El coronel Masters (Nigel Green), dirige un grupo de indeseables que trabajan como mercenarios para el ejército británico. Sus mandos están muy descontentos con sus actuaciones, no hace más que gastar dinero, material y devolver muertos a los oficiales que el ejército envía para supervisar sus acciones, así que están a punto de romper con él.
Se le encomienda una última misión, destruír los depósitos de combustible que las tropas nazis tienen en el norte de África, sin los cuales, Rommel no podrá llevar a cabo sus planes. El mando efectivo lo tendrá el capitán Cyril Leech (Nigel Davenport), uno de los hombres de Master, sin embargo, sobre el papel y de forma puramente teórica, pues es un hombre sin experiencia en combate, el mando recae en el capitán Douglas (Michael Caine), un ingeniero que trabaja para la British Petroleum y que ha sido movilizado para dirigir tareas de descarga de combustible. Desde el primer momento, se verá desbordado en esta misión en la que se harán pasar por miembros del ejército italiano.
La película fue rodada en tierras de Almería que pasaron a convertirse en el desierto del Sahara.
El veterano André De Toth, realizador del film, ya conocía Almería, pues había sido director de la segunda unidad de Lawrence de Arabia.
Además de conocidos secundarios británicos, de esos cuyas caras reconocemos en cuanto aparecen en pantalla, también intervino algún actor español como es el caso de Enrique Ávila, en el papel de uno de los mercenarios, un griego llamado Kalarides, o el torero y actor Rafael Albaicín, que hace un pequeño papel sin diálogos como jefe de la tribu nómada que se encuentran en un oasis.
Si quieren ver héroes, busquen otra película, aquí todos son villanos, la pandilla de delincuentes que conforman el comando, además son peligrosos y amorales. La guerra que nos presentan es la de la supervivencia, con situaciones límite, algunas escabrosas y violentas. Nada de caballerosidad, ni de jugar limpio y si les reprochas algo de sus actuaciones, te responderán, no sin razón, que ninguna guerra es limpia, todas son sucias y en ellas muere gente, así que de lo que se trata es de salvar el pellejo, porque si te pierdes en tonterías, vendrá otro que te llevará por delante, las heroicidades para quien las quiera.
Y para completar el panorama está la hipocresía de los mandos, a los que nada importa dejar vendidos a sus hombres, tan cínicos y falsos que, al final, simpatizas más con los despreciables miembros del comando que con sus superiores.
Todo ello para llegar a un final tan poco complaciente como la misma historia que hemos contemplado y en el medio, muertes salvajes, un intento de violación en grupo a una enfermera alemana y algo que llama la atención en una película de 1969, dos árabes, miembros del grupo, son homosexuales y aunque en la versión española, como no podía ser menos, pasan por hermanos, supongo que no colaría. Imagínense a dos jóvenes en edad militar haciéndose arrumacos, dándose besos, poniéndose ojitos y yendo de la mano, literalmente.
Sobre todo al principio, tiene algún pasaje con tono humorístico cargado de sarcasmo y en el mensaje del film hay algo de antibelicista, incluso contrario a la jerarquía que establece una institución como el ejército, con unas escenas de acción bastante espectaculares.
No recuerdo haber visto esta película, aunque el hecho de haberse rodado en Almería es todo un aliciente para mí.
ResponderEliminarEso y ver al bueno de Michael Caine que hace un digno papel.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarSe agradece la recomendación, sabia de ella pero no la había visto.
Saludos!
Está bastante entretenida.
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