que que se los lleven al zoo de Rotterdam, ha transcurrido el tiempo suficiente para que Joy se encariñe de Elsa y su marido decide quedársela. Pero el momento que ambos sabían iba a llegar, está próximo, no es otro que la licencia de George como guarda del parque y el regreso del matrimonio a Inglaterra. Es evidente que deben separarse de Elsa y la solución más juiciosa es entregarla a un zoológico, pero Joy se niega: Nació libre y libre debe continuar su vida.
Dicho así resulta muy bonito, pero resulta que Elsa no está preparada para vivir por su cuenta, no sabe convivir con otros leones, ni sabe cómo cazar, algo indispensable para una leona que, además de dar cachorros al macho, es la encargada de suministrar la comida a la familia.
La película relata toda esa peripecia y cómo el matrimonio Adamson ha de ingeniárselas para, en poco tiempo, enseñar a Elsa a desenvolverse en libertad con garantías de éxito, a priori, una misión imposible.
El éxito del film radica en el realismo con el que es tratado el asunto que, sin dejar de lado lo entrañable de la historia y toda la parte inicial con los juegos y las travesuras de Elsa, no renuncia a presentar la verdad sobre la condición de la leona, un animal que, si ha de vivir en libertad, debe recuperar su instinto y aprender a matar.
Película familiar, que nos retrata una Kenya idílica y con las imágenes relativas a Elsa, su crecimiento y su relación con los humanos, magníficamente rodadas, supongo que a base de paciencia y de mucho profesionalismo.
Y, por supuesto, la música de John Barry, Oscar a la mejor banda sonora que, por cierto, fue omitida en su estreno en Reino unido porque no gustaba a los productores. A eso se le llama tener vista. El caso es que lo de menos es el Oscar, algo que ya sabemos cómo funciona, el verdadero valor de esta música es que hoy en día, cualquier recopilación musical de cine que se precie, incluye "Born Free" entre las melodías elegidas.
Oscar a la mejor canción que también obtuvo gracias a la interpretación que hace Matt Monro del tema principal. Una preciosa canción para una película, como digo, entrañable. Cine familiar bien hecho.
La vi en el cine cuando se estrenó, yo era pequeño y no veas la llorera. Eso sí, el recuerdo de la música ha quedado intacto.
ResponderEliminarJohn Barry dio con la tecla para conseguir uno de los grandes temas de la música de cine.
EliminarEn el cine, mostrar bebés y cachorros siempre resulta muy efectista.
ResponderEliminarTambién es cierto que, a veces, resulta complicado.
EliminarUna de esas películas que me trae muchos y lejanos recuerdos. La vi en su momento en el cine de mi barrio y juraría que fue un verano. Desconocía el detalle de los productores y su buen ojo...
ResponderEliminarSaludos!
Ya han pasado unos cuantos años, es cierto.
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