Un joven sacerdote, el padre Frances Chisholm (Gregory Peck) es enviado a China para establecer una parroquia católica entre los chinos no cristianos. Mientras Angus Mealey (Vincent Price), su amigo de la infancia, también sacerdote, continúa en Escocia progresando en su carrera dentro de la Iglesia, el padre Chisholm lucha. Encuentra hostilidad, aislamiento, enfermedad, pobreza y un mundo atrasado que le hacen sentir la humillación, pero lo impulsan con más decisión que nunca a triunfar. A lo largo de muchos años, gana aceptación entre los chinos y su congregación va creciendo gracias a su tranquila determinación, comprensión, paciencia y bondad.
El guión, de Nunnally Johnson y Joseph L. Mankiewicz, se basa en una novela del escritor y médico escocés A.J. Cronin, publicada en 1941, que narra la vida de un sacerdote escocés poco convencional, desde su infancia a su vejez, a lo largo de sesenta años, especialmente su etapa de misionero en China.
Dos caras opuestas de la Iglesia Católica, una representada por el futuro obispo Angus Mealey, que se acerca a los ricos para que financien sus sueños de grandeza, construír grandes templos, escuelas en las que enfocar de forma aprovechada el futuro de sus alumnos y conseguir muchos fieles, como si se tratara de una gran empresa que busca mejorar sus números o un partido político que persigue aumentar el número de afiliados. La otra, la que encarna el padre Chisholm que no entiende de nada eso, su misión es salvar almas y acercar el reino de Dios a los más desamparados, no quiere conversiones forzadas o interesadas que aumenten su grey y le hagan ganar enteros a ojos de sus superiores y cuando le ofrecen dinero o prebendas como agradecimiento a sus servicios, únicamente los acepta a beneficio de otros más necesitados.
La película también refleja una cierta tensión romántica entre la bellísima madre María (Rose Stradner) y el no menos guapetón padre Chisholm, ella es una mujer culta, de educación esmerada y proviene de una familia noble de Austria. De cualquier modo, el film no hace hincapié en esto ni se producen escenas equívocas, sino que todo lo que se pueda adivinar es producto de la imaginación del espectador, en este caso de la mía, quizá sin motivo.
Aún lejos de los tiempos en que la pederastia o los turbios manejos económicos vengan a ensombrecer, décadas más tarde, la imagen de la Iglesia, aquí vemos un retrato amable de ella, en un film de esos que ya no se llevan ahora y que es proclive a provocar el lagrimeo por lo emotivo de algunas de sus situaciones, como la despedida del padre Chisholm de la misión, o la revelación de la grandeza del padre que tiene el enviado episcopal al leer el diario del anciano sacerdote y que le lleva a descubrir a un personaje digno de veneración.
La película sirvió para el despegue definitivo del entonces principiante Gregory Peck, que estuvo nominado al Oscar por su interpretación del que era apenas su segundo papel protagonista.
No ha cambiado nada la película, creo que no la he visto aun.
ResponderEliminarAbracines utópicos.-
Parece que en algunas cosas, cuesta trabajo cambiar.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarAins había olvidado totalmente esta peli, la vi de pequeña, en algún ciclo de la tele que homenajeaba a Gregory Peck.
Gracias por la reseña y feliz finde.
La verdad es que el Sr. Peck está muy bien en esta peli.
ResponderEliminarDel novelista británico A. J. Cronin recuerdo también "La ciudadela", llevada a la gran pantalla en 1938 por King Vidor y de la que, años más tarde, la BBC realizaría una excelente versión televisiva.
ResponderEliminarEsa la tengo en la recámara.
EliminarNo conocía esta peli. ¡Ay! con lo que me gusta a mí Gregory Peck. La anoto.
ResponderEliminarSaludos!
Pues hace una magnífica interpretación en esta película.
EliminarCuesta imaginarse a ese actor como cura, y eso que no es de los que se encasillan en un tipo de papel.
ResponderEliminarY, sin embargo, su interpretación es absolutamente creíble.
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